Perspectivas

Revista Semana, Daniel Coronell, Alejandro Santos y la independencia periodística

31/05/2019

El día martes 28 de mayo, el periodista colombiano Daniel Coronell, uno de los columnistas más respetados del país, publicó un tuit en el que señalaba:

El domingo 26, dos días antes del tuit en el que anunciaba que había sido despedido por uno de los dueños de la revista, Semana había publicado tanto en su edición impresa como digital una columna suya titulada La explicación pendiente.

¿A qué «explicación» se refería Coronell? Aquí va algo de contexto para los lectores no colombianos:

A mediados de mayo, el diario The New York Times publicó un reportaje en el que el periodista Nicholas Casey recogía documentación y testimonios que demostraban que, a principios de este año, el ejército colombiano había emitido una orden que instruía “a los soldados que no ‘exijan perfección’ al momento de ejecutar ataques letales, incluso si tienen preguntas significativas sobre los objetivos que están atacando”. Según militares consultados por el periodista norteamericano, “esa orden implica que reduzcan sus normas para proteger a civiles inocentes de ser asesinados, [lo] que ya ha ocasionado muertes sospechosas o innecesarias”.

Como era de esperar, la noticia supuso un escándalo en Colombia y reavivó la polémica de los “falsos positivos”, una serie de asesinatos ilegales supuestamente cometidos por el ejército colombiano entre los años 2006 y 2009 durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, que están aún siendo investigados por la justicia.

El reportaje remeció al gobierno del actual presidente Iván Duque, muy cercano a Álvaro Uribe, hasta el punto que los ministros de Defensa Nacional y de Relaciones Exteriores dirigieron una carta (en inglés) al editor del diario neoyorkino.

La carta abría señalando que el reportaje en cuestión «retrata de forma tendeciosa, parcializada y distorsionada los esfuerzos del estado colombiano y su ejército para estabilizar sus territorios y consolidar el orden y la seguridad». Dean Baquet, director de The New York Times, respondió a su vez con una carta (en español) dirigida a ambos ministros, en la que respaldaba el trabajo realizado por su reportero.

Pese a la bravata de los ministros de Defensa Nacional y Relaciones Internacionales, menos de una semana después de publicado el reportaje de Nicholas Casey, el presidente Iván Duque anunció en conferencia de prensa que crearía una comisión independiente encargada de realizar “un análisis riguroso de todas las órdenes, manuales y documentos operacionales” del ejército. Según Duque, el cometido final de la comisión será asegurarse de que “esas normas, procedimientos y protocolos se ajustan a las normas internacionales y nacionales en materia de derechos humanos y en materia de derecho internacional humanitario”.

A los pocos días de publicado el reportaje de Nicholas Casey, el site colombiano La silla vacía publicó un artículo en el que el periodista Juan Esteban Lewin afirmaba que la revista Semana había tenido acceso a la misma documentación e informes que The New York Times, incluso meses antes, pero que no publicó la historia a solicitud de un enviado del presidente colombiano Iván Duque.

Consultado por La silla vacía, el director de Semana, Alejandro Santos, descartó las acusaciones y señaló que sencillamente se trataba de un caso en el que un medio le gana la primicia a otro. “Es la sana competencia entre los medios, que ayuda a que en una democracia haya contrapesos al poder (…) Lo importante es que la información salió a la luz”, dijo Santos.

En la columna publicada el domingo pasado, Daniel Coronell indicaba que, incluso luego de haber hablado con el director del semanario, consideraba que las explicaciones que Semana había dado hasta el momento no eran suficientes y que “los lectores tienen derecho a saber si faltó diligencia periodística o si –en el peor de los casos– Semana privilegió su relación con el gobierno sobre su deber de informar a los ciudadanos”.

En una entrevista posterior a su despido Coronell relató la conversación que había tenido con el director de Semana, previa a la publicación de la columna:

Yo le pedí el viernes pasado a Alejandro Santos que habláramos, esto fue muy temprano en la mañana, una hora después estábamos hablando. Me dijo que consideraba injusto el tema, pero que lo entendía. Yo le dije que le enviaría la columna a él primero que a nadie con el propósito de que la conociera y que pudiéramos hablar antes de enviarla a la edición. Él me dio unos puntos de vista que yo busqué incluir, y me pidió que excluyera una frase que había en la columna que decía que yo decía eso y me atenía a las consecuencias. Él me dijo que la consecuencias no pueden ser sino el respeto por lo que tú piensas.

Por supuesto, esas no fueron las consecuencias.

A raíz de la cancelación de la colaboración de Daniel Coronell, varios periodistas e intelectuales colombianos y extranjeros han expresado su preocupación por el estado de la libertad de prensa y del periodismo colombiano:

La exhortación de la escritora Carolina Sanín es particularmente incisiva porque Alejandro Santos, además de ser director de la revista Semana es, como Daniel Coronell, uno de los periodistas más respetados y galardonados de su país.

