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Prometeo le cedió el fuego al hombre como símbolo del conocimiento, ciencia y cultura. Esto le valió un castigo eterno; y es que desde la mitología griega la llama está relacionada con la razón y el saber, la conciencia y el juicio. El símbolo de la luz tiene un espectro inmensamente amplio de percepciones: en el budismo representa el Nirvana, en biología la vida, en el cristianismo la victoria del bien sobre las sombras del mal, en física es lo que le permitió a Einstein cambiar el esquema propuesto por Newton al publicar su Teoría especial de relatividad.
En el arte, el juego entre la luz y la oscuridad es recurrente y no sólo en el campo visual como el cine y la fotografía. En la pintura, por ejemplo, nos permite apreciar a Vermeer, al impresionismo y por otra parte la ausencia de luz, como un regalo de Rembrandt, nos permite apreciar a aquella mujer escondiéndose en la sombra para admirar al buey desollado. Tanto en el caso de Turner como el de Van Gogh, la luz es un escenario más allá de las limitaciones de nuestra percepción. Aporta al igual que los niveles auditivos de ultra e infra sonido, nuevas experiencias cromáticas que no sólo moldean, sino que confieren a lo natural un ropaje sobrenatural.
En el otro lado de la moneda, está presente en Poe como exponente literario: el mundo de la noche, insomnio, misterio, alucinaciones abren la puerta para el mundo del instinto, de lo prohibido. Algo similar y más trágico ocurre en la niebla siberiana con Dostoievski; ese clima opresivo, de fuertes ventiscas, barro y nieve abundante eclipsa el mundo de la luz y armoniza en proporción dominante. Es difícil dispensar ese ambiente de Crimen y castigo, por ejemplo.
En música, pensemos en Berlioz y en el tercer y quinto movimiento de su sinfonía fantástica (el opio y la introspección frente a la alucinación dionisíaca). Debussy hará lo mismo con su Preludio a la siesta de un fauno. Y llegamos así a una obra cumbre: la sonata en si menor de Liszt, donde el drama fáustico es matizado con absoluta solvencia sonoro- cromática.
Richard Wagner por su lado asigna una connotación negativa y contraintuitiva al símbolo de la luz del día en el segundo acto de su ópera (y drama) Tristán e Isolda, de manera que hay que deshacerse de cualquier prejuicio de la idea que se tenga acerca de la luz y la oscuridad. A continuación, una tabla que resume lo que representa los valores antagónicos de la luz del día y la oscuridad de la noche en el segundo acto de Tristán e Isolda.
Oscuridad – Noche | Luz – Día |
Esconderse – resguardo | exposición y alerta |
Sentimiento y sensación | Racionalidad y pensamiento |
Libertad | Esclavitud |
Corazón | Cerebro – Cabeza |
Noble y maravilloso | Envidia y malévolo |
Amor | Odio – rechazo |
Bendición |
traición – engaño -jactancia |
Los personajes de Tristán e Isolda tienen que escapar de la luz y evitarla para poder llegar al canto de la noche. De manera contraria, el leitmotiv de la luz que genera la fogata sostenida por Isolda es de carácter positivo, ya que filosóficamente es el llamado que le hace a Tristán para entrar en el mundo de los amantes.
El segundo acto de Tristán e Isolda es una reducción de densidad infinita de romanticismo. Es la consagración del amor y la victoria sobre la muerte. Wagner asigna a la noche un lugar donde el amor es posible cuando se renuncia a la lógica del pensamiento; solo los sentimientos tienen cabida. No existen pactos corruptos, no hay espacio para romper el plano moral.
Wagner hace algo genial en el tercer y último acto, en el que se percibe la presencia inminente de la muerte: hay una transfiguración alrededor de la luz del amanecer. La idea de la luz que desarrolla en el segundo acto ahora es positiva y con tono redentor; ya la llama de la pasión se consumió durante la noche. Tristán canta lo siguiente en el tercer acto:
“Ya he oído el ruido de la puerta de la muerte cerrándose detrás de mí: ahora está otra vez abierta de par en par, por los rayos del sol: con los ojos claros, debo salir de la noche para buscarla y verla, para encontrarla (a Isolda)”…
Tristán e Isolda es una historia de amor imposible; ellos se enamoran a partir de haber tomado una pócima de amor cuando originalmente el plan era que tomaran una pócima mortal. Ella no debe amarlo porque Tristán mató a su prometido, Morold. Él no debe amarla porque luego tuvo la enmienda de llevarla a casarse con su tío, el rey Mark. En la vida y en el arte se ha acordado de manera tácita que la noche da licencia en la jurisdicción moral de embriagarse y ser el espacio de encuentro para los amantes.
