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De la reconversión monetaria de 2008 a la del 2018

28/03/2018

A diez años del proceso de reconversión monetaria de 2008, el presidente Maduro anunció una nueva reconversión que se basará en la eliminación de tres ceros al valor nominal del “bolívar fuerte” y la utilización de un nuevo nombre: el “bolívar soberano”. La decisión implica, por lo tanto, la sustitución del actual cono monetario.

La reconversión monetaria es una medida típica en economías inflacionarias o hiperinflacionarias, como en el caso de la Alemania de la posguerra en 1948, de la Francia en 1959, y de países en América Latina como Brasil, Bolivia o Argentina en diversos momentos durante varias décadas. En el caso de Venezuela también es el reconocimiento explícito de unos niveles históricos de (hiper)inflación, cuyos indicadores no han sido divulgados oficialmente desde diciembre de 2015.

Sin embargo, una reconversión monetaria, en un proceso hiperinflacionario que no vaya acompañada de otras medidas de reforma económica, en realidad no solventará la crisis.

La reconversión monetaria de 2008

La reconversión monetaria de 2008 fue anunciada en febrero de 2007, mes en el que la inflación mensual fue de 1,37 % y la interanual, febrero 2007/febrero 2006, fue de 20,44 %. La reconversión monetaria de 2008 implicó la reexpresión de la unidad del sistema monetario venezolano, el bolívar, al dividir su valor facial entre 1.000. Esto supuso la emisión de nuevos billetes y monedas y el uso de una nueva denominación: el “bolívar fuerte”.

La implementación de la reconversión se realizó a partir del Decreto-Ley de Reconversión Monetaria, dictado bajo la vigencia de una de las varias Leyes Habilitantes que la Asamblea Nacional aprobó a favor del entonces presidente Chávez (Gaceta Oficial N° 38.638 del 6 de marzo de 2007) y a través de cuatro Resoluciones del BCV sobre (i) la reexpresión monetaria y el “redondeo”, (ii) los cheques, (iii) los aspectos comunicacionales de la reconversión y (iv) la reexpresión de obligaciones y la doble expresión de precios.

La reexpresión de la moneda se haría efectiva a partir del 1 de enero de 2008. Es decir, transcurrieron casi nueve meses desde el momento en que dictó el Decreto-Ley de Reconversión Monetaria y el inicio efectivo del proceso de reconversión.

A través de una nota de prensa del 14 de marzo de 2007 , el BCV informó que “durante al menos seis meses, contados desde el inicio del próximo año, circularán simultáneamente los bolívares actuales y los bolívares fuertes. Luego de finalizada esta etapa de transición, se mantendrá por todo el tiempo necesario el canje, de manera que el público pueda acudir a las instituciones financieras y al propio BCV a cambiar las viejas especies monetarias por las nuevas”. Sin embargo, la coexistencia de monedas se prolongó varios años porque, tal y como el mismo BCV informó mediante Aviso Oficial del 13 de diciembre de 2011, “hasta el 31 de diciembre de 2011, inclusive, podrán circular los billetes y monedas metálicas del viejo cono monetario, de conformidad con lo previsto en la Resolución N° 11-05-01 del 31 de mayo 2011. Por tanto, desde el 1° de enero de 2012, las monedas metálicas y los billetes de la anterior familia no tendrán poder liberatorio”.

Es decir, en diciembre de 2007 había en circulación 6.944,3 millones de monedas y billetes del cono monetario de bolívares que saldría de circulación. Por ejemplo, hasta el 16 de mayo de 2008, cinco meses después de comenzar la reconversión, se había logrado sacar de circulación 84% de los billetes viejos y poner a circular 900 millones de nuevos billetes.

Al momento de anunciar la reconversión monetaria de 2008, el para entonces presidente Chávez señaló que la medida daría “mayor eficiencia al sistema de pagos en el país, consolidará la confianza en la moneda nacional y producirá efectos psicológicos positivos en las expectativas de las personas”. Por eso, la reconversión monetaria de 2008 no sólo supuso que se prometieran objetivos irrealizables, sino que luego, en la realidad, los efectos del proceso mostraron que la reconversión de 2008 fue un fracaso, pues la inflación siguió aumentando de manera progresiva, lo que indica que se fue perdiendo cada vez más confianza en el “bolívar fuerte”.

La reconversión monetaria de 2018: ¿fracaso anunciado?

El presidente Nicolás Maduro anunció que había “tomado la decisión de firmar, anunciar y activar una reconversión monetaria necesaria para la economía venezolana. He decidido reducir tres ceros a la moneda”. En consecuencia, el nuevo cono monetario incluirá billetes equivalentes a 2, 5, 20, 50, 100, 200 y 500 bolívares soberanos, junto con monedas equivalentes a 1 y 0,50 bolívares soberanos.

El régimen general de la reconversión ha sido dictado mediante el Decreto Presidencial N° 3.332, publicado en la Gaceta Oficial N° 41.366 del 22 de marzo de 2018. Este texto es prácticamente una copia al carbón del Decreto-Ley de Reconversión Monetaria de 2007. Este régimen de la reconversión de 2018 se pretende implementar mediante un Decreto Presidencial, aunque se trata de una materia que la Constitución reserva a la ley en el numeral 11 del artículo 132. Sin embargo, en este momento no hay una Ley Habilitante a favor del presidente, la Asamblea Nacional ha sido despojada de sus facultades constitucionales para dictar leyes y la Asamblea Nacional Constituyente no es un órgano facultado en materia legislativa.

Para febrero de 2018, circulaban 18.941,5 millones de monedas y billetes del cono monetario de bolívares fuertes y, según el Decreto Presidencial N° 3.332, quedarán desmonetizados a partir del 4 de junio de 2018. Es decir, en poco más de dos meses, se pretende sacar de circulación 2,7 veces más de monedas y billetes de las que se sacaron de circulación en casi todo el 2008 –e incluso hasta 2011-.

En cuanto al costo de emisión del nuevo cono monetario, el diputado José Guerra estima que el BCV va a gastar alrededor de USD 20 millones para su impresión. Además, se deben considerar los costos operativos para distribuir el nuevo cono monetario y recoger el desmonetizado, además de todas las dificultades que se les generarán a los venezolanos que ya de por sí sufren las consecuencias de una fuerte escasez de monedas y billetes.

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La reconversión monetaria no tendrá impacto en el proceso hiperinflacionario que enfrenta el país. Sólo será un cambio cosmético, mientras que el problema de fondo se mantendrá. Si bien la reconversión es la aceptación por parte del Gobierno de la hiperinflación, esto no vaticina la implementación de las medidas que se requieren para detener esta bola de nieve que está creciendo vertiginosamente.

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