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Al Kaline dejó su huella en Miguel Cabrera

“Al Kaline siempre me hizo sentir como su hijo", ha dicho Miguel Cabrera (izquierda).

07/05/2022

La mañana siguiente al hit 2.999, Miguel Cabrera conversó muy relajado en el clubhouse. El tema, por supuesto, era el hit que estaba por conectar, su expectativa para cuando ocurriera, lo que significaba igualar en imparables a Roberto Clemente. Era una conversación en inglés con los medios de Detroit, y respondía entusiasmado valorando el legado del Cometa de Carolina.

En la lista histórica, el siguiente era Al Kaline, y también le preguntaron por él.

El tono de Miguel Cambió. Recordó que Al Kaline siempre le dijo que él iba a conectar 3 mil hits, animándolo a continuar, a divertirse en el juego. “Lo voy a extrañar cuando dé el hit”, dijo con la voz quebrada. Al menos a mí me sorprendió verlo tan conmovido.

Los unió una amistad entrañable. Decenas de fotografías reflejan el gran cariño que se profesaron. Al terminar el juego en el que dio los hits 3.000 y 3.001, volvió a recordarlo con palabras de agradecimiento.

Al Kaline y Miguel Cabrera celebran en el banquillo después de que los Tigres ganaran 8-1 contra los Yankees de Nueva York durante el cuarto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana en Comerica Park el 18 de octubre de 2012. Fotografía de León Halip | Getty Images | AFP.

Al Kaline está presente en Miguel, en su memoria y en su corazón. Quedó claro en los momentos previos y posteriores a concretar su proeza y al dejarlo atrás.

Cuando murió, el 6 de abril de 2020, Miguel Cabrera publicó en su cuenta de Instagram: “Sr. Kaline, usted siempre estará en un lugar especial en nuestra familia, usted fue uno de los mejores seres humanos que he conocido en mi vida. Voy a extrañar esas charlas de béisbol”.

Así como permanece vivo en el recuerdo de su aventajado discípulo, en el clubhpuse del Comerica Park está su locker; su jersey con el número 6 está colgado, impecable. Sobrecoge. Parada en ese lugar entendí a la perfección por qué los llaman “inmortales”, por qué es que no se van. La huella del “Mr. Tiger” es imperecedera. En los pasos de Miguel Cabrera hay un poco de Al Kaline.

El jueves 5 de mayo, en el Minute Maid Park de Houston, Miguel Cabrera despachó un trío de hits pata alcanzar y dejar atrás a esa enorme figura de los Tigres de Detroit.

“Al Kaline siempre me hizo sentir como su hijo. Estoy muy orgulloso de poder llamarlo mi amigo”, dijo después del juego.

Louise Kaline, a nombre de la familia, publicó un comunicado expresando su alegría porque Miguel Cabrera haya dejado atrás a su esposo: “Siempre dijo que Miguel era el más grande bateador que había visto. Sé que sería el primero en felicitar a su amigo por este logro, con un apretón de manos, y por supuesto, un gran abrazo. Sabemos que habrá más marcas por romper y como todos los fanáticos, vamos a estar apoyando a Miguel en todo lo que resta de su carrera al Salón de la Fama”.

Se quisieron mucho.

En los Tigres de Detroit, una de las franquicias mas tradicionales y antiguas del béisbol de Grandes Ligas, tres leyendas sobresalen: Ty Cobb, Al Kaline y Miguel Cabrera. Los tres tienen en común haber conectado más de 3 mil hits. La longevidad también define sus carreras y logros. Historias fascinantes, hombres con virtudes y defectos, errores y hazañas.

Al Kaline, igual que Miguel Cabrera, llegó al béisbol de las Grandes Ligas muy joven. En la semblanza que comparte la página del Salón de la Fama de Cooperstown, encontramos:

“Kaline, de 18 años, llegó a los Tigres en 1953, directamente de la escuela secundaria; nunca había pasado un día en las menores, y en la siguiente temporada se estableció como uno de los nuevos talentos brillantes del juego. Para 1955, a los 20 años, se convirtió en el jugador más joven en ganar un título de bateo, cuando dejó promedio de .340. Ese mismo año, el joven se convirtió en el cuarto jugador de la Liga Americana en conectar dos jonrones en una sola entrada. ‘Le debo todo al béisbol’, dijo una vez Kaline. ‘Sin eso, probablemente sería un vagabundo’”.

Cuando se habla de talentos avasalladores desde que llegaron al juego, es posible que alguien piense que el recorrido fue “fácil”, y no es así. El recorrido para jugar tantas temporadas (Al Kaline jugó 22) también tuvo obstáculos.