Un cuento de Borges publicado después de su muerte llamado “La memoria de Shakespeare” relata la maldición de un anillo que condenaba al que lo tuviera puesto a poseer todas las memorias de Shakespeare. Este artículo busca explorar y encontrar conexiones y distancias entre referencias literarias a las que estuvo expuestas Wagner según los wagnerianos relevantes y según su autobiografía –Mi vida-, con la finalidad de especular educadamente qué pudo haber tomado Wagner y qué pudo haber desechado en la composición literaria de Tristán e Isolda muy específicamente haciendo énfasis en el símbolo de la luz en el romanticismo al que estuvo expuesto. A manera de limitar el alcance de este análisis, se excluye el análisis de referencias obvias y directas como la leyenda de Tristán e Isolda de Estrasburgo y la influencia de Schopenhauer.
Los años de Richard Wagner en “El asilo”.
Durante un exilio político a partir de la revolución en Dresden en 1849, Wagner llego a Zúrich gracias a Liszt, luego de un paso relativamente breve por Weimar. En Zúrich conoció a Otto Wesendonck, un comerciante de sedas, quien se convirtió en su mecenas y le permitió quedarse en una casa de campo (“El asilo” le llamó Wagner), a cambio de un precio simbólico dado al proyectar el potencial éxito del Ciclo del anillo.
Durante estos años llegaron a la vida de Wagner un par de elementos que tendrían influencia en su creación artística, casi a manera de quiebre: Mathilde Wesendonck (esposa de Otto Wesendonck) y la obra del filósofo Schopenhauer. Wagner estaba casado (si se permite decir a distancia) con su primera esposa, Mina, cuando no pudo resistir enamorarse de Mathilde, producto de su belleza y repetida interacción e intercambio de ideas acerca del arte, de esas que logran conexiones fuertes en las almas humanas. Se ha acordado de manera general que es una especulación ligera decir que Wagner escribió Tristán e Isolda ante la llegada de Mathilde a su vida, cuando no es el caso. Wagner se tomó una pausa en la creación del ciclo del Anillo al componer Tristán e Isolda, como aventura necesaria para poder terminar una obra tan monumental como el ciclo.
El romanticismo alemán de Goethe.
Wagner fue un artista alemán a todo dar. Leía a Goethe, oía a Beethoven y filosofaba a través de Schopenhauer, con el orgullo que infla el pecho ante tan altos estándares.
El Romanticismo, como parte de esa marea del vaivén del arte que busca romper con estereotipos artísticos establecidos para luego hacer un llamado a lo dorado clásico, llegó para descuadrar el sistema estético a partir de la Ilustración, y terminar cediendo el paso al llamado racional del empirismo. La era romántica es la cúspide de la exacerbación de los sentimientos, a un nivel más alto que la tradición de novelas de caballería en lenguas romances, para dejar atrás los esquemas rígidos basados en la racionalidad, sobriedad y armonía de proporciones.
Hablar de Romanticismo es hablar principalmente de Romanticismo alemán. Goethe, Novalis y Schiller son exponentes principales del romanticismo alemán y a quienes Wagner leyó. Las obras del dramaturgo Schiller habrían tenido influencia en Wagner de manera general, pero no encuentro alguna conexión relevante para comparar con Tristán e Isolda (hago esta afirmación luego de leer “Los bandidos”, “Don Carlo” y “Wilhem Tell” y encontrarlas llenas de tono político y de contexto histórico de búsqueda de libertad)
Wagner escribe en su autobiografía, Mi vida, que durante sus años difíciles en Paris (entre 1839 y 1842) tuvo el reto no exitoso de lograr reconocimiento y estabilidad financiera al tratar de introducir muy ligeramente sus obras tempranas a través de conexiones que hizo con Giacomo Meyerbeer. Esta frustración parisina tuvo por otro lado el efecto que logra en los victoriosos al levantarse de un bache de producción artística y posteriormente consagrarse como uno de los artistas más importantes de la civilización occidental.
