Fotolibros

Sobre el fotolibro “21 Fotógrafas venezolanas” de María Teresa Boulton

18/10/2018

En esta entrega #38 de la serie «Apuntes sobre el fotolibro», compartimos el texto «21+1 visiones femeninas de la fotografía», de la periodista e investigadora Johanna Pérez Daza. El fotolibro 21 fotógrafas venezolanas fue publicado en el año 2003 por Editorial Arte (Venezuela). Contó con la corrección de Henry Arrayago, la coordinación, cuidado y edición de textos en inglés de  Juan Luis Delmont, la traducción de Eleonora García Larralde y Heather Mc Kay, el Concepto gráfico y diseño de Gisela Viloria y la impresión del Grupo Soluciones Gráficas – Editorial Arte.

21+1 visiones femeninas de la fotografía

Publicado en el año 2003 por Editorial Arte (Venezuela), “21 fotógrafas venezolanas” de María Teresa Boulton es explícito en su título. En 180 páginas recoge parte de la obra fotográfica de Amalia Caputo, Angela Bonadies, Gabriela Gamboa, Sara Maneiro, Maggy Navarro, Jenny Woodman, Ana María Yánes, Diana López, Bárbara Brändli, Sandra Bracho, Cristina Rosenberg, Marisela La Grave, Teresa Carreño, Anabell Guerrero, Mireya Ferrer, Lisbeth Salas, Ana María Ferris, Ana Luisa Figueredo, Nayarí Castillo, Susana Arwas y Beatriz Grau.

La acertada combinación de entrevistas e imágenes permite al lector un acercamiento detenido a la obra de estas fotógrafas que, desde distintas temáticas y perspectivas, se expresan y comparten sus inquietudes autorales y propuestas creativas. La fotografía es el medio para comunicar sus sentimientos, vivencias y visiones. A los relatos de estas 21 mujeres se suma la propia voz de la autora quien ha sido una referencia en la investigación de la fotografía venezolana, habiendo publicado textos de carácter crítico e histórico, lo que nos ofrece 21+1 visiones femeninas.

En el ensayo introductorio Boulton expone el contexto sociocultural, a nivel nacional e internacional, que ubica a la mujer en un escenario cambiante en el que abundan matices y contradicciones que urge atender, tal vez por ello cita a Miguel Chikaoka: “ Sería una lástima no conocer cómo piensa la otra mitad de la humanidad”.

La autora revela su proceso de investigación y con ojo autocrítico expone algunas limitaciones tales como la ausencia de Thea Segall quien lamentablemente “no quiso participar en este proyecto” pero cuya voz resuena entrelíneas: “ser mujer fotógrafa era casi inaudito, casi increíble”. Comenta la preponderancia de fotógrafas caraqueñas, “a pesar de haber querido incluir fotógrafas de todo el país”. Argumenta los criterios de escogencia, pues como investigadora sabe que no se puede abarcar todo: “Pido disculpas por las fotógrafas que han quedado excluidas, pero tampoco mi intención era acometer un catálogo razonado de fotógrafas venezolanas”. En este sentido, explica la amplitud en el gentilicio: “Algunas de estas autoras son nacidas en el extranjero, pero han vivido y trabajado por largos años en el país. No sabemos si se han nacionalizado y tampoco importa, para nosotros son venezolanas. En otros casos, son venezolanas que viven y trabajan en el extranjero. Para nosotros, siguen siendo venezolanas”, escribió Boulton con letra profética.

Identifica tópicos e inquietudes expresivas y advierte que “siempre es complejo crear categorías y que éstas se sostengan íntegramente”. Sin embargo, se atreve y organiza el material en 5 temáticas que permiten conocer mejor a las fotógrafas y sus obras: El cuerpo (Amalia Caputo); La intimidad y el yo femenino (Jenny Woodman, Maggy Navarro, Sara Maneiro, Gabriela Gamboa, Angela Bonadies, Ana María Yánez y Diana López); Un oficio y una preocupación (Bárbara Brändli, Sandra Bracho); Las ramificaciones del documentalismo (Marisela La Grave, Cristina Rosenberg, Ana María Ferris, Teresa Carreño, Lisbeth Salas, Mireya Ferrer, Anabell Guerrero, Ana Luisa Figueredo); y las Búsquedas conceptuales (Nayarí Castillo, Susana Arwas y Beatriz Grau)

De manera tangencial, este libro es una radiografía de la fotografía nacional ya que ofrece algunas coordenadas de las opciones formativas existentes en el país a finales del siglo pasado. Destaca la influencia de artistas y fotógrafos que ejercieron la docencia, tal es el caso de Ricardo Armas (Premio Nacional de Fotografía, 1997) a quien varias de las fotógrafas entrevistadas reconocen como parte esencial de sus estudios, a través de los talleres Manoa. El Instituto de Diseño Hans Neumann también se muestra como “un lugar primordial de formación fotográfica en la Caracas de los años sesenta, setenta y parte de los ochenta del siglo veinte”, señala la investigadora. Nos deja ver también la convivencia de la fotografía comercial —asumida  como modo de sustento y actividad laboral— con indagaciones autorales y planteamientos estéticos, sin desestimar retos visuales y técnicos, así como sus aportes en el crecimiento individual.

Este libro requiere una lectura pausada que permita desmenuzar sus contenidos a partir de la inmersión en las imágenes y los relatos de las entrevistadas, por lo que —en cierto modo—se propone una conversación privada e íntima que nos sitúa en aquella “habitación propia” de la que hablaba Virginia Wolf, ese espacio personal reservado a la creación como  licencia expresiva —otrora negada— y libertad personal —tantas veces restringida—.

De su lectura emerge la búsqueda de una mirada propia, tal vez diferenciada, en la que vale preguntarse por las similitudes y diferencias, los puntos de encuentro y ruptura entre lo masculino y lo femenino, y su relación con la fotografía y la cultura visual, más allá de lo excéntrico o exótico que esto todavía pueda resultar.  Surgen cuestionamientos en torno a la pertinencia y asertividad de demarcar la mirada femenina, entendiendo que el acto fotográfico concebido y producido por las mujeres está revestido de múltiples interpretaciones en las que la sensibilidad y la vulnerabilidad parecen ser dos constantes que, en algunas ocasiones, se presentan como limitaciones y en otras como oportunidades. En todo caso, la condición de género marca ciertos paradigmas, la visión del mundo, los anhelos, deseos y decisiones.

“21 fotógrafas venezolanas” organiza y muestra, proyecta y da a conocer la diversidad de enfoques con la que las mujeres se acercan a la fotografía. Como producto editorial y cultural contrarresta el poco reconocimiento dado históricamente a las fotógrafas. Es un homenaje que la autora asume en primera persona y muta a lo colectivo: “Sentí también un gran orgullo por pertenecer a ese género humano de seres combativas, entregadas, sinceras. Este libro es pues también un homenaje a las fotógrafas dispersas en el planeta que con su cámara quieren contar su parte del mundo”. Con esta investigación nos acercamos a esa otra mitad.

Como otras publicaciones, este libro es una obra colectiva que congrega en su construcción las especialidades del equipo trabajo, por eso es justo cerrar agradeciendo a quienes acompañaron a María Teresa Boulton en la compleja tarea editorial:

Corrección: Henry Arrayago

Coordinación, cuidado y edición de textos en inglés: Juan Luis Delmont

Traducción: Eleonora García Larralde y Heather Mc Kay

Concepto gráfico y diseño: Gisela Viloria

Impresión: Grupo Soluciones Gráficas – Editorial Arte.


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