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Otra posible consecuencia a largo plazo del COVID-19: disfunción eréctil

10/12/2020

Fotografía de BSIP | picture-alliance

Expertos en Italia y EE. UU. advierten sobre otra posible consecuencia a largo plazo del COVID-19: la disfunción eréctil. Durante una reciente entrevista con la emisora estadounidense NBC, la médica Dena Grayson dijo que había una creciente preocupación de que el COVID-19 pudiera causar dificultades a la larga para lograr una erección.

«Sabemos que causa problemas en los vasos sanguíneos», dijo Grayson. «Así que esto es algo que preocupa mucho, no solo que el virus pueda matar, sino que en realidad puede causar complicaciones potenciales a largo plazo y de por vida».

Factor de riesgo y consecuencia

Según un estudio realizado en Italia en julio, la disfunción eréctil es un factor de riesgo para contraer una neumonía tras contagiarse con el COVID-19, y también una «consecuencia probable» tras haber superado la enfermedad.

«La disfunción eréctil es un biomarcador perfecto de la salud física y psicológica en general», dijo el autor principal del estudio, Emmanuele Jannini, profesor de endocrinología y sexología médica en la Universidad Tor Vergata, en Roma. Dado que el COVID-19 afecta al bienestar físico y mental, la disfunción eréctil no es necesariamente una consecuencia sorprendente producida por dicha enfermedad, afirma. Las personas infectadas con coronavirus, que previamente han sufrido disfunción eréctil, también pueden ser más propensas a desarrollar neumonía por COVID-19, según Jannini.

Agregó que eso se debe a que la neumonía conlleva las mismas comorbilidades que a menudo se asocian a la disfunción eréctil, incluidas las dificultades respiratorias, la inflamación, los problemas hormonales, el estrés, la ansiedad, la depresión y la disfunción endotelial.

El daño de los vasos sanguíneos es preocupante

La disfunción eréctil ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia el pene es limitado, Las causas pueden ser complejas y variadas, tanto fisiológicas como psicológicas. Problemas del sistema cardiovascular, del sistema nervioso y del sistema endocrino pueden causar problemas para lograr una erección.

Un factor de riesgo en pacientes con COVID-19 es el daño causado a los sistemas vascular y respiratorio. Se ha descubierto que el coronavirus ataca las paredes internas de los vasos sanguíneos, llamadas endotelio, de todo el cuerpo, incluidas las del pene, lo que puede causar bloqueos vasculares.

Si bien los coágulos de sangre grandes pueden originar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, se cree que el daño cardíaco causado por COVID-19 se debe sobre todo a coágulos muy pequeños que bloquean los vasos sanguíneos en el músculo cardíaco. Hay vasos sanguíneos particularmente pequeños en el pene que pueden bloquearse rápidamente cuando se restringe el flujo sanguíneo arterial.

Si bien esto puede explicar algunos casos de disfunción eréctil entre pacientes con coronavirus, los expertos enfatizan que es necesario realizar más investigaciones para determinar el vínculo con el COVID-19, y es probable que este difiera dependiendo de las personas.

Prevención de efectos secundarios a largo plazo por COVID-19

Aunque la gran mayoría de las personas parece recuperarse del COVID-19, se han observado múltiples problemas a largo plazo.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., algunas de las complicaciones a largo plazo incluyen palpitaciones del corazón, confusión mental, lesión renal aguda y deterioro de la función pulmonar. La disfunción eréctil no figura en la lista, pero, como señala Grayson, los expertos aún están aprendiendo sobre la enfermedad a medida que aumenta el número de contagios, y los pacientes son monitoreados a largo plazo.

«A medida que pasa el tiempo y cada vez se contagian más personas, lamentablemente veremos más consecuencias negativas a largo plazo por la infección», dijo. Los expertos dicen que la mejor manera de prevenir las posibles consecuencias a largo plazo del COVID-19 es, en primer lugar, evitar el contagio. Para ello, la Organización Mundial de la Salud recomienda usar mascarilla en lugares públicos, mantenerse al menos a 2 metros de distancia de otras personas, lavarse las manos con frecuencia y evitar las multitudes y espacios mal ventilados.

(rmr/ers)


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