Un elemento importante durante el paso por Paris fue la presencia de Wagner en repetidos ensayos de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos de Conservatorio tocando la novena sinfonía de Beethoven, ya que Wagner tuvo a partir de ese momento una percepción de esta obra muy distinta a la que había calado en su mente y haberla juzgado como una “masacre” ante la batuta de Pohlenz dirigiendo la orquesta de Leipzig.
Esta reivindicación de la apreciación de la novena sinfonía de Beethoven le emocionó de tal manera a Wagner, que lo tomó como un levantamiento anímico ante su crisis de producción artística y le hizo empezar el proyecto de la Obertura de Fausto, la cual nunca culminó como una sinfonía proyectada desde un principio; una de las pocas obras de Wagner para un programa de concierto y no de teatro. Wagner afirma en Mi vida que dentro de las obras que más le habrían emocionado entre las de Schiller, Shakespeare y Goethe, Fausto era la que reinaba entre todas.
Fausto de Goethe tendría una clara influencia años después en la composición de Tristán e Isolda, ya que ambas están llenas de relaciones repetidas entre los símbolos de la luz y la sombra; las palabras que se repiten constantemente son: brillo, claridad, cielo, llama, oscuridad, penumbra, luna, fuego, noche, sombra, umbral e iluminación. Fausto una obra que explora la redención, la ambición y la condición humana.
El Dr. Fausto hace un pacto con la figura del diablo, el Mal, el hijo del infierno (Mefistófeles) que consistía en que Mefistófeles le daría conocimiento y placer inacabable; a cambio, si Fausto experimentaba algún momento de tal satisfacción que su deseo fuese quedarse en ese momento para siempre, pues entonces el alma de Fausto le pertenecería a Mefistófeles. La obra se desarrolla en torno a tentaciones, y poner en la balanza entre ser feliz eternamente y perder su alma, o apuntar hacia una meta más grande de entendimiento y redención.
Al principio de la obra hay una clara referencia de directa comparación al canto de la noche de Tristán e Isolda:
“La luna oculta su luz, la lampara se extingue… unos rayos rojos se concentran sobre mi cabeza… mis sentidos se abren a nuevos sentimientos”…
Fausto se halla abrumado por la razón y el conocimiento y desea renunciar a él, casi como una búsqueda de descanso mental. Luego en la primera escena del “Gabinete de estudio” Fausto recita lo siguiente:
“por la noche oscura que despierta en nosotros la mejor alma… los impulsos salvajes… se han sumido en el sueño… ahora despierta el amor humano”…
La mayor tentación para Fausto fue haber conocido a Margarita, que lo obsesionó luego de haberlo rechazado en su primer encuentro. Mefistófeles entonces ayuda a que Margarita se interese en Fausto a través de joyas y declaraciones de amor, hasta lograr que ella se enamorara apasionadamente, a pesar de sus valores morales y religiosos.
Las consecuencias entre Fausto y Tristán e Isolda son similares: los amantes mueren a cambio de la redención y perdón, aunque en circunstancias muy distintas.
No puedo determinar con certeza el alcance de la Obertura Fausto de Wagner en relación con la obra de Goethe. Pero si se puede percibir que inicia con un tono de oscuridad, que luego se convierte en un dialogo de claridad con tonos de redención. A continuación pasemos a otras obras de Goethe que leyó Wagner con indicios de influencias en Tristán e Isolda.
Diván oriental de Goethe es un conjunto de libros de poemas donde se propone un puente entre oriente y occidente, como si Alejandría y Marco Polo fuesen poesía. La lectura de este ciclo de poesía siendo un claro tributo a Hafiz, condujo a Wagner a buscar al poeta persa y de manera indirecta a Calderon de la Barca: “sólo aquellos que aman y conocen a Hafiz, entienden lo que Calderon cantaba”… escribe Goethe en el Libro de los proverbios.
