Fútbol

Venezuela vs. Bolivia: claves del debut de Pékerman y el triplete de Salomón Rondón

Fotografía de Pedro RANCES MATTEY | AFP

28/01/2022

Luego de meses en los que La Vinotinto vivió cualquier tipo de escenario adverso, parece que las cosas empiezan a cambiar. Es la sensación inicial que podría dejar el resultado: Venezuela ganó 4-1 a Bolivia, alejando a César Farías y a su equipo de un cupo en el Mundial de Qatar. Si el resultado sorprende a quien no vio el partido, habrá que advertirle: no fue lo más impresionante. El equipo jugó para merecer cada gol. Aprovechó la necesidad del rival y dejó los primeros indicios sobre José Pékerman y su apuesta competitiva.

Venezuela jugó uno de los partidos más regulares que se le recuerde en los últimos meses. Si alguien se atreve a decir que en el último lustro, habría que pensarlo un poco más: quizá no exagera. El balance, sólo afectado por dos descuidos defensivos, le valió para terminar la primera mitad con ventaja en el marcador: 2-1. El gol rival fue producto de uno de los fallos referidos, cuando Bruno Miranda remató sin oposición un balón centro de Juan Carlos Arce, quien también estaba libre. El resultado era sorpresivo. Ni los más optimistas imaginaron algo así. Ellos tampoco pensaron en un rendimiento colectivo como el mostrado durante el juego. Una generación de futbolistas talentosos estaba esperando a alguien que supiera gestionarlos. Quizá esa persona es José Pérkeman y su equipo de trabajo.

La muestra de minutos y los días de preparación (menos de una semana con el equipo completo) son escasos para establecer conclusiones. En estas circunstancias, luego de varios ciclos repletos de problemas, conflictos internos e institucionales, los jugadores convocados debieron llegar con una dosis de adrenalina e interés renovada: todos quieren ganarse un puesto en la alineación de uno de los entrenadores más prestigiosos de la región. Aún teniendo en cuenta esos matices, se sospecha que no pocos seguidores querrán quedarse a vivir este partido y las alegrías generadas.

Fotografía de Pedro RANCES MATTEY | AFP

El vuelo de los laterales, Yeferson Soteldo, Darwin Marchís y la pausa

La Vinotinto construyó el resultado a partir de una ida, dentro de varias más: ser profunda por los costados de la cancha. Los laterales, cada vez que pudieron, se sumaron al ataque. No era tan simple como subir hacia la línea de fondo. Tanto Ronald Hernández (lateral derecho) como Óscar González (lateral izquierdo), recibieron balones con ventaja (al espacio) con frecuencia y fueron respaldados por Tomás Rincón y José Martínez en la coberturas de los espacios que dejaban libres.

Los principales aliados de Ronald Hernández y Óscar González fueron Darwin Marchís y Yeferson Soteldo. Los mediocampistas, acostumbrados a intentar superar rivales con su regate y velocidad, esta vez fueron más pausados que en otros momentos. La conducta potenció a sus compañeros y favoreció las habilidades asociativas de ambos. Entre esos cuatro jugadores, junto con Rómulo Otero, agitaron el centro del campo del equipo para favorecer a Salomón Rondón, quien merece un capítulo aparte.

Salomón Rondón y la compañía: un sistema para potenciarlo

Ni César Farías ni Rafael Dudamel, los entrenadores de La Vinotinto con más tiempo en el cargo luego de Richard Páez, dotaron a Salomón Rondón de un sistema que favoreciera sus características. El venezolano tampoco encontró eso en la mayor parte de su carrera en Europa, salvo sus primeros años en Las Palmas y en el Málaga. Nos acostumbramos a ver a un delantero aislado, peleando balones lejos del área para que otros pudieran tomar altura o intentar alguna otra opción; mendigando pases para atacar espacios o sujeto a los contados centros buenos que le llegaron durante esos procesos.

José Pékerman y su equipo de trabajo debieron ver algo que los otros entrenadores no. Salomón Rondón esta vez no tuvo que bajar a recibir balones, tampoco pasó más tiempo saltando que corriendo, como si en vez de fútbol jugara baloncesto. El trabajo de Yeferson Soteldo, Rómulo Otero y Darwin Marchís y, en particular, el notable rendimiento de Óscar Gónzalez, facilitaron que Salomón Rondón estuviera en su hábitat preferido, el área y sus alrededores. Gol de cabeza. Gol desde fuera del área. Gol de primera, rematando un pase con ventaja.

No se descarta que Farías, viendo su rendimiento, se haya lamentado de no haberlo entendido. Aquel jugador al que hizo debutar en el 2008, el mismo día que comenzó su ciclo con La Vinotinto (en un partido contra Haití en Maturín), lo está sacando de la carrera por el cupo al Mundial de Qatar.

Fotografía de Pedro RANCES MATTEY | AFP

José Pékerman, la coherencia en el mensaje y algunas dudas resueltas

Parte de ese rendimiento colectivo de mitad de cancha hacia adelante tuvo su soporte en los siguientes aspectos. La posición de Tomás Rincón, un poco más adelantado que José Martínez. El equipo ganó en la circulación del balón con ese movimiento. La salida de la pelota tenía una altura más. Bolivia no ofreció mayor respuesta a esta decisión táctica. Otro de los puntos clave en fase defensiva fue Nahuel Ferraresi. Llegó con José Peseiro y parece que del centro de la saga no será posible sacarlo. Estuvo acertado en los cortes, en el juego aéreo y en la salida de balón.

José Pékerman insistió en la calidad de los jugadores venezolanos durante las dos ruedas de presas previas a su debut como director técnico de La Vinotinto. Otras palabras clave dentro de sus mensajes fueron la mentalidad y la competitividad. Talento, enfoque y carácter. Todo eso podría resumirse en una jugada en particular, la del gol de Darwin Machís. El extremo acompañó toda la salida de balón de Bolivia hasta que percibió un posible fallo. Se anticipó y encontró recompensa. Luego de tanto tiempo, Venezuela no sufría por sus errores: estaba aprovechando los del contrario.

Es solo un partido, en condiciones generales favorables: en casa y sin la presión de tener que luchar por un puesto en la clasificación (ese se perdió mucho partidos antes). Pero el rendimiento colectivo, sujeto a un 4-2-3-1 que en fase defensiva mutó en ocasiones a un 4-4-2, dejó sensaciones que no se veían en mucho tiempo. A eso le siguieron individuales diferenciales, enmarcadas en un contexto que las favoreció. Luego de tantos juegos malos, este de La Vinotinto debe ser para el fanático algo parecido a un sueño. Ni el más optimista de los venezolanos imaginó que el debut de José Pékerman iba a concluir de esta manera. Uruguay, en el Centenario de Montevideo, pondrá a prueba todo lo anterior.


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