Béisbol

¡Adiós, “Mono”!

23/05/2021

Fotografía de liderendeportes.com

Las estadísticas y los cronistas confirman que Luis “Mono” Zuloaga fue un zurdo estelar, de los mejores de nuestro béisbol, incluso antes de que existiera la LVBP. Brilló en las series mundiales amateur de 1944 y 1945, y más tarde con Cervecería Caracas, equipo que después sería Leones.

Ya deben estar publicados tus números en las notas que lamentan que te fuiste. Dirán, para convertir los adjetivos en matemáticas, que dejaste foja de 24 victorias y 14 derrotas, que lanzaste 17 juegos completos, con efectividad vitalicia de 3.94 en la LVBP. Previamente, en la Primera División sumaste 7 y 3. Recordarán que fuiste el primero de nuestros serpentineros que consiguió un juego de sólo un hit. Una tarde ante el Venezuela, en 1947, en el parque de San Agustín.

También se recordará que estuviste en Puerto Rico y formas parte de los inmortales de nuestro Salón de la Fama del Béisbol Venezolano.

Pero lo mas bonito que hay que decir de tu magnífica historia, “Mono”, lo que de todo te hizo inmortal hace mucho tiempo, fue tu idea de crear la Corporación Criollitos de Venezuela, porque nuestros niños y nuestros muchachos van a jugar béisbol hasta la eternidad y en cada juego tu estarás presente como lo estás, como lo has estado, porque fue un invento tuyo.

Se te ocurrió, como solías contarme, que los niños y los muchachos tenían que alejarse de los vicios haciendo deporte, jugando béisbol, para que aprendieran el juego y sus enseñanzas: jugar en equipo, la solidaridad, el compromiso, la disciplina, la entrega, el respeto por el otro y el cómo ganar y cómo perder.

Además tenían que ser buenos estudiantes, porque si no iban a la banca… “El que no quiera estudiar se sienta”, decías hace unos años, preocupado porque eso se ha perdido, aunque está en los estatutos.

De inmediato la idea prendió en el doctor José Del Vecchio, en Herman “Chiquitín” Ettedgui,  en “Carrasquelito”, en Pompeyo Davalillo y en Miguel Sanabria el sueño de hacer mejores ciudadanos: pasaron a concretar una de las iniciativas de las sociedad civil mas sólidas y plausibles de nuestra historia.

Te preocupaba mucho saber de entrenadores de Criollitos más pendientes de ganar ellos, discriminando muchachos, que de enseñarles principios y dejarlos que se divirtieran. Te preocupaban tantas cosas.

Te fuiste con tu sueño de hacer el polideportivo de Club de Campo en los Altos Mirandinos; querías hacer 16 estadios para béisbol menor, fútbol, baloncesto y voleibol.

“Esos campos –decías– son una cárcel menos”.

Espero que hayas dejado la maqueta que hiciste con tu ilusión de esa muchachera haciendo deporte, porque hay que insistir en ponerle tu nombre: Complejo deportivo Luis “Mono” Zuloaga. Sé que eso no te importa, pero lo mereces. ¡Te mereces todos los homenajes!

En estos días, en los que “héroes” llevan uniforme y fusiles, hay que recordarte como uno de uniforme de béisbol, de guante y bate. Darle valor a lo que significa tu legado, porque cada vez que un ompayita grita “¡Play ball!” y los muchachos comienzan a divertirse, a competir, a querer ganar… ahí estás tú como un sueño cumplido. Estás y estarás.

Y todos los tuyos te recordaremos siempre. Tu esposa que se contagió de tu fortaleza, tus hijos, los nietos, los bisnietos, los amigos de siempre y sus hijos, como yo, que tuvimos la suerte de tenerte cerca.

Ya Chiquitín Ettedgui no te extrañará en las canchas de golf del cielo. Pautarán una partida e irán echando cuentos. Otros días tendrán sus caimaneras con Miguel Sanabria, “Chico”, Pompeyo,  Héctor Benítez “Redondo”, mi papá… Si es por amigos no te cantan forfeit, “Mono”.

Sé que te fuiste preocupado por el país. Por la inseguridad, por tanto muchacho perdido que podría estar haciendo deporte. Amabas este país, ahí está tu herencia.

Y aunque tienes una estatuilla en el Salón de la Fama del Béisbol y una placa en el Salón de la Fama de Deporte, sé que lo que mas te hace feliz es saber que los niños están jugando pelota, que los muchachos se han hecho hombres de bien, como era tu idea cuando diseñaste Criollitos. Muchos son ingenieros, abogados, técnicos, médicos, pilotos, periodistas, escritores… Otros llegaron o están por llegar a las Grandes Ligas, y aunque no lo sepan conscientemente, te deben todo lo que aprendieron entre un pitcheo y otro.

Te vas tranquilo, “Mono”. Aquí no dejaste ninguna deuda, aquí lo que dejaste fue una herencia inagotable de civilidad y ciudadanía. Hiciste de nuestra Venezuela un mejor país y estarás para siempre en los diamantes, en cada niño, en cada muchacho que sea feliz jugando pelota.

¡Gracias, “Mono”!

***

Este texto fue publicado originalmente en Prodavinci el 23 de mayo de 2013.


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