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¿Qué tan cerca está Alemania de la recesión?

05/08/2022

Fotografía de Christophe DGateau | dpa | picture alliance

Por quinta vez consecutiva, la industria alemana recibió menos pedidos que el mes de junio, en el que descendieron en un 0,4 por ciento en comparación con mayo. A primera vista parece una cifra irrelevante, pero desde luego a tomar muy en cuenta si se suma al bajón del 5,6 por ciento del segundo trimestre. Jörg Krämer, economista jefe del Comerzbank, cree que los problemas económicos afectarán a la producción industrial: «El peligro de que se produzca una recesión aumenta».
El experto en economía Andreas Scheuerle va aún más lejos: “Podría ser que la recesión del cuarto trimestre de 2022 se extienda hasta el segundo trimestre de 2023”.

La inflación acaba con la capacidad de compra

Por un lado, la alta inflación debilita el poder adquisitivo de los consumidores: «La gente ya no puede permitirse tanto y quizás ya no quiera hacerlo más», dice Scheuerle. Y es que reina una gran incertidumbre sobre los posibles gastos en el futuro, por ejemplo, debido al aumento del precio del gas por la guerra en Ucrania. Según el Índice de Confianza del Consumidor de la empresa de datos de bienes de consumo GfK de Núremberg, el barómetro del clima de consumo siguió cayendo en picado en julio.

Por otro lado, la economía mundial está debilitada, sobre todo la de EE.UU., uno de los mercados de venta más importantes para la industria alemana. La Reserva Federal estadounidense, precisamente por la alta inflación, está ajustando las riendas con más rapidez que el Banco Central Europeo (BCE) en la zona euro. Y por último, la incertidumbre sobre el suministro de gas también afecta a las empresas. «Probablemente no habrá fuertes racionamientos (de gas) en invierno», sospecha Scheuerle, economista de Dekabank. Es probable que las empresas ahorren en el consumo de gas, pero producirán menos que en condiciones normales.

Además, se desconoce que sucederá en invierno con el coronavirus. Quizá podría afectar en gran medida a los trabajadores. En Alemania no habrá confinamientos, estima el experto, pero “hay que partir de la idea de que en China se confinará ciertas ubicaciones o un puerto”.

El miedo a la crisis de gas paraliza a las empresas

En general, la confianza de las empresas se está debilitando. El importante índice alemán sobre el clima empresarial Ifo corrobora que la demanda en julio emperoró en comparación con junio. Y las expectativas empresariales, según los investigadores económicos de Múnich, han decaído mucho para los próximos seis meses. Este nivel, que se puede observar durante las recesiones, refleja «riesgos tangibles», analiza Jörg Krämer. «A fin y al cabo, Putin juega a cerrar el grifo del gas, alimentando así el miedo a una crisis del gas», afirma.

Putin quiere desgastar a la opinión pública: «Esta guerra de nervios por el gas también está inquietando a las empresas y haciéndolas más cautelosas a la hora de realizar pedidos». En algunos casos, los clientes también podrían cancelar o posponer pedidos, lo que consumiría gradualmente la acumulación de pedidos que calmó a la industria alemana los últimos dos años.

Una recesión parece ser casi inevitable, pero no tan profunda como tras la quiebra de Lehman o la de los primeros meses de la pandemia de coronavirus. «La economía alemana podría contraerse un 0,4 por ciento», estima Scheuerle, quien no cree que se produzca después un repunte económico, porque la escasez de gas seguirá existiendo.

En el invierno de 2023 también podría haber problemas, lo que podría desencadenar que parte de la industria alemana trasladase su producción al extranjero, donde la energía es más barata. Es decir que las dificultades actuales podrían generar cambios estructurales en la economía a largo plazo.

(rmr/ers)


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