Entre los personajes de Marvel que aparecen en "Infinity War" están Okoye (Danai Gurira), Pantera Negra (Chadwick Boseman), Capitán América (Chris Evans), Viuda Negra (Scarlett Johansson) y Bucky Barnes (Sebastian Stan). Crédito: Marvel/Disney
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Los hermanos Joe y Anthony Russo impulsaron el cierre de la saga actual de los Vengadores con dos películas, empezando con “Infinity War”, y Marvel estuvo de acuerdo. ¿Cómo fue el proceso?
BURBANK, California — Todo tiene su final, aunque Joe y Anthony Russo no lo vean así. Una tarde de marzo, más de un año después del rodaje de Avengers: Infinity War, los hermanos directores estaban en los estudios de Walt Disney en esta ciudad para darle los toques finales a su más reciente megapelícula de superhéroes.
Las tareas pendientes eran rutinarias y poco glamurosas, como volver a grabar partes del diálogo de Elizabeth Olsen, quien interpreta a la Bruja Escarlata, y darle el visto bueno al último tráiler de la película que se estrena el 27 de abril y prevé ser una batalla inmensa en la que todos los campeones del universo cinematográfico de Marvel deben defender al mundo de un titán genocida llamado Thanos.
Después de completar eso, a los Russo les falta una última tarea: finalizar la franquicia.
Las dieciocho películas previas a Infinity War representan un logro porque forman una narrativa de varias horas en las que cada parte da paso a la siguiente —a veces con elegancia; en otras ocasiones de manera algo torpe— con muchas consecuencias heredadas de los episodios previos.
Ahora Marvel intenta lograr algo sin precedentes, pero potencialmente más riesgoso. Con Infinity War y otra película de los Vengadores que se estrenará en mayo de 2019, los Russo deberán reunir a decenas de personajes principales y darle un final satisfactorio a una de las franquicias más lucrativas en la historia hollywoodense.
“No hemos andado con rodeos respecto al hecho de que estamos en el cierre de los primeros diez años”, dijo Joe Russo esa noche en marzo. “Es lo que nosotros impulsamos”.
No es el resultado que la industria del entretenimiento preveía cuando el estudio de Marvel inició su campaña en 2008 con la primera película sobre Iron Man, considerado un personaje terciario en ese momento, aunque era uno de los pocos con derechos de adaptación por parte del estudio.
Una década después, el éxito rotundo de esa película se volvió la base de todo un panteón fílmico, con las sagas del Capitán América, Thor o los Guardianes de la Galaxia. Son filmes que también revivieron las carreras de algunos actores, como Robert Downey Jr. (quien hace del multimillonario Tony Stark, o Iron Man), y apuntalaron los perfiles de otros no tan conocidos, como Chris Evans (el intérprete del supersoldado Steve Rogers, o Capitán América).
El estudio también revitalizó sus cómics antiguos y ha creado una gran base de fanáticos hambrientos de ver todas las adaptaciones fílmicas de nuevos personajes.
Marvel dice que ahora quiere recoger las piezas dispuestas a lo largo de diez años para allanar el terreno de algo nuevo.
“Para contar una gran historia debes tener un gran final”, dijo Kevin Feige, presidente de los estudios Marvel. “Cuando te dedicas a eso, cambia la manera en la que piensas”.
El público verá cómo se desenvuelve ese final cuando se trata de una máquina de hacer películas taquilleras: ¿realmente será una conclusión? ¿Morirán algunos personajes? ¿Qué actores ya no serán parte de la saga?
Sin importar cuáles sean las respuestas, ya fueron decididas, con ayuda de los hermanos Russo, dos de los cineastas más consistentes y dedicados de Marvel, aunque quizá no sean los más reconocidos.
En la dirección
Cuando terminen las películas de los Vengadores, los Russo también finalizarán parte de su saga personal: muchos los ven como los “tipos raros” del cine independiente que fueron empresarios de la televisión de comedia y terminaron como directores de la que posiblemente es la mayor franquicia en la historia fílmica.
Los hermanos —Anthony, de 48, es el de lentes que postula muchas ideas, y Joe, de 46, es el que busca la manera de ponerlas en práctica— tienen energías que contrastan, aunque también son complementarias. Downey Jr. describió a Anthony como “alguien de más reflexión, el yin”, y a Joe como el yang intenso.
Cuando están juntos, añadió Downey, “es como si fueran una tercera cosa que es mejor que lo que puede ser una sola persona”.
