Fotografía de RONALDO SCHEMIDT | AFP
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En medio de la hiperinflación que estalló a finales de 2017, los venezolanos utilizaron el dólar para fijar precios. Luego lo emplearon para pagar en comercios mediante efectivo o plataformas electrónicas como Zelle. Posteriormente, a inicios de 2020, la banca comenzó a guardar billetes verdinegros como en el lejano Oeste, con un servicio de custodia. Ahora arranca una nueva etapa, con entidades financieras ofreciendo alternativas para movilizar el dinero. A fin de ampliar el menú, evalúan opciones de interconexión para permitir transferencias y pagos de un banco a otro.
Formalmente la moneda venezolana sigue siendo el bolívar, pero avanza una dolarización de facto. Similar a la que ocurrió a mediados de los años noventa en países como Perú y Bolivia, donde la hiperinflación desquició la economía. Estudios del Fondo Monetario Internacional demuestran que un paso crucial para la profundización de la dolarización de facto es que al menos la mitad de los depósitos y créditos del sistema financiero estén en dólares. La banca venezolana abrió la puerta.
Bajo el paraguas de la norma vigente, el Convenio Cambiario 1, la mayoría de los bancos venezolanos ya ofrecen a particulares y empresas cuentas en dólares con servicios más amplios que la custodia. Por ejemplo, un grupo de entidades financieras tienen cuentas que permiten transferir y efectuar pagos a través de internet o el teléfono celular a clientes del mismo banco, que también tengan cuenta en moneda extranjera.
Otros bancos, principalmente pequeños, flexibles y dispuestos a arriesgar para ganar cuota de mercado, como Bancamiga, ofrecen un menú variado: cuentas en dólares con tarjetas de débito que funcionan para pagar en cualquier comercio del país y del exterior. Retiro de efectivo en cajeros automáticos de otros países y transferencias de dólares desde una cuenta en Venezuela a una cuenta de otro banco en el extranjero y viceversa. Además, en breve, habrá tarjetas prepagadas para compras por internet en plataformas como Amazon o Netflix.
El trasfondo
Las cuentas en dólares con tarjetas de débito permiten pagar en cualquier establecimiento del país mediante un sistema donde al cliente se le debitan dólares, pero el comercio recibe bolívares. Cuando el comercio y el cliente tienen cuenta en el mismo banco, la operación es solo en divisas.
Si bien las sanciones de Estados Unidos hicieron que la mayoría de los grandes bancos norteamericanos y europeos dejaran de servir de puente para transferir fondos desde Venezuela, pequeñas entidades financieras como Andcapital Bank, Facebank y Compass Bank están actuando como corresponsales de bancos en el país.
Bancos venezolanos evalúan utilizar sus sucursales en el exterior como puente para ofrecer transferencias, pero por ahora priva la prudencia. “Si un organismo o persona sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos hace una operación a través de nuestra sucursal en el exterior seríamos multados”, dice el vicepresidente de un banco.
Para alimentar las cuentas en dólares los clientes utilizan depósitos en efectivo, transferencias que reciben de clientes del mismo banco y mesas de cambio donde empresas y particulares se compran y venden divisas entre sí desde montos tan bajos como diez dólares.
Alberto Camardiel, director de medios de pago de Bancamiga, afirma que “seguramente vendrá más flexibilización respecto a la dolarización. Tal vez hay personas que no confían porque vivieron el control de cambio por 17 años pero hay una generación que está creciendo y entenderá que este va a ser el futuro de la banca en Venezuela”.
A través de una alianza con Advanced Mobile Payment, Bancamiga ha distribuido 50 mil puntos de venta en el país que permiten pagos en dólares. “Hemos ganado cuota de mercado, a lo mejor una organización pequeña puede hacer cambios de forma más rápida que una organización más burocrática”, dice Alberto Camardiel.
La interconexión
Un elemento clave para que el dólar siga ganando terreno en la economía formal es que los bancos puedan interconectarse para que, al igual que funciona con el bolívar, empresas y particulares se transfieran divisas de un banco a otro.
Esto requiere que el Banco Central de Venezuela cree una cámara de compensación para las transacciones en divisas, pero las sanciones de Estados Unidos le impiden dar este paso porque las operaciones en dólares que pasen por sus sistemas serían penalizadas.
El gobierno contempla alternativas. Fuentes del Banco Central explican que actualmente se trabaja con la banca para crear un sistema de intercambio de información en tiempo real, a fin de que las transferencias de dinero de un banco a otro se concreten en pocos minutos. El detalle clave es que esta plataforma es multimoneda y deja abierta la posibilidad de emplearla, por ejemplo, con euros o yuanes.
Otra alternativa en gestación para la interconexión es que distintos bancos están realizando pruebas para crear una pequeña cámara de compensación entre ellos, algo que marcha lentamente mientras se pone a tono el sistema.
La dolarización de facto, en la que el dólar gana peso en la economía pero convive con una moneda que el Banco Central continúa emitiendo, como es el caso del bolívar, genera impactos en distintos frentes que actualmente están en evaluación por asesores del gobierno.
En la lista de consideraciones destaca que el Banco Central solo controla la fracción en bolívares de la cantidad de dinero en la economía y por tanto la herramienta de la política monetaria pierde efectividad.
