Poesía

García Lorca, un poeta en inglés

20/01/2018

Es probable que de todos los poetas españoles de su generación, haya sido Garcia Lorca el más interesado en la poesía escrita en los Estados Unidos. Y especialmente en la de Whitman, expresión consumada de la transgresión prosódica y la libertad sexual, dos manifestaciones anheladas por el vate granadino, y vetadas en la España de antes y después de la Guerra Civil. En 1929, el celebrado autor del Romancero gitano, el libro mejor vendido de la poesía española de su tiempo, una fatal circunstancia que le valdría las críticas despiadadas de Dalí y Buñuel, siente que sus nuevas necesidades expresivas requerían también de formas nuevas; y se marcha a Nueva York donde residiría durante un año, impresionado por la desbordante modernidad de la capital del siglo XX. La urbe del Hudson, con su paisaje vertical, su disonante musicalidad, su iconografía fracturada y su tolerancia, van a ser el asunto de su nuevo libro, Un poeta en Nueva York. En una decisión nada obvia, Sarah Arvio, autora de Poet in Spain (Knopf 2017), la más reciente traducción Lorca al inglés, ha optado por dejar fuera de su antología precisamente Un poeta en Nueva York.

La escogencia de Arvio, ella misma una notable poeta y traductora, es inquietante, por decir lo menos. Durante la segunda mitad del novecientos, el único Lorca que “valía la pena” de ser incluido en la sectaria biblioteca de la modernidad, era el autor de los poemas neoyorquinos, con su tono a menudo surrealista y su manifiesta oscuridad. Que Arvio haya preferido el otro Lorca, el de los romances y otras formas de poesía popular, las mismas que tanto fueran menospreciadas por Dalí y Buñuel, es un signo del cambio de la sensibilidad que se ha insinuado en Occidente en las últimas décadas. La oscuridad, lo hermético, que fueron criterios favorecidos por la modernidad, comienzan a ser considerados, no sin razón, como una falacia, la “falacia de la oscuridad”. No sé hasta qué punto la decisión de Arvio sea compartida por los poetas e intelectuales españoles de la hora, mas para el lector común no será nada difícil. Para el gran público español, Lorca sigue siendo, aparte de uno de los mas brillantes dramaturgos de su tiempo, una especie de poeta oficial de las variadas formas del alma andaluza. Nunca fue Un poeta en Nueva York uno de los libros más frecuentados de su autor. Y tampoco lo será para el lector de lengua inglesa de nuestros días, con su exclusión del por lo demás valioso trabajo de Arvio, el más dilatado y ambicioso de las que se conocen en inglés. Por una de esas asimetrías de la literatura, ha sido en Nueva York, justamente, donde el libro de Sarah Arvio sería publicado.

En su personalísima y reveladora introducción, la autora se detiene explicar su escogencia. De acuerdo con su criterio, es posible identificar dos voces en la poesía de Lorca, y dos paisajes. En primer lugar,

Los poemas españoles, terrestres y lunares, sobre el amor y la
muerte, irónicos, caprichosos, de un lirismo directo y exaltado. La tierra,
por supuesto, es España con sus álamos, ríos, colinas y elevadas
sierras. Están llenos de una jubilosa expresividad; incluso la imagen
más dolorosa está llena de exaltación, porque el poeta las exalta
con sus capacidades imaginativas.

Por otra parte están,

Los poemas de Nueva York, vanguardistas, abstractos,
a menudo surrealistas y marcados por el amor hacia
Salvador Dalí, tanto como hombre –amante-, como
artista. En el fondo, están los rascacielos y los cielos del
Hudson. Poemas sobre la alienación, de protesta y rabia;
estridentes, llenos de una energía eléctrica y urbana,
despojados de ironía… Cuando los escribió, se estaba
rebelando en contra de las críticas de Dalí por el impresionante
éxito de su Romancero gitano por folklórico y tradicional.
Un juicio fuertemente compartido por Buñuel.

Y agrega:

Un poeta en Nueva York a menudo ha sido considerada su obra
maestra. Los poetas norteamericanos en particular lo han
admirado. Al escoger los poemas para el presente libro,
he querido ofrecer la voz española, sin interrupciones, una
manera de justificar el titulo: Un poeta en España.

