Boxeo

50 años del campeonato mundial peso pluma de Antonio Gómez

02/09/2021

Luego de ganar la corona del peso pluma del estado de California ante el mexicano Fernando Sotelo, el cinco de septiembre de 1970, Antonio Gómez siguió en ascenso meteórico en la división del pluma de la Asociación Mundial de Boxeo y en la clasificación del Consejo Mundial de Boxeo, donde los manejadores de los respectivos campeones japoneses Shozo Saijo y Kuniaki Shibata retrasaban el momento en que sus apoderados debían defender sus títulos ante ese vendaval ofensivo, cargado de elegantes rectos de derecha, uppercuts, ganchos, y una esgrima defensiva afincada en un movimiento de cintura impecable, que era Antonio Gómez.

Saijo había infligido una derrota a su hermano Pedro, cuando este fue a disputar el título a Japón a comienzos de 1969. Una transformación inusitada había operado desde el combate ante Dwight Hawkins el 22 de agosto de 1969. Aquel boxeador retraído aprendió a usar su mano izquierda y a esquivar golpes con veloces giros de cintura.

Tanto sus antiguos apoderados, los escritores y comentaristas deportivos Delio Amado León y Carlos González, además de su entrenador de confianza Ely Montes, le sugirieron que se concentrara en sus entrenamientos y siguiera enfrentando rivales clasificados. Eso incidiría para que las autoridades boxísticas le dieran la oportunidad de pelear por el título mundial.

El nueve de noviembre de 1970 enfrentó al mexicano Ray Vega en el Nuevo Circo de Caracas y lo derrotó por nocaut en siete asaltos. Luego enfrentó en el mismo escenario al dominicano Juan Collado y lo venció por decisión en diez asaltos. De esa manera, extendía a 14 su seguidilla de victorias desde el revés ante Gustavo Briceño el cuatro de noviembre de 1968.

El diario Meridiano dedicó una reseña a la trayectoria de Gómez ese año. “Antonio Gómez sin discusión la figura del año 70. Del anonimato pasó a ser el primero del mundo de todos los rankings. Y es considerado como el mejor pluma del mundo, incluyendo los campeones de las dos versiones. Todo ese salto gigantesco en el año que finaliza…”. (26 de diciembre de 1970).

El 27 de febrero de 1971 llegó un novato puertorriqueño invicto en 18 presentaciones, con 17 triunfos por nocaut. Respondía al nombre de Esteban De Jesús, el mismo que un año después le quitaría el invicto al estelar púgil panameño Roberto “Mano de Piedra” Durán. Antonio Gómez se fajó con De Jesús en diez disputados asaltos y logró vencerlo por decisión.

El 28 de mayo se enfrentó al mexicano Vicente García, quien había noqueado a su hermano Pedro Gómez en mayo de 1969. El compromiso lucía complicado, solo que Antonio Gómez pasaba por un momento tan estelar que en el propio primer asalto despachó por la vía fulminante a García. Todo quedaba servido para la oportunidad por el título mundial, dado que la AMB había fijado un plazo de 90 días para que el campeón Saijo defendiera la corona ante Antonio Gómez.

Ante el retraso en la defensa de la corona ante Antonio Gómez, la Asociación Mundial de Boxeo decidió destituir al campeón Shozo Saijo en julio de 1971. Emile Bruneau, presidente del Comité de Campeonatos Mundiales, anunció la destitución del japonés por no defender su título de acuerdo a las reglas vigentes que señalaban que debía enfrentarse a Gómez con fecha tope 25 de julio. No obstante, hubo un acuerdo. Saijo fue ratificado como campeón mundial y se programó la pelea para el 2 de agosto en Tokio, aunque luego se postergó para el 2 de septiembre. El retador recibiría 10.000 dólares libres, más cinco mil por gastos y los derechos de radio y televisión para su país.

Antonio Gómez viajó a Los Ángeles, California, con el propósito de entrenarse para el combate titular. Allí lo recibió Willie Ketchum, quien junto a Ramiro Machado era su coapoderado. Ketchum había sido responsable del cambio de estilo de Gómez desde  aquella exhibición cuando noqueó a Dwight Hawkins. Confiaba en las posibilidades de su pupilo: “Gómez es un buen boxeador. Creo que noqueará al japonés. He visto pelear a Saijo. Es un sujeto duro, pero dudo que sea lo suficientemente fuerte para enfrentarse a mi muchacho”.

Sin embargo, reconoció que Antonio tenía algunos problemas con la balanza, porque le gustaba la comida. “Ahora ha bajado a 130 libras, pero estará listo para el combate, aunque se infla entre las peleas. Naturalmente, tiene que pagar el precio. Tiene que trabajar duro para quitarse bastante grasa del cuerpo. Habitualmente es un peleador perezoso y he tenido que forzarlo a entrenarse. Pero en esta ocasión no he podido detenerlo en su preparación. Se encuentra en gran estado y muy fuerte”. (Meridiano, 21 de julio de 1971).

Gómez también contaba adicionalmente con los consejos de su hermano Pedro, quien había enfrentado al enemigo. “Pedro me dijo que tenía que cuidarme para que no me metieran un boxeador distinto en cada round, ya que todos eran igualitos”, comenta Antonio en broma. “También me dijo que se movía mucho con pasos largos y que lanzaba golpes rápidos y fuertes”.

