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Nobel indio Amartya Sen, Premio de la Paz de los Libreros Alemanes

19/10/2020

Fotografía de Matthew Lloyd | Images for ReSource 2012 | Getty Images

«Los pasillos de la feria del libro, desiertos; los bancos de la Iglesia de San Pablo, en Fráncfort, escasamente ocupados; el ganador, en otro continente. Son tiempos realmente inusuales», leyó el actor Burkhard Klaussner, las primeras palabras del discurso del presidente federal alemán, Frank-Walter Steinmeier, en la ceremonia de entrega del Premio de los libreros Alemanes, en Fráncfort del Meno.

Steinmeier no pudo hablar personalmente en la Paulskirche o Iglesia de San Pablo. El jefe de Estado alemán tuvo que entrar en cuarentena debido a la infección aguda por coronavirus de uno de sus guardaespaldas.

El ganador del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes de este año, el indio Amartya Sen, de 86 años, se conectó a través de una transmisión en vivo desde Boston, Estados Unidos, donde ha estado enseñando e investigando en varias universidades durante muchos años.

Ceremonia en modo coronavirus

El discurso del presidente Steinmeier describió al economista y filósofo indio como un «ciudadano del mundo» y una «autoridad moral», «conectado como ningún otro con la idea de la justicia global». Pero su trabajo no es solo académico. No solo quiere entender el mundo, quiere cambiarlo. «Y Amartya Sen lo ha cambiado», elogió Steinmeier. «Escribe contra las desigualdades e injusticias de este mundo».

El discurso marcadamente politico del presidente alemán terminó con una apasionada defensa de la democracia. Es la mejor forma de gobierno posible, escribió Steinmeier, pero también debe encontrar respuestas políticas a las grandes preguntas de este tiempo: tanto a la crisis del coronavirus, como a la amenazante crisis climática, y a la discriminación cotidiana: «Enfrentemos esta responsabilidad», resumió.

Pionero en un mundo globalizado

El galardonado Amartya Sen escuchó, serio y concentrado, las palabras de elogio que le prodigaron. Eran las cuatro de la mañana en Boston, su hogar adoptivo. Así que no eran horas en las que suela estar despierto.

Amartya Sen nació el 3 de noviembre de 1933 en Shantiniketan, Bengala Occidental, India. Creció en un campus universitario y estaba familiarizado con el mundo del pensamiento filosófico y politico, a través del trabajo académico de sus padres.

Tras estudiar Economía en Calcuta, se fue a Estados Unidos para seguir estudiando Filosofía y Economía Mundial. Desde la década de 1960, Sen ha trabajado en numerosas universidades de renombre, incluidas Delhi, Stanford, Berkeley, Oxford y Cambridge. Hoy es uno de los investigadores más reconocidos en su campo.

Desde 2004, el economista y filósofo indio ha estado enseñando e investigando como profesor de la Universidad de Harvard, en Cambridge, EE. UU. Disfruta trabajar con jóvenes estudiantes, dice. Con sus opiniones e ideas políticas para el mundo actual, ellos son sus mejores maestros. Y eso lo hace feliz en su vejez.

También esta pandemia mundial de coronavirus está obligando a todas las personas, incluidos los políticos y los investigadores como él, a repensarlo todo. La idea de que «no lo que es bueno para mí, sino lo que es bueno para el otro» debería guiar ahora nuestras decisiones, insiste. Se necesita nuevo ingenio para tratar con otras personas, y con las crisis. «Deberíamos ver nuestra vida en un contexto global más amplio», dijo.

Premio Nobel como incentivo y responsabilidad

En 1998 Amartya Sen recibió el Premio Nobel de Economía por su investigación innovadora sobre la economía del bienestar de los países en desarrollo. En 2020, el Patronato del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes se pronunció a favor de Sen: sigue situando el bienestar de las personas como requisito básico para la paz en el centro de su pensamiento.

Una de las demandas más importantes de Sen es «no medir la prosperidad social únicamente en términos de crecimiento económico, sino siempre también en términos de oportunidades de desarrollo, especialmente para los más débiles», dijo Karin Schmidt-Friderichs, editora y directora del Börsenverein, en su elogio al ganador del premio en la Iglesia de San Pablo.

«Su trabajo inspirador es un llamado a promover una cultura de toma de decisiones políticas que se basa en la responsabilidad por los demás y no niega a nadie el derecho a opinar y a la autodeterminación», valoró el jurado.

«La gente lo escucha. Y cada vez más, en un momento en que la forma de vida humana está en crisis», agregó el alcalde de Frácfort del Meno, el socialdemócrata Peter Feldman, en su discurso.

El premio, ampliamente reconocido en todo el mundo, está dotado con 25.000 euros. Cada año se honra a personalidades internacionales que han contribuido a la realización de la idea de paz en la literatura, la ciencia o el arte. El jurado independiente que otorga el premio, selecciona cada año al ganador entre las propuestas recibidas.

La Asociación de Libreros Alemanes ha estado otorgando el prestigioso premio desde 1950. En 2019, el fotógrafo y ambientalista brasileño Sebastiao Salgado fue homenajeado en Fráncfort por su trabajo sostenido. El historiador Fritz Stern, el filósofo Jürgen Habermas y los estudiosos humanistas Aleida y Jan Assman también han sido galardonados con el premio.

(rml/ers)


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