La de Arvio, como toda antología que se respete, es absolutamente personal. Se trata no sólo de Lorca sino de su Lorca. Lo cual debería ser una garantía para el lector de habla inglesa. Arvio es una de las poetas mas destacadas de su generación, ha sido traductora profesional, y al estudio de la obra del poeta andaluz ha dedicado no sólo años sino décadas. Sus investigaciones se han detenido en el canon largamente; y a nivel contextual, ha seguido la huella del poeta por las dehesas, colinas, montañas y caminos de su Andalucía natal, y ha conocido y tratado la familia del poeta. En seis secciones ha organizado su selección: “Poemas”, “Poema del Cante Jondo”, “Romancero gitano” (traducido como Gypsy Ballads), “Diwan tamarit”, “Llanto por Ignacio Sanchez Mejías” y los póstumos “Poemas del amor oscuro”, para terminar con la versión íntegra de Bodas de sangre. Suficiente para conocer bien los asuntos y estilos que han hecho del vate español uno de los más leídos de Occidente. Tal vez haya hecho bien Arvio al obviar los poemas neoyorkinos, cuya modernidad puede parecer obsoleta y confiar en la contemporaneidad de lo que llama la “voz española” de Lorca.

“La traducción es una forma”, escribió Walter Benjamin, y esta parece haber sido la opción tomada por Arvio en su improbable proyecto de traducir a Lorca. La lírica del poeta español se sostiene sobre dos grandes atributos: su fanopea (imágenes) y su melopea (musicalidad). La segunda, como se sabe, es intraducible; las armonías del “parlar materno” no aceptan

equivalentes. La música es lo primero que se pierde en una traducción. Arvio lo sabe, y se ha abstenido de buscar análogos en inglés a la particular fonética lorquiana. Su decisión es la más acertada: poner en versos ingleses los castellanos del original. La forma dominante es el verso blanco de tres o cuatro acentos. Como en su versión del conocido “Romance sonámbulo”:

Green I want you green
Green wind green branches
Boat on the sea and
horse on the mountain
Shadow on her waist
she dreams at her railing
Green flesh green hair
eyes of cold silver
Green I want you green
Under the gypsy moon
things are seeing her
but she can’t see them.

La puntuación es reducida al mínimo, un decisión basada en los borradores que dejó el poeta de sus textos, los cuales habrían sido escritos de esa manera. Es resultado es un Lorca “imaginista”, uno de los estilos más influyentes en la lírica norteamericana contemporánea. Esta ha sido la forma escogida por Arvio: insistir en la imagen ante la intraducibilidad de la exquisita música lorquiana: “Lorca fue un poeta de flores, colores e imágenes -un hacedor de imágenes, logrando brillantes y precisas asociaciones visuales”. En sus mejores momentos, la traducción de Arvio despoja de excesos retóricos de la poesía de Lorca adaptándola a una sintaxis contemporánea. El ritmo de sus trímetros comunica el nerviosismo crispado del poema sin el patetismo en ocasiones indigerible del original.

How grand the bullfighter
as he moved in the ring
Such a man of the sierra
How sweet with wheat
How hard with the spurs
How tender with the dew
How splendid at the fair
How fierce with the last
banderillas of the dusk.

(“Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”)

La última sección de Poet in Spain está dedicada al Lorca dramaturgo, el autor de una serie de brillantes tragedias y “comedias” de una permanencia incuestionada. Arvio ha preferido Bodas de sangre, para muchos la más representativa. Su versión se acoge a la misma “forma” de los poemas: versos blanco y atención a las imágenes. El resultado es irreprochable. Con cuidado de orfebre, la autora reproduce la crispada tensión del drama. El sentimiento trágico que logra recuerda el de grandes dramaturgos contemporáneos de habla inglesa. Personalmente, no pude dejar de asociar estas Bodas en inglés con la trágica fatalidad de Jinetes al mar, el drama de J.M. Synge.

Poet in Spain es un libro necesario para amantes de Lorca en cualquier idioma. Un modelo de lo que debe ser una traducción seria. Gracias a Arvio, el autor del Cante Jondo, después de su irregular fortuna con los exponentes de la modernidad, se destaca como un lírico “contemporáneo”, un destacado representante de la sensibilidad neo-moderna. Tal vez hasta ahora Sarah Arvio no haya sido una poeta tan estupenda como lo ha sido al traducir a su amado Federico García Lorca, un poeta de España que, después de casi cien años, ha regresado a Nueva York


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