Unos días ante del match, Antonio Gómez solicitó que le llevaran al entrenador que lo había guiado desde sus inicios en el pugilismo, el profesor Ely Montes, quien finalmente pudo viajar a Tokio. “Yo tuve una desavenencia con Ramiro Machado -cuenta Montes- porque él dudaba de mi capacidad para dirigir la pelea por el título mundial. Entonces Delio Amado León y Carlitos González vinieron a buscarme a Cumaná para llevarme a Japón con los gastos pagos por Meridiano. Y fíjate que cuando llegué a Tokio, Ramiro se sorprendió y le reclamó a Delio y a Carlitos. Entonces Carlitos le dijo: ‘Mira chico, si tú no quieres pagarle no te preocupes, que es una cortesía de Meridiano. Montes es el entrenador de Antonio y su hombre de confianza. Además, lo está exigiendo para el combate”.

La pelea

Entre los allegados de Gómez había un optimismo desbordante por las posibilidades de ganar el título mundial, mientras que en la acera de enfrente se podían palpar ciertas dudas respecto a retener la faja mundial. “Gómez es el más fuerte de todos los retadores que ha enfrentado Saijo hasta ahora. Lo he observado en los entrenamientos durante los últimos días y sé que es un gran púgil. Tiene buena defensa y pega duro. Sin embargo, Saijo será el ganador”, declaro Masaki Kanchira manejador del campeón. (Diario Meridiano, 26 de agosto de 1971).

Minutos antes del combate, el retador habló con un grupo de venezolanos que estaban en su camerino: “Dejen los nervios porque ese chinito no va a reconocer ni a su mamá cuando se baje del ring”. (Diario El Nacional. 2 de septiembre de 1971).

En el primer asalto, Gómez estremeció a Saijo con un recto de izquierda para enviarlo a la lona, lo cual enmudeció a los cinco mil espectadores presentes en el Gimnasio Municipal de Tokio. El japonés se levantó de inmediato y logró colocar buenas combinaciones al final del asalto. En el tercer asalto, Gómez combinó un recto de derecha y un gancho de izquierda para derribar nuevamente a su contrincante. Cuando muchos creyeron que todo estaba consumado, Saijo se reincorporó y lejos de arredrarse, reaccionó con una ráfaga de impactos que hizo retroceder a su rival.

“Fue en ese momento cuando él pego los mejores golpes. Yo no estaba confiado ni nada por el estilo. El hombre reaccionó de manera animal. Me alcanzó con un upper de izquierda en el hígado y luego con un derechazo a la cabeza. Sentí que se me aflojaron las piernas, pero no perdí nunca el sentido, gracias a mis buenas condiciones físicas”, recuerda Antonio.

En el cuarto asalto hubo intercambios salvajes de combinaciones desde ambos frentes. Antonio comenzó conectando buenos ganchos de izquierda, pero Saijo lo llevó a las cuerdas para conectarlo reiteradamente con sus combinaciones. De esos intercambios el japonés salió con el ojo izquierdo casi cerrado. En el quinto asalto, Saijo volvió a buscar la pelea en el cuerpo a cuerpo, pero recibió una derecha bestial a la mandíbula que lo envió al tapiz por tercera ocasión. Saijo se levantó otra vez tras escuchar el conteo, intentó atacar, solo que Antonio lo acorraló contra las cuerdas y volvió a enviarlo al tapiz. El campeón, visiblemente afectado, insistió en continuar la pelea y buscó a su contendor. Un upper de derecha lo regresó a la lona y decretó que el título mundial pluma de la AMB había cambiado de dueño.

Esa victoria rindió tributo a una pléyade de boxeadores peso pluma venezolanos que habían mostrado grandes condiciones y cualidades, pero nunca lograron el título mundial. Casi ninguno recibió la oportunidad de disputar ese título. Hablamos de Simón Chávez (“El Pollo de La Palmita”), Victor Adams (Sonny León), Enrique Chaffardet, Cruz Marcano, y su hermano Pedro a quien había desagraviado.

Su entrenador Willie Ketchum declaró: “Es el mejor campeón pluma en la historia del boxeo. No tengo la menor duda”. Mientras, Pedro Gómez indicó: “Mi hermano es campeón para rato. Él es muy fuerte y pega duro. Es muy sereno y esquiva con facilidad”. (Diario Meridano, 3 de septiembre de 1971).

En fiel comprobación del celo de los árbitros japoneses con sus boxeadores, que obligaba a cualquier púgil con aspiraciones a ganar el título mundial a tener que noquear al contrario, al momento del nocaut en el quinto asalto, ambos jueces nipones, Yusaku Yoshida y Takeo Uga, habían reportado que tres de los primeros cuatro asaltos fueron empate y que en solo uno Gómez había vencido 5-4. En tanto que el árbitro estadounidense Alfredo Garzo tenía a Gómez ganando en los asaltos 2, 3 y 4 con empate en el primero.

Para el excampeón Saijo, ese resultó el primer nocaut fulminante que recibía en su carrera de 38 peleas, y su séptima derrota. “Los golpes de Gómez son certeros y terriblemente duros”, afirmó.


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