El renombrado físico británico Stephen Hawking murió este miércoles a los 76 años tras complicaciones derivadas de su largo padecimiento neurológico, la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que lo dejó completamente paralizado cuando apenas tenía 21 años.
El destacado científico revolucionó las teorías de la física sobre el cosmos y fue especialmente famoso por su trabajo sobre los agujeros negros en el universo.
«Fue un gran científico y un hombre extraordinario, cuyo trabajo y legado vivirán por muchos años», dijeron sus hijos Lucy, Robert y Tim en un comunicado.
La teoría de Hawking fue contracorriente a la creencia científica contemporánea que asegura que cualquier tipo de energía o materia que ingresa en los agujeros negros queda atrapada. El físico siempre aseguró que estos cuerpos oscuros del cosmos emiten radiación, algo que en la comunidad científica ahora se conoce como la radiación de Hawking.
Pese a haberlos estudiado durante gran parte de su vida nunca los vio con temor.
«Son llamados agujeros negros porque están relacionados con el temor del ser humano a ser destruido o devorado», dijo una vez a un entrevistador. «No tengo miedo de ser arrojado a ellos. Yo los entiendo. En cierto sentido, siento que soy su maestro».
El científico británico también jugó un papel destacado en los esfuerzos matemáticos para unificar la teoría general de la relatividad de Einstein con los conocimientos emergentes de la física cuántica.
Hawking saltó a la fama con la publicación de un libro de divulgación científica, «Breve Historia del Tiempo», que ha vendido millones de ejemplares desde su publicación en 1988.
Dijo que escribió el libro para expresar su entusiasmo por los descubrimientos recientes sobre el universo.
«Mi objetivo original era escribir un libro que se vendiera en las librerías de los aeropuertos», dijo a los periodistas en ese momento. «Para asegurarme de que fuera comprensible, lo probé con mis enfermeras. Creo que entendieron la mayor parte», agregó.
A esta publicación le siguió una secuela mucho más accesible en 2001 “El Universo en una Cáscara de Nuez” en el que actualizó a los lectores en conceptos como la supergravedad y la posibilidad de un universo de 11 dimensiones.
Hawking dijo que creer en un Dios que interviene en el universo “para asegurarse que los buenos ganen o sean recompensados en la otra vida” era una ilusión.
“Pero uno no puede evitar preguntarse: ¿Por qué existe el universo?” dijo en 1991. “No conozco una manera operativa para entender la pregunta o la respuesta, si es que existe. Pero me molesta”.
En los años 60′, Hawking divulgó su teoría del Big Bang, la gran explosión que da origen al universo que conocemos. La comunidad científica incluso ha convenido en que el fenómeno ocurrió hace 14,000 millones de años, dando origen a la formación de las galaxias. Los avances tecnológicos, telescopios y fórmulas matemáticas han ayudado a demostrarlo.
Hawking aseguró recientemente a otro reconocido astrofísico, Neil de Grassev Tyson, que antes del Big Bang, no había nada.
En julio de 2015 presentó en la Royal Society de Londres un proyecto de búsqueda de vida extraterrestre.
Durante años el científico británico ha advertido que la humanidad enfrenta una serie de amenazas que la podría llevar a la extinción, desde el cambio climático hasta la destrucción nuclear, así como virus genéticamente diseñados.
Debido a estos ejemplos, Hawking afirmaba que la vida en la Tierra solo durará unos 100 años más «si tenemos suerte».
Imposibilitado de mover un solo músculo, sin poder hablar, pero ayudado por una computadora que lo hacía por él, Hawking tuvo que superar largos cuadros de depresión.
Sin embargo, Hawking pudo encontrar la fuerza suficiente para terminar su doctorado y lograr una posición como profesor lucasiano de matemáticas en la Universidad de Cambridge, el mismo cargo que tuvo Isaac Newton 300 años antes que él.
Un severo episodio de neumonía en 1985 provocó que tuviera que respirar a través de un tubo, obligándolo a comunicarse a través de un sintetizador electrónico de voz que le dio su distintivo tono robótico.
Para explicar su concepción del universo usó una frase que lo inmortalizó, algo que además inspiró el título de un film biográfico: «Mi objetivo es simple», dijo una vez. «Es la comprensión completa del universo, por qué es, cómo es y por qué existe en absoluto».
Por ello pasó gran parte de su carrera buscando una forma de reconciliar la teoría de la relatividad de Einstein con la física cuántica y producir la denominada «Teoría del Todo».
Ningún otro científico fue equiparado a la fama que goza cualquier estrella de rock. Solo Hawking era respetado entre sus colegas y el público en general. Y fue simplemente porque pudo llevar a palabras simples, complicadas explicaciones sobre la materia y la antimateria.
Por ello y pese a su muerte, las teorías del físico británico seguirán viajando en el tiempo y el espacio, sus más preciados objetos de estudio.
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Este texto fue publicado originalmente en Univisión Noticias.