A continuación, algunos extractos donde están presentes los símbolos de la noche, el amor y el embriague:
En el libro del cantor:
…”En el frescor de la noche del amor,
Que te engendró donde tú has engendrado,
Un sentimiento extraño te asalta,
Cuando brilla la vela silenciosa.
Ya no permaneces encerrado en la sombra de la oscuridad,
y un nuevo deseo te atrae”…
En el libro de la ofrenda:
“Generalmente en la embriaguez… uno sucumbe hasta que termina el día; Pero mi borrachera me persiguió por la noche. Es la embriaguez de amor que me atormenta miserablemente”…
En el libro de las reflexiones:
“Como amigos, el placer y el dolor se encuentran,
Oh dulce felicidad, cuando ambos se juntan”…
Afinidades electivas de Goethe es una novela que se divide en dos partes y considero que la obra se resuelve completamente en la primera parte sin la necesidad de la otra mitad: la relación de un matrimonio se enreda de manera irreversible ante la llegada de dos personas a su hogar. José Palau sugiere que Wagner leyó esta novela durante la estadía en el Asilo; la coincidencia con respecto a la situación entre los Wagner y los Wesendonck no puede ser más oportuna.
Novalis y el Himno a la noche.
Wagner también estuvo expuesto a los 6 poemas que conforman el Himno (Oda) a la noche de Novalis. La razón de escribir este conjunto de estos poemas fue la muerte de su amada Sophie von Kühn, el mismo germen de creatividad que promueve, por ejemplo, los gazales en la poesía persa: la separación o pérdida de un ser querido y el encuentro triunfante con la belleza artística que produce ese dolor; la voz del lamento.
La luz para Novalis es de carácter positivo y representa condiciones positivas:
…” ¿Cuál viviente de sensible inteligencia no ama la plena luz entre las apariciones maravillosas del extenso espacio que lo rodea? —con sus colores, sus rayos y arcos, su presente suave como día que despierta… …la luz llama a todas las fuerzas a transformaciones innumerables, anuda y suelta lazos infinitos… Su presencia sola abre el prodigio de los reinos del mundo…” [ ]
El romanticismo oriental de los gazales de Hafiz.
José Palau sugiere que Wagner leyó los gazales de Hafiz (poeta considerado como pináculo de la literatura persa) como subproducto de haber leído a Goethe y que estos gazales le sirvieron como receta literaria del amor imposible. Después de la muerte de Hafiz se logró recopilar sus poemas, dentro los cuales sobrevivieron alrededor de 500 gazales (dependiendo de la edición). En la comparación con Hafiz y Tristán e Isolda de Wagner, el análisis yace en las similitudes. A continuación, extractos de los gazales en los que considero existe una cercanía notable -vale acotar que pierdo en mi traducción del inglés al español el sentido literario de la rima, lo cual no tiene efecto en el análisis de Hafiz como influencia en Wagner:
Gazal #1:
…” trae la copa y llévala a mis labios. El camino del amor parecía fácil al principio, lo que vino fueron muchas dificultades.”…” La medianoche oscura, las olas espantosas y el remolino tempestuoso ¿Cómo puede saber de nuestro estado, mientras los puertos albergan sus barcos vacíos? Seguí mi propio camino de amor y ahora tengo mala reputación. ¿Cómo puede permanecer velado un secreto si de cada lengua gotea?…”
El símbolo del vino y la copa de Bargane que da a Tristán y a Isolda como pócima de amor junto al elemento de la noche. Por otro lado, el llamado a “Dios” se encuentra repetidamente en varios gazales.
Gazal #3:
…” Un amor tan inacabado como el nuestro, el Amado no lo necesita”…
Gazal #11:
…” Eterno es aquel cuyo corazón ha despertado al Amor”…
Gazal #35:
…”Oh corazón, por el dolor y la injusticia del amor no supliques, porque ésta es vuestra suerte desde la justicia de la eternidad”…
Los siguientes elementos se encuentran repetidamente en los gazales, pero no en Tristán e Isolda: Dios, Narciso (mitología griega), Santo Grial, amor no correspondido.
El romanticismo de los poemas Wesendonck.
