Diario Literario

Diario literario 2023, diciembre (parte III): Arthur M. Wilson, Kazantzakis en China, solsticio de invierno

23/12/2023

Arthur M. Wilson. Fotografía de Guggenheim Memorial Foundation

Milán, sábado 16 de diciembre de 2023

Arthur M. Wilson

El profesor Wilson no solo es el autor del mejor libro que se haya escrito sobre Diderot, sino que, escribiendo sobre el escurridizo enciclopedista, nos ofrece una de las mejores visiones de lo que fue la Europa de “les Philosophes”. Su asombrosa erudición es la menos exhibicionista. Habla de la corte de Catalina con la misma naturalidad que nos refiere algunas de los breves del Papa Clemente XIII (“Todos los fieles, sin excepción, que estén en posesión de la mencionada obra –la Enciclopedia- están obligados a entregarlas a los obispos locales o a los Inquisidores de la fe o a sus vicarios, los cuales se ocuparán de quemarlas inmediatamente…”). Su prosa es impecable y entretenida, como la de los mejores biógrafos, que son los de lengua inglesa por lo menos desde que James Boswell escribiera la del doctor Samuel Johnson.

Nikos Kazantzakis

Milán, domingo 17 de diciembre de 2023

Con argentina modestia, Borges reconocía que “no darle el Premio Nobel a Borges es una tradición escandinava”. No era la única tradición, sin embargo. Iguales lo fueron no otorgar la distinción a Proust, Joyce o Musil. O a Nikos Kazantzakis, quien, por un voto, perdería ante Albert Camus, el cual, al enterarse, y con elegancia acostumbrada, le escribiría: “Usted lo merecía cien veces más que yo”. Kazantzakis fue un gran escritor siempre. Incluso en empresas menores, como su libro de viajes sobre Japón y China que, desde hace un par de días, leo en la versión italiana de la editorial Crocetti, Viaggi in Giappone e in Cina. Kazantzakis perteneció a la generación de “grandes viajeros del siglo XX, con compañeros de ruta como Kessel, Hemingway Koestler o Malraux. Ciudadanos extraterritoriales, víctimas de sus propias y cambiantes referencias ideológicas. Adictos a lo imprevisto, fueron todos amantes de la izquierda internacional, para terminar desengañados, como todo amante digno de ese nombre. Kazantzakis no era griego, era cretense, acostumbrados a ancestrales desplazamientos después de la inexplicada desaparición de cultura de los palacios. En 1957, ya gastado por la leucemia, retorna al Lejano Oriente, donde había estado en 1935, y escrito las páginas de este libro que reeditó, en forma impecable, la editorial milanesa. La China de 1935 es de las menos conocidas en la dilatada historia del legendario país. Fue uno de los años de la larga guerra civil entre los seguidores del Kuomitang, fundado por Sun Yat-sen, que contaba con el apoyo de algunos países europeos, y los del Komitern dependientes de Moscú. Su gobernante para ese entonces, para llamarlo de alguna manera, era el fallido general Chang Kai-shek, la elección occidental para enterrar definitivamente el milenario imperio y fundar una democracia desconocida en esas lejanías. La carrera de Chiang es una ininterrumpida suma de errores. El no menor fue aspirar a erradicar del inconsciente colectivo la milenaria tradición imperial. A la que se refiere Bertolucci en El último emperador. Después miles de años de imperio, la psique de los ciudadanos chinos había incorporado a su genoma la idea de una gobernante absoluto y absolutista. Algo que Mao nunca perdería de vista.