Los Russo crecieron en Cleveland y en los setenta y ochenta se metieron de lleno a las películas. Dedicaron tres años y gastaron 30.000 dólares en escribir y dirigir una película independiente, Pieces, sobre tres hermanos —también llamados los Russo— que se dedican al crimen. Pese a las reseñas (Variety la describió como un “clarísimo proyecto de vanidad”), la película atrajo la atención de Steven Soderbergh durante el festival de cine de Slamdance de 1997.
Con la ayuda de ese director hicieron su primer filme de estudio, Welcome to Collingwood, con George Clooney, William H. Macy y Sam Rockwell. No le fue bien en taquilla cuando se estrenó, en 2002.
En los años siguientes, los hermanos se dedicaron a dirigir programas de televisión, incluido Lucky, de FX, y Arrested Development, la sátira que se volvió un éxito de culto.
Pese a que la serie era amada por la críticas, tenía muy bajos índices de audiencia. Pero los Russo dijeron que esa falta de atención terminó por ser beneficiosa, pues les permitía experimentar con la narrativa, el tono y el ritmo sin temor a interferencia por parte de ejecutivos del canal. “No entendían para nada el programa, entonces no les importaba lo que hiciéramos”, dijo Anthony. “Fue una ventaja creativa inmensa”.
Después, los hermanos aprovecharon Community, otra comedia bien reseñada pero vista por pocos, para rendirle tributos muy elaborados a la Guerra de las Galaxias o a los westerns del estilo de Sergio Leone. Ahí fue donde captaron la atención de Marvel.
Redefinir franquicias
En esa época, el estudio empezaba a tener éxitos con sus primeras adaptaciones, de Iron Man y el Capitán América, y buscaba expandir su portafolio con más directores. También quería darle un nuevo giro a la saga del Capitán América a partir de la segunda película, El soldado de invierno, de 2014.
“La primera fue una película bastante patriota y de ‘hurras’ de la Segunda Guerra Mundial”, dijo Christopher Markus, el guionista de las películas de Capitán América junto con Stephen McFeely. “No puedes hacer más de una de esas antes de que te den algo de náuseas”.
La meta de Soldado de invierno, dijo Markus, era mostrar al Capitán América “perdiendo la fe en las instituciones que lo volvieron quien es, para mostrarlo como alguien relevante en la era moderna”.
Los directores pensaron en esa película como una actualización de los grandes thrillers de espionaje, como Tres días en el Cóndor, y al estudio le gustó la idea. Cuando el filme recaudó 714 millones de dólares en taquilla global, Feige dijo que los Russo “redefinieron la franquicia, no solo la del ‘Cap’, sino la de todas las películas Marvel de ahí en adelante”.
“Encontraron cómo mantener el asombro, el espectáculo, pero aterrizado en cierto realismo”, dijo Feige. “Y esa no es una palabra que uso con descuido si se trata de nuestras películas”.
Los hermanos también tuvieron éxito con Capitán América: Guerra civil, la secuela de 2016 que introdujo a la Pantera Negra (Chadwick Boseman) y una nueva versión del Hombre Araña (Tom Holland) y en la que los aventureros tomaron bandos en un conflicto sobre su futuro, encabezados por el Capitán América e Iron Man.
Incluso antes de que Guerra civil se volviera un éxito mundial de 1150 millones de dólares en taquilla, Marvel ya había empezado a poner las fichas para lo que Feige define como “el gran final de la trama inicial que estábamos desarrollando”.
Era un plan ambicioso. Markus y McFeely escribirían dos películas de los Vengadores a partir de un manifiesto de sesenta páginas que redactaron en 2015. Todos los héroes tenían que aparecer y se debían presentar más personajes. “No puedes tener a veinticinco personas en cada escena”, dijo McFeely. “Tienes que hacer equipos pequeños de calentamiento antes de armar el torneo”.
Ya con los guiones en mano, los Russo grabaron las películas de manera consecutiva. Para Feige, casi no existen directores que puedan hacerlo así, en “tres años seguidos de rodaje”.
“Ellos son dos, lo que ayuda”, dijo Feige. “Pero no hay comparación con su rendimiento individual”.
Rodaje extenuante y colaborativo
Los Russo se mudaron por dos años a Georgia, donde Infinity War y la secuela fueron grabadas en los estudios Pinewood Atlanta (aseguran que se tomaron unas tres semanas de descanso entre las dos películas).
Ambos describen la producción de los filmes como un reto al que no pudieron resistirse, una prueba que pocos directores han intentado, como Lana y Lilly Wachowski, de Matrix, y Peter Jackson, con las trilogías de El señor de los anillos y El hobbit.
Sobre el proceso, Anthony Russo dijo: “Eres un buen maratonista y ya sabes cómo entrenar. Y, de repente, te toca correr un doble maratón. No puedes entenderlo sino hasta que lo haces”.