No obstante, las cuentas en dólares podrían facilitar el ingreso al país de divisas que los venezolanos tienen depositadas en bancos del exterior, ayudar a preservar el valor de los depósitos en el sistema financiero y elevar la intermediación mediante la entrega de créditos en dólares.
Los depósitos
Las cifras de la Superintendencia de Bancos indican que al cierre de julio los dólares depositados en la banca suman 713 millones de dólares, de los cuales 586 millones están colocados en cuentas que se rigen bajo el antiguo convenio cambiario 20 y 127 millones bajo el convenio 1, de libre convertibilidad.
Fuentes financieras explican que los dólares que permanecen bajo el convenio cambiario 20 mayoritariamente pertenecen a personas investigadas por el Ministerio Público que no pueden movilizar el dinero o casos de manejos poco transparentes durante la época en que Pdvsa y el Ministerio de Finanzas colocaron bonos en divisas.
Entre estos casos se encuentran empresas que en la época del control de cambio, cuando Pdvsa vendió bonos en dólares y estableció un límite al monto que podía comprar cada empresa y cada particular, incluyeron órdenes a nombre de sus trabajadores a fin de burlar el límite.
De resto, todo el dinero que permanecía colocado en cuentas convenio 20 fue transferido a cuentas que tienen libre convertibilidad.
El avance
De acuerdo con la proyección de Datanálisis al cierre de julio de este año, 61,3% de las transacciones comerciales en Venezuela se hacían en dólares, 36,1% en bolívares y 2,6% en otras divisas. El 59,4% de los pagos en dólares eran en efectivo, 25,3% mediante Zelle u otras plataformas y 14,8% mediante tarjetas extranjeras, es decir, las cuentas y facilidades que comienza a ofrecer la banca venezolana tienen un amplio mercado si logran reducir el uso del efectivo y las plataformas electrónicas.
Otro aspecto a considerar es que 46% de los venezolanos tiene acceso a divisas a través de remesas, ahorros en el exterior o pagos que reciben por sus trabajos. Pero hay una diferencia grande: de este porcentaje el 5,8% dispone, en promedio, de 1.073 dólares mensuales para sus gastos en el país; 36% de 282 dólares y 4,4% de 137 dólares.
Las remesas
Golpeados por el hundimiento de la economía, la cual acumula seis años en recesión y una hiperinflación que evaporó el salario, cuatro millones de venezolanos han emigrado al exterior y envían remesas a sus familiares.
Según Datanálisis, en 2019 las remesas sumaron 2 mil millones de dólares y este año caerán a una cifra cercana a 1.400 millones por el impacto del coronavirus. Buena parte de las remesas fluye a través de la compra y venta de dólares entre particulares o mediante canales informales.
Empresas tecnofinancieras, que utilizan la tecnología para brindar servicios que tradicionalmente solo ofrecía la banca, intentan morder este mercado. Básicamente quien envía una remesa por esta vía asocia una cuenta bancaria y transfiere los dólares. En Venezuela, agentes autorizados compran las divisas y depositan bolívares al receptor.
Pero comienza a gestarse otro tipo de servicio. Hugo Padilla, director de Mercadolar, una tecnofinanciera que permite enviar remesas desde Estados Unidos, explica que “estamos trabajando en alianzas con bancos locales para que las personas puedan recibir sus remesas en dólares. Además, queremos ampliar el servicio a los venezolanos que están en Suramérica y Europa”.
Turbulencia y encaje
La dolarización parcial ha aumentado la desigualdad, porque quienes tienen ingresos o ahorros en dólares sufren menos por la devaluación del bolívar, la cual se traduce en incrementos en el precio de una amplia gama de productos básicos y servicios como consultas médicas o reparación de vehículos.
Datanálisis indica que 53,8% de la población no tiene acceso a divisas y depende exclusivamente de salarios en bolívares y los bonos que reparte el gobierno de forma aleatoria. Este segmento de la población es el que ha sentido con mayor fuerza la última escalada del dólar.
El 17 de septiembre el Banco Central redujo en 30 billones de bolívares la cantidad de recursos que la banca puede destinar al crédito, dando inicio a una cadena conocida: empresas utilizan el dinero del crédito para pagar a un proveedor que inmediatamente compra dólares.
Si bien los 30 billones no han ido del todo al crédito, porque los bancos destinaron 19 billones para cubrir el déficit que tenían por no cumplir adecuadamente con la cantidad de dinero que deben dejar inmovilizado, el movimiento del Banco Central aumentó la demanda de dólares.
El resultado es que entre el 17 y el 30 de septiembre el dólar acumuló un salto de 20% en el mercado paralelo y de 16% en el mercado oficial.
Un elemento clave es que, aparte del crédito, el gobierno también inyecta bolívares a través del gasto público; por ejemplo, reparte bonos que la población gasta en comercios y, rápidamente, los comerciantes buscan cambiar los bolívares a dólares.
Analistas esperan que, en lo que resta de año, la administración de Nicolás Maduro aumente el gasto en medio de la campaña electoral previa a las elecciones legislativas de diciembre. Al tomar en cuenta este factor, Ecoanalítica contempla como escenario principal que la cotización del dólar cerrará este año en el mercado paralelo entre 900 mil y un millón de bolívares.
Víctor Salmerón
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