Un video de Santiago Pico

Demasiado cerca, y dependiente del cine y la televisión como para que el llamado video-arte no fuese cuestionado en sus primeras manifestaciones. Incluso el soporte (pantallas, aparatos de TV, proyectores) era ajeno. Una pregunta frecuente ha sido, y sigue siendo, cuál es la diferencia entre el video y el documental. A preguntas tan complejas, la tradición enseña a responder de la manera más sencilla: el documentalista, a priori, no se propone hacer una obra de arte; el que hace videos sí. Sólo que ha optado por abandonar pinceles y cinceles, lienzos y piedras o maderas, para aventurarse con los medios que ofrece la nueva tecnología.

Algo no muy distinto había ocurrido, finales del siglo XIX, con el desarrollo de las técnicas fotográficas. Más de cincuenta años después del comienzo de la producción de videos con pretensiones artísticas, la conclusión es la de siempre. Muchos son los llamados y más bien menos los escogidos. Algo que se evidencia en las recientes bienales o trienales. La popularidad del video no necesariamente es garantía de calidad. El aburrimiento no es infrecuente, y los verdaderos artistas no pasan de ser unos pocos. No importa la cantidad, con uno es suficiente. Suficiente para demostrar las capacidades del medio a la hora de cumplir con las necesidades expresivas del artista.

Rippled Reflection. Wilderness Encircled Cigarret Smoke (“Reflexión ondulada. La naturaleza en el círculo del humo del cigarrillo”) no es el primer trabajo en el medio de Santiago Pico, pero sí el más interesante. Santiago estudió cine en Inglaterra y en España, un arte del cual es un meticuloso analista. No obstante, no son el cine o el video sus únicos intereses. Es también autor de varios guiones y un libro de poesía. Esta sensibilidad por la literatura explica en parte el asunto escogido y su aspecto formal.

Como mucha ficción narrativa contemporánea (Rachel Cusk, Can Xue) Reflexión ondulada se inicia en el medio de la acción y allí mismo concluye. No se distingue una primera parte o una tercera. Solo hay una sección que incluye el comienzo, el desarrollo y el fin. No quiero decir que se trate de un video “literario”, pero sí que fueron la literatura y la mitología las que condicionaron el fascinante video. En apariencia banal, se trata, en realidad, de una inquietante reflexión sobre el mito de Narciso, que implica, como se sabe, una no disimulada vocación autodestructiva por parte del protagonista del mitoma.

Todas las imágenes del video están marcadas por esa tensión. Incluyendo las secuencias vegetales que terminan en disolución. Como una abstracta alegoría de lo que eventualmente ocurrirá con el joven asomado, en una enajenada contemplación, a las aguas de su acosada psique.

La música, alucinante y alucinada, se asocia con naturalidad a esta expresión. Una de las virtudes de la obra es su ajustada unidad: una sola acción en un mismo lugar y en un tiempo determinado. El video es una re-visión del mito de Narciso, deteniéndose, lo cual no es lo más frecuente, en su relación con el tema del doble. Con la dolorosa experiencia del desdoblamiento, y su aspiración a superarla a través del arte y la belleza. El día que se realice una selección de Video y Mitología en los últimos cincuenta años, el de Santiago Pico tiene asegurado un espacio de 2’29”.