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Un mes antes de emigrar a Inglaterra, Alice Lamb vio por Youtube a Juan Guaidó juramentarse como presidente encargado de Venezuela. Fue el 23 de enero de 2019. Alice pensó que gracias a él, volvería pronto a Caracas. No ha regresado a Venezuela desde hace casi un año. Quería ver a Guaidó en persona.
Guaidó inició una gira internacional el domingo 19 de enero de 2020, dos semanas después de la primera sesión de la Asamblea Nacional de este año. Ese día, domingo 5 de enero, se esperaba la reelección de Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional. Pero varios piquetes de la Guardia Nacional restringieron el paso al Palacio Federal Legislativo y los funcionarios militares decidieron cuáles diputados podían entrar a la sesión. Guaidó no fue uno de ellos. Mientras él estaba afuera, dentro del hemiciclo de sesiones los diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y disidentes de la oposición nombraron como presidente del Parlamento al diputado Luis Parra, representante del estado Yaracuy, en una sesión sin votación nominal ni verificación de quórum. Guaidó denunció que solo había 29 diputados presentes en la juramentación de Parra. El quórum requerido era de 84. Sin haber podido entrar al Palacio Federal Legislativo, Guaidó y los demás diputados opositores hicieron una sesión esa misma tarde en la sede del diario El Nacional, donde Guaidó fue reelecto por 100 votos en una elección nominal. Desde hace un año, Guaidó tiene prohibición de salida del país.
Guaidó tendría un encuentro con la diáspora venezolana el martes 21 de enero en Londres. Las entradas para verlo se conseguían por Internet. Eran gratuitas pero tenían que reservarse con antelación. Cuando Alice se enteró de que podía ver a Guaidó en persona, no dudó en reservar para tres: ella, su hijo y su esposo británico.
El encuentro se realizó en el restaurante de comida venezolana Arepa & Co., en Bethnal Green, en el distrito Tower Hamlets en el este de Londres, conocido por ser un área de galerías de arte. Se pautó de 5:30 a 6:30 de la tarde. Antes de iniciarse, había una fila de gente en la puerta del local, pero los oficiales de seguridad los rechazaron por no haber reservado su entrada el día anterior.
—Estoy casi segura de que todos los que reservaron van a venir. No puedo asegurarte que puedas entrar. Necesitamos esperar a que lleguen todos —le dijo una de las encargadas del evento a dos venezolanos que se acercaron a preguntar si podían pasar, con tarjeta de débito en mano por si tenían que pagar.
Los que estaban afuera se quedaron. Hacía cuatro grados centígrados. El restaurante tenía dos ambientes. En uno sonaba merengue de fondo, había sillas y los asistentes podían comprar tequeños, arepas o cerveza. En otro no había música, hacía frío y había gritos de protesta.
Un grupo de británicos llegó al lugar. Con un megáfono cantaban “Chávez vive, la lucha sigue”. Al momento hicieron un cartel donde se leía: “Guaidó ¡NOT! welcome” (sic) y empezó una pelea entre ellos y quienes estaban afuera esperando la llegada de Guaidó.
—Fuck you! (jódanse) —les dijo un venezolano que se salió de su lugar en la fila. Se acercó a uno de ellos y le tiró un vaso de cerveza.
—¡A estos son los violentos que ustedes apoyan! ¡Fuera los imperialistas de Londres! ¡Fuera todos los que apoyan a Guaidó! No son bienvenidos —respondió el manifestante bañado en cerveza.
Dentro, la mayoría los grababa con sus teléfonos celulares y gritaban “Go home!”, “¡Colectivos británicos!”, “¿Quién les pagó?”, “¡Yo te llevo a Petare para que aprendas lo que es bueno!”.
Los organizadores del evento llamaron a la policía y en minutos llegó una patrulla. La situación continuó por hora y media. Eran las siete de la noche y Guaidó todavía no había llegado. Más temprano, el grupo Hands Off Venezuela protestó cerca de Downing Street en contra de su visita al país por ser “una marioneta de Estados Unidos”.
“Él va a venir. Tiene que venir. Me dijeron que estaba reunido con Boris Johnson. Está muy bien que se reúna con nosotros, pero no somos quienes firmamos ningún papel. Él tiene que resolver primero, después que venga”, dijo Alice. Lo iba a esperar el tiempo que fuese necesario. Guaidó se reunió con el primer ministro de Inglaterra en Downing Street y agradeció su “respaldo a Venezuela”. Dijo que la discusión que tuvieron era “secreto de Estado” y lo revelaría “en su momento”. Por otro lado, Johnson no se pronunció sobre el encuentro.
