Homenaje a Szymborska

Poema Szymborsko

04/11/2021

Dando continuidad al homenaje que, en ocasión de cumplirse los 25 años de haber recibido el premio Nobel, rendimos a la poeta Wisława Szymborska, publicamos el poema que Rafael Castillo Zapata compuso para ella.

Fotografía de JANEK SKARZYNSKI | AFP

¿Quién no se ha chupado los dedos

llenos de mermelada reluciente?

¿Quién no se ha hurgado un diente

detrás de una servilleta, disimuladamente?

¿Quién, como quien no quiere la cosa,

ha soltado un breve viento sin aspavientos

en medio de una reunión?

¿Quién, con discreción, no ha bostezado en un concierto

y aplaudido antes de tiempo

para acelerar el final?

¿Quién no ha leído con envidia

la frase perfecta de un escritor

que hubiéramos querido nuestra?

¿Quién no se ha robado una idea,

una imagen, un ajeno pensamiento?

¿Quién, en momentos de delirio,

no ha sentido que está escribiendo

un poema tan límpido y decisivo

como los que escribe Szymborska?

¿Quién no se ha creído Montaigne

cuando escribe un ensayo

sobre un poeta latino?

¿Quién no se cree Aladino

portador de una lámpara maravillosa

capaz de hacer surgir de la pluma

el más perfecto de los versos?

¿Quién no ha simulado que

entiende la expresión de un erudito,

o se copió de otro una locución latina

y la interpola en sus líneas

como si hubiera leído a Cicerón?

¿Quién no quisiera lograr el mismo bermellón

con que Pisarro pintaba sus tejados?

¿Quién no quisiera deslizar el pincel

con la serena pincelada por la tela

que alcanzaba Mondrian en sus paisajes

antes de volverse loco con la geometría?

¿Quién no ha querido alcanzar el portento

de las nubes nómadas de Nolde

colgadas del más bello cielo

en el espejismo claro de una noche en su vasto lienzo?

 

***

 

¡Qué de portentos literarios no han alimentado

nuestra ilusión de que seremos capaces

de alcanzar la misma altura!

Cada vez que leo a Szymborska, como hago esta mañana,

se me mete entre pecho y espalda la idea

de que puedo homenajearla

intentando un poema como los que ella busca y encuentra.

Como con Satie, me guía en la empresa

la alegría como buena estrella;

la idea de que el poema es un juego

me anima a experimentar.

Y el hecho de que más vale la mirada

que nos regala nuestro gato

cuando está de buenas con nosotros,

me salva de creer que el poema

es algo trascendental.

Y aunque me importan mucho las palabras

y respeto, quién no, la majestad de la poesía,

me atrevo a jugar con la rima

y a hacer el tonto con ella,

pues, me digo, muy szymborsko,

¿a quién puedo perjudicar?

Es papel y tinta, recuerdo,

sólo eso y nada más.

 

Octubre de 2021


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