Fotografía de Mark Wilson / Getty Images North America / AFP
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El superintendente de bancos, Antonio Morales, explicó en entrevista concedida a Unión Radio que si las personas que envían dólares desde el exterior a sus familiares en Venezuela “lo hacen a través de los mecanismos establecidos en las casas de cambio no hay ningún problema, lo que pasa es que estaban utilizando la tasa de cambio que no está permitida, que es el dólar ilegal”.
Antonio Morales agregó que “en los próximos días ya se estarán aperturando (sic) las casas de cambio autorizadas legalmente para que operen y se pueda permitir la compra o venta de divisas al precio establecido por el Banco Central de Venezuela que es el de la subasta del Dicom”.
Mayoritariamente quienes envían dinero desde el extranjero a sus familiares en Venezuela venden los dólares a través del siguiente mecanismos: transfieren las divisas a la cuenta en el exterior de un comprador que está en Venezuela y este comprador le deposita a sus familiares los bolívares al tipo de cambio que han acordado.
La magnitud
Gracias a la emigración no es desdeñable el número de familias que se protegen de la hiperinflación con la ayuda que reciben de familiares en el exterior. De acuerdo con un estudio de la firma Datos al cierre de enero de este año 14% de los venezolanos mayores de 18 años (alrededor de tres millones de personas) contestó afirmativamente a la pregunta de si le han enviado dinero desde el extranjero y la mitad de éstos señaló que lo recibe una vez al mes.
El origen de las ayudas desde el extranjero, como es lógico, coincide con la emigración que ha sufrido el país. Datos registra que 42% de las divisas fluye desde Europa y refleja la cantidad de hijos de españoles, portugueses e italianos que decidieron irse de Venezuela para buscar una mejor calidad de vida. Siguen Estados Unidos con 40%, Suramérica 12% y Centroamérica y el Caribe 5%.
Los números sugieren que quienes emigraron a Europa y Estados Unidos ya han logrado estabilizarse y por eso han iniciado el envío de remesas de forma constante. En el mediano plazo debería suceder algo similar con la cantidad de venezolanos que se ha marchado a países de Suramérica como Colombia, Ecuador y Perú.
En la última edición de Migration and Development Brief (reseña sobre migración y desarrollo) el Banco Mundial proyecta que en 2017 el envío de remesas a Venezuela se ubicó en orden de 289 millones de dólares, una cifra bastante baja comparada con, por ejemplo, 5.696 millones de República Dominicana, pero que cuenta con un gran potencial de crecimiento.
Si bien no es fácil determinar la magnitud de la diáspora porque la doble nacionalidad de venezolanos que se han mudado a países como España o Italia complica los cálculos, el estudio de Datos registra que en enero 63 de cada 100 venezolanos afirmó que en los últimos doce meses un familiar se marchó al extranjero.
Y todo apunta a que la salida seguirá este año. Ante la pregunta: ¿Tienes pensado irte de Venezuela en los próximos 12 meses? El 41% de la población mayor de edad responde afirmativamente.
¿Funciona el Dicom?
Cuando los países cuentan con un sistema legal que permite la libre venta de divisas a un tipo de cambio de mercado, la oferta de dólares aumenta gracias a las remesas y la economía se beneficia de una fuente de ingresos que incluso en naciones de Centroamérica ha llegado a superar el monto de las exportaciones.
De esta forma, las remesas pasan a formar parte de los recursos con que cuenta un país para realizar importaciones, estabilizar el tipo de cambio o incrementar sus reservas internacionales.
José Guerra, exgerente de investigaciones económicas del Banco Central y miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, explica que “si no hay control de cambio las personas venden los dólares o euros de las remesas a los bancos del país. A su vez, estos bancos utilizan estas divisas para satisfacer la demanda, por ejemplo, de empresas que necesitan comprar dólares para importar”.
“Es un ingreso de divisas muy ventajoso porque el país que lo recibe no tiene que endeudarse para obtenerlo y es una fuente de estabilidad para el mercado cambiario”, agrega José Guerra.
También puede suceder que el banco central compre parte de los dólares que ingresan por las remesas para cancelar deuda externa o fortalecer las reservas internacionales, algo que también resulta beneficioso para los países.
En Venezuela desde 2003 hay control de cambio y las empresas y los particulares no pueden comprar legalmente todos los dólares que quisieran. El mecanismo permitido, para la compra de montos regulados, es el Dicom y consiste en subastas semanales que realiza el Banco Central.
En lo que va de año el Dicom solo ha vendido 9,9 millones de dólares, una cifra exigua que no satisface la demanda. El tipo de cambio oficial, que resulta de la última subasta, es de 70 mil bolívares por dólar.
La consecuencia de la inoperatividad del sistema es que las empresas y los particulares acuden a un mercado paralelo donde compran a un tipo de cambio muy superior las divisas que el Banco Central no vende (una ley prohíbe divulgar una cotización del dólar distinta a la oficial).
José Guerra indica que “como hay control de cambio las remesas se quedan como transacciones entre privados en el mercado paralelo y no benefician a la economía del país”.
Las perspectivas
La posibilidad de que el Gobierno obligue a los venezolanos en el exterior a vender los dólares que les envían a sus familiares en las casas de cambio autorizadas, y a la tasa del Dicom, no luce despejada. La principal dificultad es la diferencia de precios entre la tasa oficial y la tasa a la que usualmente venden quienes ayudan a sus familiares desde el exterior.
Si bien es previsible que se coloquen controles más férreos en el sistema financiero para lograr este propósito, analistas advierten que el dinero busca el cauce que otorgue un mayor beneficio.
La firma Síntesis Financiera indica en su último reporte que “el flujo de pequeñas remesas que transita por el sistema bancario nacional público y privado ha venido creciendo, y prevemos que este año se ubicará entre mil y mil quinientos millones de dólares. Esas remesas buscan el mejor precio del dólar, los flujos de dinero encuentran el cauce al segmento de mercado que resulte más atractivo”.
Víctor Salmerón
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