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Cada año, nueve millones de personas se infectan con las bacterias que causan la enfermedad. Nuevos medicamentos son necesitados urgentemente porque las bacterias en cuestión se tornan resistentes con gran velocidad.
Mucho tiempo había pasado sin que la industria farmacéutica fabricara nuevos antibióticos contra la tuberculosis, la enfermedad infecciosa que más muertes causa en el mundo. Un medicamento –el tercero en los últimos seis años– acaba de recibir el visto bueno de las autoridades sanitarias estadounidenses: la pretomanida. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, sus siglas en inglés) informó a mediados de agosto que ese compuesto había sido puesto a prueba en combinación con bedaquilina y linezolida para tratar a una población limitada y específica de pacientes adultos con tuberculosis pulmonar resistente a medicamentos. La pretomanida estará disponible en Estados Unidos hacia finales de 2019.
El anuncio fue bienvenido sobre todo en Sudáfrica, uno de los países con más casos de tuberculosis. De los 1,6 millones de decesos atribuidos anualmente a esa enfermedad, 75.000 se registran en ese Estado africano. La pretomanida fue desarrollada por la organización sin fines de lucro TB Alliance, con sede en Nueva York, y puesta a prueba en un experimento que involucró a 109 pacientes en tres localidades de Sudáfrica. Tras seis meses de tratamiento con la combinación de medicamentos pretomanida, bedaquilina y linezolida, y seis meses de seguimiento post-tratamiento, el experimentó arrojó un margen de éxito del 90 por ciento. «La tuberculosis no se puede tratar con una sola medicina», comenta Sebastian Dietrich en entrevista con DW.
Enorme desafío
Dietrich, miembro de la organización no gubernamental Médicos sin Fronteras, explica que, si la enfermedad es tratada con un solo medicamento, las bacterias que la causan se hacen resistentes al antibiótico aplicado en muy poco tiempo y generan recaídas. Para que una terapia sea exitosa ésta debe estar compuesta por entre tres y cinco medicinas. Al anunciar la inminente salida al mercado de la pretomanida, la subcomisionada de la FDA, Amy Abernethy, arguyó que la resistencia de la tuberculosis a las medicinas supone amenazas para la salud pública debido a las opciones limitadas de tratamiento. La meta actual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es reducir el diez por ciento de los casos registrados a escala global cada año.
«Esos logros todavía no los estamos viendo», señala Susanne Glasmacher, del Instituto Robert Koch (RKI) de Berlín, al ser consultada por DW. La experta asegura que, aún en Alemania, donde la lucha contra la tuberculosis está avanzada, reducir el diez por ciento de los casos cada año es un desafío enorme. Para las autoridades sanitarias germanas es muy difícil situar y aislar a todos los contactos de las personas infectadas. En toda Alemania hay actualmente cinco mil casos. «Esa cifra no es muy alta si se compara con las de otros países, pero siguen siendo muchas las personas en Alemania que se infectan con la bacteria que causa la tuberculosis», apunta Glasmacher, refiriéndose a la Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch.
Otra esperanza en España
La FDA comunicó que algunos de los efectos secundarios más frecuentes del consumo oral de pretomanida, bedaquilina y linezolida son la neuropatía periférica, el acné, la anemia, las náuseas, los vómitos, los dolores de cabeza, el aumento de las enzimas del hígado y la diarrea. La organización TB Alliance ha enviado la pretomanida a varias agencias sanitarias europeas para que la evalúen y ha proporcionado información a la OMS para que considere su inclusión en las directrices sobre tratamiento para la tuberculosis muy resistente a medicinas. Buenas noticias llegaron al mismo tiempo de Zaragoza, donde las pruebas con la MTBVAC –conocida como «la vacuna española contra la tuberculosis»– han generado resultados alentadores.
Desarrollada por la empresa biofarmacéutica española Biofabri y la Universidad de Zaragoza, la MTBVAC se ha mostrado capaz de inducir respuestas inmunes robustas y duraderas contra la tuberculosis. El ensayo de esta vacuna en 36 recién nacidos en una zona endémica de Sudáfrica comenzó a finales del 2015. Hasta ahora, todo apunta a que la MTBVAC es capaz de estimular mejor el sistema inmunológico que la actual vacuna BCG (Bacille Calmette-Guérin). Eso informó la Universidad de Zaragoza en una nota de prensa el pasado 13 de agosto, citando un artículo de la revista científica online The Lancet Respiratory Medicine. El siguiente paso es demostrar la eficacia de la MTBVAC en otros países donde la tuberculosis es un mal endémico.
Gudrun Heise, efe, afp, ap (erc/cp)
Gudrun Heise
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