Los hermanos admiten que parte de la razón para rodar así las dos películas fue económica: es más barato para Marvel contratar a los actores —decenas de ellos, algunos de los cuales cobran mucho— durante algunos meses en vez de conseguir contratos individuales para cada película.
Aunque tienen que rendirle cuentas a muchos líderes corporativos de Disney y Marvel, y se rumora que Feige mantiene un gran control sobre las películas del estudio, los Russo afirman que tuvieron margen para hacer las películas que ellos querían.
“No es distinto a hacer cualquier historia en cualquier medio donde rige el capitalismo”, dijo Joe Russo. “Debes tener una resiliencia casi zen sobre lo que quieres hacer y luego hacerlo muy bien. Y así los demás no se entrometen”.
Downey Jr., quien trabajó por primera vez con los Russo en Guerra civil, dijo que la experiencia de los hermanos en la televisión les sirvió mucho, pues aprendieron a ser colaborativos y trabajar con rapidez.
En cualquier momento de la grabación, dijo Downey Jr., “hay unas ochenta cosas que están por estallar o colisionar; todos estos puntos de una trama que suceden a la vez”. Cuenta que, cuando a uno de los Russo se le ocurría algo nuevo, se le acercaban para planteárselo: “A ver qué te parece”.
“Nadie se lo toma personal y surge la idea”, dijo Downy Jr. “Al final tienes un amalgama de todo lo que no fue rechazado por los demás”.
Hacia un final
Los Russo no quieren decir mucho sobre cómo sus películas de los Vengadores concluirán esta fase de la saga fílmica de Marvel. Ni siquiera quieren divulgar el título de la película a estrenarse en mayo de 2019 porque incluso esa información, dijeron, revela demasiado.
“Lo que se va a ver al final de las películas es cuál es el costo de ser un héroe en un mundo en el que ninguna respuesta es sencilla”, dijo Joe. “Creo que así es el mundo en el que vivimos”.
La muerte es clave en los cómics. Personajes muy queridos mueren todo el tiempo y a veces son remplazados por sucesores que retoman las identidades: Bucky Barnes pasa a ser Capitán América; Jane Foster ahora es Thor. No hay razón para pensar que las versiones fílmicas no son igual de mortales e intercambiables.
Evans no ha escondido su deseo de dejar atrás al capitán. En la entrevista telefónica, Downey Jr. se presentó como “Robert Downey Jr., actor de cine jubilado”.
Al referirse a su tiempo con Marvel, habló siempre de manera retrospectiva e hizo referencia a un encuentro con Keanu Reeves cuando este acaba de terminar el rodaje de la trilogía de Matrix.
“Yo estaba como: ‘Hey, ¿cómo vas?’”, dijo Downey Jr. “Y él nada más estaba como ‘he estado en otro planeta’”. Luego añadió: “Alejarme de esto me ha dado mucha calidez, afecto y objetividad sobre la década pasada”.
Claro que la maquinaria de Marvel va a seguir girando. “Habrá más películas con algunos de estos personajes”, dijo Feige, “y con muchos otros personajes nuevos”.
La reciente adquisición de 21st Century Fox por parte de Disney también traerá aún más héroes al acervo que Marvel tiene disponible para adaptaciones, como los Hombres-X y los Cuatro Fantásticos. Aunque Feige dijo que “es demasiado pronto” para hacer planes al respecto.
“Nos encanta volver a tener esos personajes”, dijo Feige. “Es un sueño. Pero ya estamos ocupados con las próximas cinco películas”.
Los Russo también se están preparando para sus vidas después de los Vengadores. Crearon su propia productora, Agbo Films, que cuenta entre su directiva a Markus y a McFeely, y que tiene financiamiento chino.
Los hermanos no precisaron si habrá más filmes de Marvel en su futuro. “Queríamos maximizar nuestras opciones como artistas y narradores”, dijo Anthony. “Estructuramos nuestra vida empresarial para apoyar eso. Puede que pase, o puede que no. Hemos mantenido abiertas nuestras opciones”.
La verdad es que los Russo aún no terminan con los Vengadores, porque cuando se estrene Infinity War todavía tienen que terminar de hacer una última película a partir de metraje sin editar, algo que creen que les tomará buena parte de este año.
“Todavía quedan meses de trabajo”, dijo Anthony. “Y tendremos una gran catarsis cuando terminemos. Será hasta entonces que podremos abrir nuestros cerebros para pensar en qué sigue”.
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Este texto fue publicado originalmente en The New York Times en español.
Dave Itzkoff
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