Durante la estadía de Wagner bajo los cuidados de carácter de mecenas de la pareja Wesendonck, Mathilde escribió 5 poemas que le entregó a Wagner como resultado de la exposición del procesa creativo en “El asilo”. Wagner compuso la música para estos poemas, y los publicó luego como un ciclo llamado “Las canciones Wesendonck”. Esto ejercicio de esfuerzo compartido fue una excepción, ya que Wagner no solía componer música para letras que no fueran suyas. De las 5 canciones, dos específicamente fueron utilizados como estudios para el segundo y tercer acto de Tristán e Isolda.
En el invernadero.
Coronas de follaje en altas arcadas,
baldaquines de esmeralda,
vosotros, hijos de lejanas religiones,
decidme ¿por qué os lamentáis?
Inclináis en silencio vuestras ramas,
dibujáis signos en el aire
y, como mudo testigo de vuestras penas,
se exhala un dulce perfume.
Grandes, en vuestro ardiente deseo,
abrís vuestros brazos
para estrechar vanamente
el horror espantoso del vacío.
Sé muy bien, pobres plantas,
que compartimos un igual destino.
Aunque viviésemos entre una luz radiante
nuestro hogar no está aquí.
Al igual que el sol gozoso, que abandona
el vacío esplendor del día,
aquel que verdaderamente sufre
se envuelve con el obscuro manto del silencio.
Todo se calma. Un susurro ansioso
llena la estancia obscura.
Estoy viendo cómo pesadas gotas se hinchan
en los verdes bordes de las hojas.
Sueños.
Dime ¿qué sueños maravillosos
retienen prisionera a mi alma,
sin desaparecer, como pompas de jabón,
en una nada desolada?
Sueños que a cada hora
de cada día florecen más hermosos.
Y que, con sus prefiguraciones del Cielo,
pasan felizmente a través de mi espíritu.
Sueños que, como rayos de gloria,
penetran en el alma
para pintar en ella una imagen eterna:
¡el olvido de todo! ¡el recuerdo único!
Sueños parecidos al sol de la primavera
cuyos besos hacen brotar las flores entre la nieve
y que, con una inimaginable felicidad,
acogen al nuevo día.
Y creciendo, y floreciendo,
y soñando, exhalan su perfume,
y se marchitan, dulcemente, sobre tu pecho
para descender después al sepulcro.
La luz del budismo y Eugene Burnouf
En un momento de cúspide de creación artística Wagner leyó “Introduction à l’histoire du Bouddhisme indien” de un indólogo y traductor francés, Eugene Burnouf. Esta investigación hace un repaso extensivo de lo que sería la compilación de fuentes y correlaciones entre textos del sanscrito nepalés, y la conexión de los libros Pali de Ceylon, para consolidar el origen del Budismo como religión. Explora traducciones y versiones tibetanas, nepalesas, chinas, mongolas, burmesas y de la India. Ésta es quizás la primera exposición al estudio del budismo por parte de Wagner. Burnouf describe 3 categorías que definen al Budismo como filosofía: la disciplina, la moral y la metafísica.
En su estudio de compilación, Burnouf propone las escrituras del budismo se podían contener en 12 títulos, que constituyen diálogos con Buda y sus discípulos, acerca de leyes universales como la de la causa y efecto, moralejas y atributos del Buda y de la naturaleza. El libro 9, Vaipulya, se concentra en los bienes de este mundo (artha) y los de un mundo por venir (dharma).
En la segunda sección de esta obra, Burnouf recopila varios Sutras. En el Sutra de MĀNDHĀTR, considero que Wagner encuentra un elemento que propone en Tristán e Isolda: Ānanda, un discípulo de Buda, llega a la conclusión de que hay 4 principios de poder sobrenatural que pertenecen. Dos de ellos son: la idea de destruir el deseo y la idea de destrucción de todo ejercicio de pensamiento. Burnouf explica que una contribución de Śākyamuni (Buda) fue que
“…El signo definitivo de este aniquilamiento (Nirvana) era la muerte; pero un signo precursor en esta vida anunció el hombre predestinado a esta liberación suprema; fue la posesión de una ciencia ilimitada, que le dio una visión clara del mundo tal como es”…
La mayor contribución de Burnouf en Wagner considero que reside en la referencia de un Sutra especifico, que el mismo Burnouf traduciría al francés y que Wagner leería: “Sutra del Loto”, compuesto por 27 (traducción tibetana) o 28 (traducción china). Originalmente es un texto anónimo escrito en Sanscrito budista hibrido. El Sutra del loto es un compendio de enseñanzas de Buda acerca del orden universal, que nos protegen del sufrimiento y potencialmente nos llevan a alcanzar el Nirvana que es, para el hombre indio, la liberación del dolor y sufrimiento a través de reencarnaciones de existencias sucesivas, aspirando a la práctica de una disciplina moral e intelectual.