Fotografía de JACK GUEZ | AFP

Milán, lunes 18 de diciembre de 2023 

Ahora, de la manera más dolorosa, me explico cómo los nazis acometieron diversos genocidios de la manera más impune. El resto de los países europeos, lo mismo que los Estados Unidos, recibían las noticias con la mayor indiferencia. El genocidio, al parecer, tiene que ocurrir dentro de las fronteras patrias para que la opinión se escandalice. No ocurrió otra cosa con los armenios diezmados por Turquía. Total, eso no nos ocurre a nosotros, blancos y cristianos, sino a los gitanos, judíos y armenios. Y ahora a los “árabes”, la nueva raza maldita de Occidente. Y, de todos ellos, a los más preparados, a los más lúcidos y odiados, que son los palestinos. En este caso, las viejas víctimas son los nuevos verdugos. Los judíos, infortunados especialistas en ser perseguidos, se han transformado en “afortunados” especialistas en persecuciones. La “solución final”, de la cual sobrevivieron a duras penas, parecen aplicársela ahora a sus obligados vecinos desde 1949. A la prensa internacional le resulta cada más incómodo dar a conocer el número de víctimas del genocidio y, sobre todo, los grupos etarios, la mayoría menores de edad, o género, casi siempre mujeres. Unos y otras, la garantía de sobrevivencia de cualquier pueblo. Al día de hoy son más de veinte mil los muertos en menos de dos meses y más de dos millones de desplazados, de gente echada a la calle con el destino común de los campos de concentración, tan infames ahora como siempre. Hamas es una excusa para el exterminio. Una excusa en cuyo origen está la torva mentalidad de los servicios de información del gobierno israelita. Los mismos que estimularon la fundación del grupo y lo han armado de manera consecuente. La solución de esta guerra entre terroristas no es fácil. La más razonable es la creación de dos estados. La misma a la cual habían llegado en una oportunidad israelíes y palestinos, antes de que el fanático hebreo, en señal de protesta por el acuerdo, asesinara de manera vil a su propio primer ministro. Ahora, como señala el Washington Post, las fuerzas armadas israelíes que sostenían que iban a destruir Hamas, lo que quieren, en realidad, es destruir Gaza.

Milán, miércoles 20 de diciembre de 2023

Kazantzakis en China y Japon

Sigo disfrutando el placer del texto que me produce la inesperada lectura (me lo encontré al azar en una estantería de la Biblioteca de Milán de mi vecindario) de Viaggi in Giappone e in Cina, de Nikos Kazantzakis. El escritor y poeta cretense nunca decepciona, ni siquiera en cine. Mucho menos en teatro. Suya es una extraordinaria pieza dedicada al emperador Juliano el apostata, que conocí en la versión de su esforzado traductor al castellano, el profesor Miguel Castillo Didier. No sé si estos Viajes los habrá traducido. Si no lo ha hecho, debería. Es una verdadera delicia su lectura. Escrito en una de las prosas más poéticas que he leído desde Virginia Woolf, nos acerca a los últimos días de la China Milenaria. Fue publicado en 1935, dos años antes de la invasión japonesa, que lo cambió todo hasta terminar sepultando la vieja China en los escombros ideológicos de la Segunda Guerra Mundial.

Milán, jueves 21 de diciembre de 2023

Solsticio de invierno

Hoy es el día más corto y la noche más larga del año en los países de este hemisferio. Para mí, sin embargo, ha sido el más luminoso de los días, con la noticia, que me comunicara mi buen amigo Guillaume D’Angerville, de que la editorial Conférence, distribuida por Belles Lettres, se va a encargar de la publicación, en Francia, de mi nuevo libro de poesías, Flota el tiempo, traducido de manera impecable, como Le temps suspendu, por Philippe Desshomes, el mismo que se ha ocupado de poner a Ramos Sucre en francés. Por otra parte, Conférence ya había publicado, hace dos años, mi Exilios, en la versión ajustada de Idoli Castro, especialista en el poeta español Donisio Cañas y, desde el año pasado, Vice-Rectora de la Universidad de Lyon. Le temps suspendu estará en las librerías en septiembre de 2024, bastante antes de que aparezca su eventual edición castellana por parte de Pre-textos, mi querida editorial en España desde 2012. Este solsticio de invierno, con esta noticia, se ha convertido en el más espléndido día de verano.

Milán, viernes 22 de diciembre de 2023 

Este será el tercer año consecutivo fuera del país natal para Navidad. La misma suerte de millones de compatriotas. Es lamentable, especialmente porque, con las de Nueva York, las mejores navidades eran las nuestras, en Valencia, Margarita o Caracas. No me quejo, no obstante. Ninguno de los miembros más cercanos de mi familia sigue en Venezuela, y aquí, en Milán, estoy acompañado por la hija y el nieto. El arte de perder no es difícil de dominar, decía una poeta norteamericana, quien había perdido mucho más que yo. No sé cómo estará el tiempo en la geografía original. En esta planicie del Po difícilmente puede ser mejor. Altísimos cielos azules, envueltos en la más líquida de las luces, con sus aromas a nieve pura de las cumbres y el resplandor de un todavía joven sol a pesar de lo avanzado del año. Como se sabe, la incerteza es el signo de los desterrados. No tengo idea de cuántas navidades todavía me esperan en esta situación, aunque sospecho que muchas. Buon natale a los amigos que todavía leen estos nostálgicos diarios literarios.


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