Perspectivas

Venezuela y la transición energética

16/10/2020

Vista de la Refinería de Cardón, Parte del CRP en la Península de Paraguaná, desde Punta de Caimán.

¿Es la transición energética global una amenaza o una oportunidad para Venezuela?

La respuesta depende de si se quiere ver el vaso medio lleno o medio vacío. Veamos.

¿Qué es la transición energética?

Ya no existe duda de que el mundo entró en una nueva era energética. Estamos experimentando una fase globalmente denominada “transición energética”.

La transición energética implica básicamente la sustitución de los hidrocarburos (carbón, petróleo y gas), como fuentes de energía primaria, por fuentes de energía renovable (eólica y solar) y soluciones para convertir fuentes de energía en combustibles descarbonizados como el hidrógeno. Otras fuentes de energía como la hidráulica, nuclear, geotérmica, biomasa, etc. seguirán jugando un rol en el futuro, probablemente a menor escala relativa.

Aunque hay consenso en que ya comenzó la transición energética, existen diversas opiniones y proyecciones sobre la velocidad de dicha transición. Por ejemplo, algunas empresas e instituciones respetables del sector energético (Ej. BP, Agencia Internacional de Energía), contemplan dentro de sus escenarios que la demanda de petróleo a nivel global ya está llegando a su máximo, alrededor de los 100 millones de barriles día, nivel en que se sostendrá durante unos años para luego comenzar a contraerse, como muestra el gráfico a continuación.

Demanda mundial de petróleo (millones de barriles por día). Fuente BP

Es importante resaltar que la contracción de la demanda no implica que la inversión en actividad petrolera dejará de ser necesaria en las próximas décadas, ya que habrá que compensar la declinación natural de los yacimientos, como muestra la línea gris del gráfico.

Según uno de los escenarios de BP denominado Rapid, sobre el sistema global de energía primaria publicado en Septiembre de 2020, el gas natural continuará jugando un rol importante durante la transición energética, mientras que el consumo de carbón continuará decreciendo, aproximándose a cero hacia el año 2050, y las energías renovables incrementarán su porcentaje a más del 40% del consumo total energético global, como se muestra a continuación.

¿Cómo podría Venezuela sacar provecho de esta transición energética?

1. Maximizando la producción de petróleo y gas

Como se sabe, Venezuela cuenta con vastas reservas tanto de petróleo como de gas. Tan vastas, que la discusión sobre si son las más grandes del mundo o no es irrelevante. La gran mayoría de las acumulaciones de hidrocarburos en Venezuela lo más probable es que se queden bajo tierra.

Ahora bien, como se mostró en los escenarios antes mencionados, todavía existe una ventana de oportunidad durante las próximas décadas, a fin de maximizar tanto la producción de petróleo como la de gas natural, de manera eficiente, tanto desde el punto de vista de bajos costos, como de bajas emisiones de dióxido de carbono, limitando el impacto medioambiental. Este tendría que ser un pilar fundamental en la estrategia energética de Venezuela en los próximos años.

Además de hidrocarburos, Venezuela también cuenta con abundantes fuentes de energía renovables como son las fluviales (energía hidroeléctrica), viento (energía eólica) y radiación solar (energía solar). Esta abundancia permite economías de escala y, en consecuencia, bajos costos de producción.

2. Recuperando y expandiendo la infraestructura hidroeléctrica

La energía hidroeléctrica es, aún, la primera fuente renovable de generación eléctrica en el mundo. Presenta ventajas sobre la mayoría de otras fuentes de energía eléctrica, incluyendo alta eficiencia, bajos costos relativos de operación y mantenimiento, flexibilidad y capacidad de almacenamiento.

En Venezuela se encuentra actualmente la cuarta central hidroeléctrica del mundo por su capacidad instalada: la represa de Guri. Originalmente, más del 70% del equipamiento y capacidad instalada del sistema eléctrico nacional correspondía a instalaciones hidroeléctricas.

La recuperación de las instalaciones y utilización de la capacidad instalada del sistema hidroeléctrico, e incluso el aumento de esta capacidad debe ser otro de los objetivos centrales de la nueva estrategia energética venezolana.

3. Desarrollando energías renovables: eólica y solar

En algunas áreas de Venezuela, como la península de Paraguaná, las velocidades de los vientos son de las más altas a nivel mundial, alcanzando 9 metros por segundo.

Aprovechar esta ventaja para desarrollar instalaciones de energía eólica es de simple lógica como, por ejemplo, para electrificar gran parte del occidente del país que actualmente se encuentra afectado por constantes cortes y fallas eléctricas.

Dada su ubicación y clima tropical, Venezuela cuenta la mayor parte del año con una alta tasa de irradiación solar, lo que conlleva a un alto potencial de generación de energía fotovoltaica. La instalación de paneles solares tanto en tierra como en el mar (dada la extensa fachada marina venezolana), es otra oportunidad energética con la que cuenta el país.

4. Producción de hidrógeno a partir de gas natural (azul) y de energías renovables (verde)

El hidrógeno es el elemento químico más abundante del universo y es el combustible principal de las estrellas.  El hidrógeno prácticamente no se encuentra en estado libre en la Tierra, por lo que no es una energía primaria, pero puede ser producido a partir del agua (H2O) y de hidrocarburos como el gas natural (CH4). El hidrógeno producido a partir del agua y con energías renovables se denomina “hidrógeno verde”. El producido a partir de gas natural es denominado “hidrógeno azul”, siempre y cuando el carbono procedente del proceso sea capturado y secuestrado para evitar que sea emitido a la atmósfera. Hoy en día, cerca del 95% del hidrógeno producido a nivel mundial se obtiene a partir de hidrocarburos sin capturar el carbono, por lo que se denomina “hidrógeno gris”.

Actualmente el uso principal del hidrógeno es para procesos industriales (producción de amonia, metanol y productos refinados), pero el hidrógeno es también un poderoso combustible (usado para los cohetes espaciales) cuya emisión es simplemente vapor de agua. Numerosos países en Europa (Alemania, Holanda, Reino Unido), en Asia (Japón, China, India) y el medio oriente (Arabia Saudita) han iniciado programas estratégicos para la producción y consumo de hidrógeno como combustible.

Aprovechando tanto las vastas reservas de gas natural y abundantes fuentes de energía renovable (hidroeléctrica, eólica y solar), Venezuela podría ser un importante productor de hidrógeno con capacidad de exportación a escala global.

En conclusión

Mucho se ha hablado y se sigue hablando en Venezuela sobre la diversificación económica, la “Venezuela postpetrolera”. Personalmente considero que la diversificación económica del país debería pasar por la diversificación energética.

La maximización de la producción petrolera y gasífera, la recuperación y expansión hidroeléctrica, el desarrollo de energías renovables, y la producción de hidrógeno, permitirían el desarrollo de una nueva infraestructura en todo el país, atracción de inversiones, creación de nuevas empresas, nuevas fuentes de empleo e innovación tecnológica.

El vaso lleno (o rebasado), es aprovechar la transición energética para convertir a Venezuela durante las próximas décadas, una vez más, en un Power House energético de la región, con capacidad de exportación tanto de hidrocarburos, como de electricidad a partir de fuentes renovables e hidrógeno.


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