Más temprano, Guaidó se reunió con el ministro de Exteriores de Reino Unido, Dominic Raab en el edificio del Foreign Office. Raab aseguró que desde Reino Unido se trabajará con “socios internacionales para terminar la crisis”.
Después de la reelección de Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional, el respaldo internacional fue rápido. El emisario especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, aseguró en una entrevista con la agencia EFE que habría nuevas sanciones contra quienes obstaculizaron la elección de Guaidó. La Organización de Estados Americanos condenó el uso de la fuerza en el Parlamento el 5 de enero y reconoció a Guaidó como jefe del Legislativo. El Parlamento Europeo aprobó una resolución para condenar el «golpe de Estado» del 5 de enero y reconoció su reelección. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a siete diputados apartados de la oposición, entre ellos a Luis Parra.
El esposo de Alice le pidió que se acercara a la entrada. En la esquina se estacionaba un vehículo negro, del que bajaba la embajadora de Venezuela en el Reino Unido designada por Guaidó, Vanessa Neumann. Minutos después, apareció Guaidó.
En su caminata hasta el segundo piso del local, saludó a quienes lo esperaban y al ocupar su puesto sonó el himno nacional. «Estoy muy conmovido de estar aquí», dijo. Quienes lo escuchaban le gritaron que era un héroe. Le agradecían que estuviese con ellos y le decían que era el único presidente de Venezuela.
«Asumimos el riesgo de esta gira porque lo vale, porque necesitamos el apoyo del mundo y el mundo nos está escuchando. Hoy nos recibió el primer ministro Boris Johnson», dijo, y todos aplaudieron. «Hace 200 años nobles venezolanos llegaron a esta gran isla, gran país, buscando ayuda, buscando apoyo. Eso fue en diferentes momentos, situaciones, pero con la misma causa: la libertad, la independencia. En ese momento lo consiguieron. No tengan duda de que lo vamos a volver a conseguir».
Alice mantiene sus esperanzas en Guaidó, pero aspira a que realice acciones más concretas. “Yo solo quiero volver a casa. En el fondo todos queremos volver a casa. Él es reconocido internacionalmente como presidente, pero Maduro es quien tiene la fuerza militar y el que está sentado en esa silla”.
Cuando Guaidó terminó su discurso, el público cantó al unísono “¡Sí se puede!”, pero Ángel La Rosa no participó. Cuando se hizo silencio, llamó a Guaidó y le dijo: “Mi abuela murió el 30 de enero del año pasado y una de las últimas cosas que vio fue tu juramentación, que no fue solo tuya sino de todos. Ese día ella estaba feliz otra vez y yo le prometí que si te veía en persona, te lo iba a decir”.
Ángel llegó a Londres hace diez años y su abuela, Gisella de La Rosa, padecía de cáncer de mama. Mientras Guaidó se juramentaba en Chacao, ella y su nieto lo veían por Youtube. “Fue ver cómo volvía a la vida. Volvió a estar feliz”, dijo Ángel antes de unirse a la fila de personas que esperaban subir al segundo piso del restaurante para saludar más de cerca a Guaidó.
Afuera un grupo de venezolanos gritaba: «Guaidó, aquí está la otra parte de la oposición que no está de acuerdo contigo, pero tampoco con Maduro». Para escucharlos, había que salir del local porque la música opacó los gritos.
Al mismo tiempo, en Caracas, cerca de 40 funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) allanaban las oficinas de Guaidó en El Rosal. Las diputadas Delsa Solórzano, Adriana Pichardo y Manuela Bolívar aseguraron que los oficiales no tenían orden judicial. Más temprano, Pichardo reveló que el diputado Ismael León había sido interceptado por una comisión de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana (Faes). El legislador fue trasladado a la sede del Sebin de El Helicoide
Guaidó llegó a Bogotá el domingo 19 de enero de 2020. Se reunió con el presidente colombiano Iván Duque y asistió a la III Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo, donde también se reunió con el Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo y el ministro de Exteriores de Brasil, Ernesto Araújo.
Londres fue la primera parada de la gira de Guaidó por Europa. Este miércoles 22 de enero, llegó a Bélgica para visitar el parlamento de la Unión Europea y se reunió con el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. Luego irá a Davos en Suiza para participar en el Foro Económico Mundial.
Sigue siendo una incógnita la fecha de regreso de Guaidó a Venezuela y cómo entrará a territorio nacional.
Francis Peña
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