Ezra Pound fue un hombre de muchas ciudades: Londres, París, Pisa, Rapallo. Pero, sobre todo, Venecia. La ciudad escogida para su última residencia en la tierra. Su tumba en el cementerio de la isla San Michelle es sobrecogedora.
Como Baudelaire en Montparnasse, Pound se encuentra en el sito que le corresponde. No hay otro. Más allá, en la sección heterodoxa del cementerio veneciano, la compañía de contemporáneo fundadores como Stravinsky y Diaghilev. Es el cierre insoslayable a un círculo que se abrió en 1897, cuando, a los veintidós años, se encontró por primera vez rodeado por la música de góndolas y canales: “Manifesté que algún día iba a regresar”. Y lo hizo. Diez años después, con un título de especialista en literaturas romances. Que no fue credencial suficiente cuando quiso iniciarse en el noble oficio de gondolero.
Su vinculación con las góndolas, no obstante, se mantuvo. Su primera dirección, 861 Ponte San Vio, Dorsoduro, se encuentra justo frente al viejo taller de reparación de las elegantes embarcaciones. Aún con bolsillos cada vez más flacos, Pound escogió Venecia para publicar su primer libro, A lume spento, en una edición privada de 120 ejemplares. Lo que sigue es una historia de relaciones privilegiadas entre este vate nacido en Pennsylvania, e inventor de la modernidad en lengua inglesa, y la Serenissima. “Letanía nocturna” es el más hermoso de los cantos que se le escribió a la ciudad irreal durante el novecientos.
Letanía nocturna
O Dieu, purifiez nos coeurs!
Purifiez nos coeurs!
En lugares amenos has trazado
caminos para mí
y la belleza de esta tu Venecia
me has hecho conocer,
hasta que su encanto se volvió
motivo de lágrimas
Oh, Dios, ¿qué grandes bondades
hemos hecho en el pasado
y olvidado,
para que nos concedas esta maravilla,
oh Dios de las aguas?
Oh, Dios de la noche,
¿qué gran dolor
nos está destinado
para que, antes de tiempo
nos compenses de esta manera?
Oh, Dios del silencio,
purifica nuestros corazones
purifica nuestros corazones,
porque hemos visto
la gloria de la sombra
de la imagen de tu sierva.
Sí, la gloria de la sombra
de tu Belleza ha caminado
sobre la sombra de las aguas
en esta tu Venecia.
Y ante la santidad
de la sombra de tu sierva
he cubierto mis ojos
oh, Dios de las aguas.
Oh, dios del silencio,
Purifiez nos coeurs,
Purifiez nos coeurs,
Oh Dios de las aguas,
Purifica nuestros corazones
y nuestros labios, para cantar tus loas,
pues he contemplado
la sombra de esta tu Venecia
flotando sobre las aguas,
y tus estrellas
desde sus órbitas distantes, lo han visto,
han visto lo mismo,
oh dios de las aguas,
silenciosas en sus distantes órbitas,
Así mi corazón se ha hecho
silencioso en mi interior.
Purifiez nos coeurs,
oh Dios del silencio
Purifiez nos coeurs
oh Dios de las aguas.
*
Night Litany
O Dieu, purifiez nos coeurs !
Purifiez nos coeurs !
Yea the lines hast thou laid unto me
In pleasant places,
And the beauty of this thy Venice
hast thou shown unto me
Until is its loveliness become unto me
A thing of tears.
O God, what great kindness
have we done in times past
and forgotten it,
That thou givest this wonder unto us,
O God of waters?
O God of the night,
What great sorrow
Cometh unto us,
That thou thus repayest us
Before the time of its coming?
O God of silence,
Purifiez nos coeurs,
Purifiez nos coeurs,
For we have seen
The glory of the shadow of the
likeness of thine handmaid,
Yea, the glory of the shadow
of thy Beauty hath walked
Upon the shadow of the waters
In this thy Venice.
And before the holiness
Of the shadow of thy handmaid
Have I hidden mine eyes,
O God of waters.
O God of silence,
Purifiez nos coeurs,
Purifiez nos coeurs,
O God of waters,
make clean our hearts within us,
And our lips to show forth thy praise
For I have seen the
Shadow of this thy Venice
Floating upon the waters,
And thy stars
Have seen this thing, out of their far courses
Have they seen this thing,
O God of waters,
Even as are thy stars
Silent unto us in their far-coursing,
Even so is mine heart
become silent within me.
Purifiez nos coeurs,
O God of the silence,
Purifiez nos coeurs,
O God of waters.
Alejandro Oliveros
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