La concepción del Nirvana no se debe interpretar desde la mirada de Occidente y la herencia judío-cristiana, con un Dios creador. Incluso, la idea de que buddha y bodhi signifiquen en occidente iluminado e iluminación, son interpretaciones cristianas como actos de recibir la luz espiritual de Dios, generalmente viniendo desde el cielo. Para el hombre indio buddha y bodhi no representan factores divinos eternos, sino por el contrario, una transformación interna como resultado de la disciplina moral. De manera que todos pueden llegar a ser buddha y llegar al Nirvana. Por otro lado, esto es distinto al hecho de que “Buda (Bhagavant) haya emitido un rayo de luz que ilumino el universo entero, tornándolo visible” .
En capitulo III del “Sutra del Loto”, el versículo 100 dice lo siguiente, como parte de la explicación de una parábola en la que unos niños estando en una casa en llamas, ignoran todo el sufrimiento que potencialmente esta situación puede traer:
“Y a quienes por ignorantes y de mente inmadura no ven cuál es aquí la raíz del sufrimiento, Yo les enseño el Camino: el deseo es la fuente, el origen del sufrimiento”…
Lo interesante es que a diferencia del dicho popular que afirma que la ignorancia es felicidad, el “Sutra del Loto” presenta varias parábolas para describir que la ignorancia lleva al sufrimiento: un hombre ciego de nacimiento, un pobre que no tenía idea de que poseía una piedra valiosa.
Tristán e Isolda: 3 actos eternos.
Tristán e Isolda es de análisis caleidoscópico. Navegar sobre el “acorde Tristán” es aventurarse en ríos de tinta. Esta obra acompaña en momentos oscuros y da nostalgia en el brillo de la felicidad. Para finalizar, comparto versiones que encuentro logran revertir el flujo de la sangre y ralentizar el tiempo (dejo el enlace digital a Spotify):
1er acto. Carlos Kleiber – Staatkapelle Dresden- 1982
2do acto – Karl Bohm – Bayreuth Festival Orchestra – 1966
3er acto – Hans Knappertsbusch – Bavarian State Orchestra, Munich – 1950
***
Bibliografía y referencias:
[ ] Burnouf E. Introduction to the History of Indian Buddhism. 2010. The University of Chicago Press. 1era edición. Enlace digital visitado.
[]Tola, Dr. Fernando. Sutra del Loto de la Verdadera Doctrina(Edición en español versión en Kindle) . Dharma Translation Organization.
[xx] Hafiz. Los Gazales de Hafiz (Traducido del persa al inglés por Henry Wilbeforce Clarke). 2020. Editorial Persian Learning Center. 1era edición
[] Palau J. Tristán, un amor de Ricardo Wagner. 1943. Ediciones Mediterráneas, S.L. 1era edición.
[] Goethe, Johann Wolfgang von. West-Eastern Divan. Palaeophron and Neoterpe. Kindle Edition.
[]Johann Wolfgang Goethe. Las afinidades electivas. Greenbooks editora. Edicion Kindle.
[]Goethe, Johann Wolfgang von. Fausto (Spanish Edition). e-artnow. Edicion Kindle.
[]Wagner, Richard. Mi vida — Volumen 1 and 2. Edicion Kindle.
[] Novalis. Himnos a la noche (traducido al español por Jorge Arturo Ojeda). Revista de la Universidad de México. Volumen XXIX, Numero 3. 1974.
[] Newman E. The Wagner Operas. 1991. Princeton University Press. 10ma edición.
[] Fuente de canciones Wesendonck
Walter Krispin
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