Actualidad

¿De qué hablamos los periodistas deportivos cuando no hay deportes?

Fenway Park, el estadio de los Medias Rojas de Boston, el día de lo que hubiese sido la apertura de la temporada de beisbol, el 2 de abril de 2020. Fotografía de Maddie Meyer | Getty Images | AFP.

05/04/2020

No odio a los fanáticos. Pero cuando trabajas en la fuente deportiva, lo que menos deseas es encontrarte con alguien que rete tus conocimientos con preguntas sobre récords y marcas. Menos aún a los que viven haciendo rankings: ¿Messi o Cristiano? ¿Yanquis o Boston? ¿Senna o Prost? ¿Jordan o Lebron? 

En los encuentros con estudiantes que deseaban especializarse en periodismo deportivo, advertía que no existe eso de “periodista deportivo”. Uno es periodista a secas. Lo ideal es aprender algo más que llevar un boxscore. En lugar de memorizar datos, la clave está en manejar los estilos periodísticos. Al menos eso creo.

Al deporte siempre lo he visto como un pasatiempo, no como un asunto de vida o muerte, probablemente porque, al conocer a los protagonistas –tan humanos como cualquiera– se pierde el endiosamiento infantil. No obstante, entender el carácter lúdico de la fuente no riñe con su cobertura profesional. Richard Ford lo avisa en su libro de ficción El periodista deportivo: “Si hay otra cosa que se puede aprender del periodismo deportivo, es que en la vida no hay nada trascendental. Las cosas siempre vienen y van, y esa es la ley de la vida”. 

Normalizar la ausencia

El coronavirus demostró que podemos vivir sin deportes. Los extrañamos, pero no tanto como a los besos y los abrazos. Es más, la pandemia evidenció el carácter mercantilista de la industria. Que la economía haya estado por encima de la salud es un error imperdonable. Y en algunas disciplinas, ya se escuchan voces disidentes. “Desde hace mucho, los salarios de los jugadores y el precio de los traspasos han tenido una evolución malsana”, analizó hace pocos días, Karlheinz Rummenigge, presidente del Consejo Directivo del FC Bayern y exdelantero de la selección alemana. Estamos viendo las primeras consecuencias de ver a la verdadera Matrix. 

En esa relación, también “malsana”, entre deporte y fanatismo, el periodismo deportivo se encuentra herido y estancado. Muchos profesionales, a medida que envejecen, son despedidos de los grandes medios. Nada como un rostro joven y atractivo para sumar audiencia, creen los dueños del negocio. Además, la proliferación de canales de nicho en línea o streaming (dedicados solo a los deportes de combate, tenis, fútbol americano, etc.) y el boom de las aplicaciones han trastornado el mercado. 

“Internet y sus aplicaciones han deshecho ese negocio. Como puede atestiguar cualquier jefe de familia, la audiencia ya no se reúne en las mismas concentraciones. La mayoría de los hogares tienen pantallas múltiples y las noticias se absorben a medida que ocurren. (…) Al mismo tiempo, la tecnología ha desgarrado los dos negocios –publicidad y noticias–, que solían estar unidos por el artefacto físico del periódico. Una vez, aquellos que querían encontrar una casa, un trabajo o un automóvil, tuvieron que comprar un periódico para leer los clasificados. Ahora, es más barato y más eficiente publicitar y buscar en línea, sin necesidad de pagar a un solo periodista”, se lee en The Guardian

Y el medio británico advierte que la web no es una solución: “Los editores y las emisoras se han mudado al trabajo en línea, pero el modelo publicitario falla. Los anuncios en sitios web generan una fracción de la cantidad que se solía cobrar por el equivalente en un periódico o durante un descanso de la programación”.

Para mantenerse vigentes, periódicos de grandes redacciones, como Marca, As, La Gazzetta dello Sport o L’Équipe, añaden páginas sobre el coronavirus y su impacto. El medio italiano, a falta de coberturas en el estadio, dedicó una sección para contar cómo evolucionan los jugadores que dieron positivo al Covid-19. Mientras que As y Marca, siguen minuto a minuto las cancelaciones de las competencias deportivas, en la web, como si se tratara de un partido.

¿El cambio?

Los periodistas están usando sus redes sociales para charlar con los fanáticos en directo o para entrevistar a atletas. Incluso algunos jugadores están revelando su talento para conversar con sus colegas, como el vinotinto Ricardo David Páez. Otros, como Fernando Aristeguieta o Ricardo Andreutti avisan que tienen tinta en sus plumas para acercar sus vivencias al público. ¿Indicios de un camino a seguir en un mercado tan particular como el venezolano?

The Athletic, un medio que usa experiencias como las de Páez, Aristeguieta o Andreutti para conquistar a un nuevo público, podría ser una buena noticia en esta incertidumbre. En 2019 llegó a 500,000 suscriptores (cuesta 10 dólares al mes o 48 dólares por el año completo). Es un modelo que no depende de la publicidad. Esta compañía de medios digitales deportivos está valorada en 500 millones de dólares, según la última ronda de negocios. Sin embargo, no está claro cómo es su músculo financiero ni cuánto durará. En todo caso, su economía estará a prueba como nunca antes, ahora que todas las competencias se detuvieron.

¿Cuál es la diferencia de este medio con respecto a sus similares? “El valor diferencial se basa en una amplia cobertura de deporte en texto, vídeo y audioapostando en muchas ocasiones por el formato largo, los reportajes de interés humano y los enfoques originales, alejándose del resultadismo y huyendo de la moda del clickbait en medios deportivos”, dice la página Laboratorio de Periodismo. Aún así, este modelo suma poco más de 50 periodistas.

La receta no es nueva. Este no es el primero ni el único experimento que ha apostado por contenidos de largo aliento. Como exdirector de Líder, medio que intentó esa misma fórmula por 10 años, puedo asegurar que el modelo de pago para leer contenido exclusivamente deportivo, está muy lejos de ser una opción rentable en Venezuela, por no decir en Latinoamérica. Las razones van desde las prioidades económicas del ciudadano (mucho más ahora) hasta las particularidades del mercado.

En Venezuela, el interés por las competencias internacionales (NBA, MLB, NFL, Ligas europeas, Champions League, etc), marca la agenda de noticias. Los eventos más populares, como la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, o la Liga de Baloncesto, no guardan relación con la lectoría; es decir, que la gente vaya al estadio no significa que al día siguiente comprará un periódico o que utilizará la web y apps como segundas pantallas. Voy más allá. Las estadísticas que en su momento manejé con departamentos de mercadeo, nos indicaban que poco mas del 50% de los compradores de Meridiano, de lejos el diario más popular del país, lo hacían exclusivamente por deporte. El resto de lectores buscaba otra información (farándula, lotería y datos hípicos, por ejemplo).

Esta realidad nos obliga a preguntarnos cuál es el futuro del periodismo deportivo en Venezuela. ¿Qué puede ofrecer el periodista de la fuente que ya no exista? Y la irremediable pregunta fatalista: ¿Lo que hacemos realmente le interesa al público? 

Richard Ford, a quien citábamos anteriormente, tiene otra gran frase en su libro: “La verdad es que no tenía nada más que escribir y no me da vergüenza confesarlo. Si hubiera más escritores que lo reconocieran, el mundo se ahorraría un montón de libros malos”. Si cambiamos “escritores” por periodistas, y libros por “medios de comunicación deportivos”, hoy llegaríamos a la misma conclusión.


ARTÍCULOS MÁS RECIENTES DEL AUTOR

Suscríbete al boletín

No te pierdas la información más importante de PRODAVINCI en tu buzón de correo