Estos son algunos de los premios que su trabajo periodístico ha merecido, según su entrada de Wikipedia:

  • Premio María Moors Cabot (2013)
  • Premio Rey de España (2008)
  • Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa en la categoría Periodismo en Profundidad (2012)
  • Premio Latinoamericano de Periodismo IPYS a la mejor investigación en un caso de corrupción en América Latina (2010)
  • Premio Latinoamericano de Periodismo IPYS a la mejor investigación en un caso de corrupción en América Latina (2008)
  • Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa en la categoría Derechos Humanos y Servicio a la Comunidad (2008)
  • Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, otorgado en SEIS ocasiones

Pero, además, en los últimos meses Santos se ha visto abocado a defender su independencia y la del semanario que dirige. ¿Por qué? Porque a principios de 2019 Publicaciones Semana, la empresa editorial que publica el semanario, vendió el 50% de sus acciones a los empresarios Jaime y Gabriel Gilinski, dueños de una de las fortunas más importantes de Colombia.

Los múltiples intereses empresariales y políticos de la familia Gilinski habían puesto ya en guardia a quienes piensan que ese complejo entramado de poder económico y político podría poner en riesgo la independencia de uno de los medios más importantes y prestigiosos del país.

Así respondía a esas dudas Alejandro Santos en una entrevista concedida en febrero a la periodista Vicky Dávila, de W Radio Colombia:

Vicky Dávila: Los periodistas que trabajamos en medios cuyos dueños son grupos económicos tenemos tal vez claro algo, y no sé si usted lo comparta, y es que en el mismo instante en que ese grupo quiera intervenir en la independencia, pues uno se va. Digamos, usted como director se iría, imagino yo de Semana, si le dice el señor Gilinski «mire usted tiene que decir esto y no lo que usted está pensando».

Alejandro Santos: Absolutamente. Por un lado, yo creo que tenemos varios factores. Uno, ese. El día que a uno le digan lo que tiene que decir, uno tranquilamente se va con su carta de renuncia sin problema.

Pese a su elocuencia habitual, el director de Semana no ha dicho nada tras el despido de Daniel Coronell. Hasta el momento de publicación de este post, tres días después del tuit en que Coronell anunciaba que el otro dueño de la revista, Felipe López, le había comunicado «la decisión de la empresa de cancelar mi columna», Alejandro Santos no ha hecho ninguna declaración.

Las últimas palabras en público del director del semanario se encuentran en otro tuit, publicado el domingo 26, pocas horas después de que se hiciera pública la columna crítica de Coronell:

Imagino que no soy el único que aguarda expectante sus nuevas declaraciones.

***

Actualización:

El día sábado 1 de junio, empezó a circular el editorial de la edición número 1935 del domingo 2 de junio de Semana. Si bien la fecha oficial de publicación del semanario es el día domingo, la edición impresa de la revista suele estar disponible desde el día anterior para algunos suscriptores y en un número limitado de puestos de venta.

El editorial lleva por título Lecciones aprendidas y una bajada que reza: «En algunos momentos hay que hacer un alto en el camino para reflexionar. Esta es una de esas semanas». Aquí pueden leerlo en su totalidad:

Si bien el director Alejandro Santos sigue sin pronunciarse a título personal respecto al despido de su columnista Daniel Coronell, el editorial hace alusión a Santos en dos ocasiones y, por ende, podemos presumir que cuenta con su aprobación.

«Frente a este episodio, creemos que reconocer públicamente los errores, en cabeza del director de la revista, Alejandro Santos, es necesario…»

«Su director, los editores, los periodistas y el resto del equipo de SEMANA seguiremos trabajando sin desfallecer para estar a la altura de ese desafío».

Las explicaciones que el texto pretende ofrecer a sus lectores difícilmente dejarán satisfechos a quienes, como el excolumnista Coronell, han sido críticos con la actuación de Semana en este episodio, ya que no aportan ninguna información que no fuera ya de conocimiento de quienes han seguido el caso a través de la cobertura de otros medios como La silla vacía.

Pero, además, el editorial abre de forma extraña, alabando la labor periodística de Coronell y lamentando que ya no vaya a colaborar con la revista. Esto es lo que dice:

Antes que nada, lamentamos la salida de Daniel Coronell, un periodista sobresaliente cuyas columnas exaltaron los contenidos de esta casa editorial.

Por supuesto, ni esas líneas ni las siguientes se hacen cargo de que fue uno de los responsables y dueño de la revista –Felipe López– el que forzó la salida del columnista, a la vez que «lamenta» lo ocurrido como si se tratara de un accidente fortuito y no una decisión editorial y empresarial.

El editorial no es sino una nueva oportunidad perdida por parte de Semana y su director para intentar corregir la cada vez mayor brecha de confianza entre medios y audiencia –en Colombia, Latinoamérica y en todas partes– producto, entre otras cosas, de la falta de transparencia con que las empresas periodísticas de medio mundo manejan la relación con sus lectores.

Pd: Antes de escribir este texto intenté comunicarme tanto con Daniel Coronell como Alejandro Santos para hacerles algunas preguntas más respecto a lo ocurrido, pero lastimosamente no obtuve respuesta de ninguno de los dos.

*Una versión reducida de este texto apareció en el boletín de Comité de Lectura el día miércoles 29 de mayo. El newsletter aparece de lunes a viernes y cuenta con una edición de fin de semana. Colaboramos en él Augusto TownsendDaniela MenesesMatheus Calderón y yo. Si desean suscribirse pueden hacerlo aquí.

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Este texto fue publicado originalmente en el blog de Diego Salazar No hemos entendido nada.


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