En un extenso e interesante artículo de Francis Kinlaw, para Fall 2021 Baseball Research Journal, se lee:

“Kaline lidió con una larga lista de molestias, dolores y lesiones graves en su camino hacia el Salón de la Fama. Su primera lesión significativa ocurrió durante la temporada de 1954, cuando persiguió un elevado hacia la esquina del jardín derecho del estadio Briggs de Detroit y chocó con una pared que sobresalía del campo de juego. El impacto tuvo dos efectos: una lesión en la rodilla, que lo obligó a estar hospitalizado durante cinco días, y la orden de retirar los asientos por parte del presidente de los Tigres, “Spike” Briggs, para evitar una lesión posterior en el valioso activo de su organización”.

Su historial de lesiones incluyó daños en el hombro derecho, una fractura de un pómulo, fractura de clavícula, y un traumatismo en la rodilla ocurrido en mayo de 1963, que siguió obstaculizando a Kaline durante toda la temporada y probablemente redujo su oportunidad de alcanzar un segundo título de bateo.

Otra cita de Kinlaw:

“Los efectos de la osteomielitis en el pie izquierdo de Kaline, que lo había acosado desde la infancia, se volvieron extremadamente molestos en 1964 y 1965. Su dedo gordo del pie estaba doblado casi por completo sobre el dedo contiguo, y al final de la temporada de 1965, un año en el que también se perdió 18 juegos debido a un tirón del cartílago de una costilla; el dolor resultante se intensificó hasta tal punto que se requirió cirugía nuevamente para restablecer los huesos del pie”.

Además, destaca:

“El dolor físico con el que jugó Mickey Mantle se menciona con frecuencia en la literatura deportiva, y el admirable servicio de hombres como Ted Williams y Bob Feller en tiempos de guerra obviamente afectó significativamente sus récords de béisbol. En la misma línea, cabe señalar que Kaline se perdió más de 500 desafíos durante su carrera —más de tres temporadas completas— y que la mayoría de esas ausencias se produjeron por motivos físicos”.

Su relación con los reporteros del béisbol mejoró después de su retiro. Era un hombre que prefería hablar en el campo. La prestigiosa publicación The Sporting News, a principios de 1954, hizo una consulta entre los escritores que habían cubierto los equipos de la Liga Americana durante la temporada de 1953 y estos identificaron al joven Kaline como el “Tigre Menos Hablador”.

Kinlaw cita a George Cantor, reportero y columnista de Detroit, quien describió a Kaline como “un hombre privado, alguien que se mantenía bien dentro de sí mismo. Amable, pero siempre reteniendo algún rincón privado”.

Los jugadores tenían otras opiniones: “Va a ser uno de los grandes bateadores diestros del béisbol, si no lo es ya”. Ted Williams, 1955.

Cuando se retiró, en 1974, el exmanager de los Tigres, Billy Martin, dijo: “Joe DiMaggio, Willie Mays y Al Kaline. Esos son los tres mejores jugadores que he visto en cuanto a hacer todo: correr las bases, defender los jardines, lanzar y batear”. La cita es parte de la nota de Phil Helsel para NBCNews del 7 de abril de 2020, el día después de la muerte de Kaline.

“Era una persona de oro, además de ser un gran jugador de béisbol. Gentil, amable, generoso”, dijo Larry Herndon, según AP. «Todo lo bueno que has oído sobre Al Kaline es todo cierto”. Herndon fue jardinero de los Tigres de 1982 a 1988, cuando Kaline trabajó como instructor de entrenamiento de primavera.

En el trabajo de Francis Kinlaw está esta reflexión de Joe Falls, un destacado escritor de Detroit que dijo en 1965:

“He visto a Kaline jugar casi todos los juegos para los Tigres de Detroit, y no me importaba demasiado en esos primeros años. Él era demasiado bueno. Todo era demasiado fácil para él. Estaba ganando $30.000 antes de poder votar. Era un niño en un Cadillac. Nadie debería tenerlo tan fácil. (…) Pero a medida que pasaban los años, comencé a darme cuenta de lo que debería haberme dado cuenta al principio: que él no era el mejor jugador del mundo, que no todo era tan fácil como parecía. Finalmente me di cuenta de que Kaline tenía que trabajar por lo que obtenía de la vida”.

Falls reiteró esto cuando Kaline fue elegido para el Salón de la Fama: “Todos dijeron que era algo bueno porque Kaline siempre hizo que el juego pareciera muy fácil. Nunca fue fácil para él”.

El 24 de septiembre de 1974, llegando al final de su carrera, en el Memorial Stadium de su natal Baltimore, ante el lanzador de los Orioles, Dave McNally, Al Kaline disparó el hit 3 mil.

En 22 temporadas, fue 18 veces al Juego de las Estrellas, acumuló 3.007 hits, 399 jonrones y dejó promedio de bateo de .297.

“La gente me pregunta, ¿era mi meta jugar en las mayores durante 20 años? ¿Era mi objetivo conseguir 3.000 hits algún día? Dios sabe que no tenía metas. Les digo: ‘Mi único deseo era ser beisbolista’”, decía Al Kaline.


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