Fútbol

Venezuela vs. Islandia: a La Vinotinto le falta mucho por hacer

22/09/2022

 

Fotografía de la Federación Venezolana de Fútbol

Partido tras partido, la sensación es que cualquier aspiración positiva en relación con La Vinotinto tomará mucho tiempo para que se materialice. Más allá de perder 1 a 0 contra Islandia, cada encuentro abre nuevas preguntas sobre temas que parecían resueltos o acerca de los que se tenían algunas pistas. Aunque sea un escenario incómodo, prensa y afición deben acostumbrarse a esta realidad, al menos por el momento. De eso se tratan los procesos deportivos, los lidere José Pékerman o cualquier otro entrenador.

Venezuela no disputa ningún torneo; incluso, quizá no sea acertado pensar que se está preparando para la próxima eliminatoria. La Vinotinto está en un momento previo a eso, sin un once de confianza, sin un esquema claro y sin asociaciones claras que le permitan crecer. Aun siendo un contexto del que sea difícil extraer un poco de optimismo, reconocerlo permitirá aliviar frustraciones porque el techo del equipo, en este momento, es bajo.

Eso se explica desde la actualidad de varios de los referentes, con pocos minutos en sus clubes, en algunos casos; etapas de carreras en las que quizá necesitan más cosas de su equipo que antes; lesiones o rendimientos específicos que, en su mejor versión, podrían sumar al colectivo. Parecen demasiadas variantes cuando se piensa en construir una idea de juego.

La extraña Islandia

Aunque los relatos en relación con Islandia suenen tan lejanos como su ubicación en el mapa –visto desde Venezuela–, los antecedentes inmediatos son contundentes: hace no mucho, un país sin mayor tradición en el fútbol se clasificó a una Eurocopa y a un Mundial. No se descarta que los cronistas europeos especializados en fútbol internacional miraran a Islandia, durante el 2015 y 2018, como quien observa el desarrollo de un milagro. De alguna forma, lo fue.

El periodista Ignacio Benedetti explicó en Wow Fútbol parte de ese hecho, describiendo que algunos entrenadores de ese país viajaron a otros de mayor tradición y cultura para formarse. También llenaron parte de ese paisaje frío de canchas de césped artificial para que se pudiera jugar en mejores condiciones. Entonces, es inevitable hacer de Islandia un espejo: ¿cuántos entrenadores venezolanos son respaldados por la Federación Venezolana de Fútbol o la Liga Profesional en esa fase formativa? ¿Qué se puede hacer, entre la Liga Profesional de Fútbol Venezolano y la Federación Venezolana de Fútbol, para atender los reclamos sobre deudas y construir un torneo cada vez más competitivo? ¿Cuántos espacios deportivos se están construyendo en el país, con base en un plan a largo plazo y que puedan servir, de forma eventual, como semilleros deportivos?

Atendiendo a esas preguntas puede que se entienda este presente, marcado por un grupo de seleccionados irregular, con limitaciones, y pendientes históricos como la ausencia de laterales de confianza. En ese contexto, lo normal es que José Pékerman se interese por hacer pruebas y evaluar de primera manera el material con el que cuenta. Su infortunio es descubrir que resaltan más las limitaciones que las potencialidades; que cuenta con un grupo de futbolistas que, como colectivo, aún no son un equipo apto para hacer frente a otro que, como Islandia, viene de atravesar una crisis.

Otra derrota para La Vinotinto

Si se atiende que este partido contra Islandia fue un amistoso, ¿cuánto peso se le puede atribuir a la derrota? No demasiado. Cuando se revisan aspectos del funcionamiento del equipo, hay más dudas. De atrás hacia adelante, gestionar a Yeferson Soteldo sigue siendo un pendiente en La Vinotinto. ¿Por el centro o partiendo desde el lado izquierdo de la cancha? ¿Cuánto se le debe exigir en fase defensiva? Esa última pregunta tiene una respuesta más clara que la primera: su rendimiento deportivo no es diferencial para que pueda permitirse concesiones, caminar la cancha mientras sus compañeros intentan cubrir espacios.

El acompañamiento de Tomás Rincón sigue siendo otro de los pendientes deportivos. Yangel Herrera podría ser ese compañero, pero sus inconvenientes físicos no le permiten sumar regularidad; José Martínez puede compensar la cobertura de espacios, aunque se corre el riesgo de que su ímpetu lo penalice. Rincón es uno de esos futbolistas que, como Salomón Rondón, agradecerían que La Vinotinto tuviera una base a la cual ellos puedan sumar, en vez de tener que ser los pernos sobre los cuales el resto tenga que sostenerse. Como a Martínez, Nahuel Ferraresi también tiende a sobrepasarse en algunas circunstancias. En la actualidad, es el mejor defensor central con el que cuenta el equipo. Su serenidad, en momentos en los que se disputen puntos, será clave para intentar lograr resultados positivos. El posible crecimiento de La Vinotinto pasa, entre varios factores, por un compromiso individual de los jugadores en relación con sus propias carreras. Con base en esto, de forma eventual, podría mirarse con más detalle qué hace José Pékerman para la administración de esos rendimientos. Esto, en un entorno en el que la Federación Venezolana de Fútbol y la Liga Profesional de Fútbol puedan atender las causas por las cuales, por ejemplo, es complejo encontrar defensores con buen pie para salir jugando. Mientras esas cuestiones no se atiendan, entre otras, lo de menos será discutir si el equipo debe jugar con línea de cinco en el fondo o no.


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