Literatura

Sobre una piedra

18/07/2020

[Presentamos “Sobre una piedra”, poema que se adjudicó el tercer premio del 5° Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas, correspondiente a la edición 2020]

 

A todas la mujeres africanas que mueren atravesando el mediterráneo.

«Hay una constelación hirviendo adentro de la piedra»

(Marosa di Giorgio)

 

Ha muerto la primavera,

estas olas furiosas están de luto

se golpean en sí, en una masa imponente de agua,

en esta piedra que me sostiene,

siento la vibración de cada golpe

/cuando la mar respira

reúne las fuerzas necesarias

para golpearse a sí misma/

(la mar)

y mis pies que tocan la piedra,

tienen miedo no al vigor del/ de la mar sino

a la desnudez mineral,

a la piedra sabía que lo contiene todo,

mis pies siguen ahí,

abiertos a la piedra,

escuchando el flujo de la furia,

cómo cada ola en su choque se comunica con la piedra.

Está naciendo el verano,

las aguas bajo las olas celebran,

el sol abre como una garganta la neutralidad del cielo,

hunde sus manos en las aguas

lleva alimentos extraños;

donde las edades del agua comunican a sus habitantes sobre la danza         luminosa.

 

El agua corta la piedra a través de las manos de la luna,

piedra consciente de la densidad, la edades y la vida

 

llueves, llueves, llueves

el vientre cálido del volcán,

la lengua del fuego durmiendo abajo de un río.

Pez libre huyes del mar

Pez libre huyes al viento

raíz del árbol, vena de la catarata

los ojos de la profundidad agitan azufre,

nutren a la bacteria,

relámpago quebrando.

 

El verano ha nacido

y el primer vestigio del sol agoniza al contacto con la madera,

madera protectora que sostienes razas cubiertas de esperanza,

el mediterráneo es una vena enloquecida

cantándole a los caídos, también agoniza la roca,

cántico oculto, el golpe del agua.

El agua choca con todos sus espíritus,

choca y parece morir cuando toca los pies de los desesperados.

 

El hambre es otra piedra que se hunde

y los cuerpos ante la mar son insólitos,

la columna de Hércules sostiene en sus vértebras el pánico,

la oscuridad de la boca hambrienta

los ojos de la mujer enarbolados en la profundidad

mezclados con el agua,

son cristales que rajan la mano de dios

Mujer unísona de otras voces,

mujer unísona cantando la muerte de las miles de mujeres desprotegidas,

tu cuerpo es un manifiesto invadido

que al caer a la mar se purifica

y las manos de la muerte acarician tu cuerpo,

reconstruyéndolo,

pero el mediterráneo es lo último que puede tocarte

porque tu transparencia besa a las aguas,

unísonas

y tu nombre olvidado por la historia

se transforma en el alimento de mil criaturas del océano,

todas las mujeres ofrendadas a la mar

están incrustadas en el corazón animal,

en el latido de órganos vegetales,

mujeres subsaharianas,

mujeres áfrica negra,

mujeres árabes,

mujeres mediterráneas,

mujeres las hijas de la guerra.

Mujeres mar,

úteros del descanso de la lluvia

la luz quebrada alimenta plantas ancestrales.

 

Ahora mis pies sienten su belleza,

la piedra metaboliza todos los procesos,

el choque de las olas en la piedra

son el unísono de las voces minerales.


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