Perspectivas

La Revolución de abril de 1870

30/04/2020

Antonio Guzmán Blanco

El día 27 de abril de 1870 las tropas del general Antonio Guzmán Blanco entraban triunfantes en la ciudad de Caracas, luego de una exitosa campaña militar para iniciar un proceso de cambio político en el país que llamó la «Revolución de Abril». A partir de esta fecha comenzó una interesante etapa de transformación política, institucional, económica, militar, educativa, de infraestructura física y ornato, que otorgaría a estas casi dos décadas de nuestro pasado el calificativo de revolución. Cambios sustanciales y diferenciadores en las formas de organización y actuación de una sociedad. El líder de este proceso había nacido en Caracas en 1829 y era hijo del reconocido político liberal, polemista de prensa y candidato presidencial Antonio Leocadio Guzmán.

Guzmán Blanco estudió Derecho Civil en la Ilustre Universidad de Caracas. Luego del requerido ejercicio profesional recibió en el año de 1856 el título de abogado. Al año siguiente fue nombrado por el presidente de la república, José Tadeo Monagas, cónsul de Venezuela en la ciudad de Filadelfia; al poco tiempo continuó su misión diplomática en Washington. Regresó a Venezuela en 1859 integrando el «Ejército Federal Revolucionario» comandado por los generales Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora. Destacó en la Guerra Larga o Guerra Federal ejerciendo el cargo de Auditor de Guerra, sin embargo, como Comandante de los Ejércitos del Centro de la República influyó, en gran medida, en la rendición de las fuerzas del presidente José Antonio Páez. Fue el representante del bando federal en las negociaciones del Tratado de Coche celebrado en 1863, mecanismo que puso fin a la guerra.

Desde entonces ocupó importantes cargos en el gobierno del presidente Juan Crisóstomo Falcón (1863-1868): presidente encargado de la república y ministro plenipotenciario ante organizaciones crediticias europeas. A partir del año 1869 Guzmán fue objetivo político del nuevo gobierno de la Revolución Azul comandado por el octogenario general José Tadeo Monagas y por su hijo José Ruperto Monagas. Para enfrentar el acoso, Guzmán salió del país y organizó una invasión militar que a las pocas semanas logró controlar el poder. Desde un primer momento el «Ilustre americano, regenerador y pacificador de la patria», título que le otorgó el Congreso, implementó un conjunto de medidas y cambios político-institucionales para tratar de mitigar y revertir los males que había observado en la sociedad venezolana. El objetivo esencial de su proyecto fue rescatar y renovar las decadentes e inoperantes instituciones del Estado, así como consolidar en la conciencia colectiva de los venezolanos el ser nacional, es decir, refundar la República.

Ya en 1866 había reconocido en un artículo de prensa sobre sus connacionales lo siguiente; «teniendo en contra y como diario peligro, la frágil conciencia nacional, la costumbre de no creer en las leyes, y la tendencia a olvidar y aún a resistir todo principio de autoridad». La experiencia de inestabilidad política vivida en Venezuela desde 1846, cuando la violencia armada se convirtió en la esencial, por no decir, la exclusiva forma de actuación política, llevó a Guzmán a implementar un complejo y ambicioso plan de creación de una conciencia y formas de actuación ciudadanas en el país para que se lograse el reconocimiento así como el respeto al imperio de la ley y de las instituciones. En sus tres períodos de gobierno –la «Regeneración Nacional» (o septenio 1870-1877), la «Reivindicación Nacional» (o quinquenio 1879-1884) y la «Aclamación Nacional» (o bienio 1886-1888)– logró implantar un conjunto importante de instituciones e ideas que fueron moldeando la nación y el Estado. Impulsó el censo nacional para conocer los recursos con los que se contaban y decretó el día 27 de junio de 1870 la instrucción pública, general, gratuita y obligatoria.

Reconstruir una república y prepararla para los retos futuros y modernos implicaba formar ciudadanos. El líder del proceso reconoció la importancia de esta ley: «Debe conmemorarse [la Revolución de Abril] porque ha establecido la instrucción popular, el hecho más trascendental de la revolución, que enseña a los venezolanos sus derechos, los inicia en sus deberes, eleva su condición, hasta la altura de la ciudadanía». De igual manera Guzmán inició un reconocido proceso de sanción y promulgación de códigos reguladores de la vida en sociedad: en el lapso de su hegemonía  se implementaron dos Constituciones, un Código Penal, uno de Procedimiento Criminal, un Código Militar, entre otros.

Su período se destacó, asimismo, por la construcción de vías de comunicación: líneas férreas, caminos; y recursos para la comunicación como la ampliación del sistema telegráfico. Por otra parte, es la época en la que se registra en el país la realización de obras de ornato público, entre las que destacaron la transformación de espacios en la ciudad capital con la construcción del Palacio Federal Legislativo, el Teatro Municipal, la creación del Panteón Nacional en la antigua capilla de la Santísima Trinidad y otras realizaciones.

De igual manera, Guzmán Blanco tuvo como política rescatar y enaltecer la figura histórica de Simón Bolívar como un mecanismo de fortalecimiento del ser nacional, celebrando importantes fiestas para conmemorar el centenario del natalicio del Libertador en 1883. En este mismo orden creó el «Bolívar» como moneda nacional en sustitución del peso, decretó la canción patriótica «Gloria al Bravo Pueblo» como Himno Nacional y publicitó los símbolos patrios.

En el transcurso de este proceso político Guzmán tuvo la habilidad, la determinación y los recursos para contener y reprimir a sus opositores políticos a quienes derrotó militarmente o negoció su sumisión otorgándoles privilegios y cuotas de poder. Muchos militares, no obstante, acusarían al «Ilustre americano» de ególatra, de dictador, de malversar los recursos patrimoniales de la nación, de traidor a la patria.

Para evitar la repetición de las perjudiciales e históricas revoluciones armadas que asolaron al país durante ese siglo, dejó innumerables escritos y artículos en los que acusó a los principales promotores de estas perniciosas rebeliones: «La suerte de Venezuela no puede quedar al arbitrio de los conspiradores de machete o sotana», fundamentalmente en manos de los primeros, «ambiciosos de machete que aspiran a ser presidentes de Venezuela antes que los elija el sufragio popular».

En 1888 Guzmán abandonó definitivamente el país dejando en el Gobierno al Dr. Juan Pablo Rojas Paúl, quien se distanció rápidamente de su influencia y de sus líneas de acción. La Revolución de Abril marcó un antes y un después en la historia política de Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX; sin embargo, muchas de sus creaciones y propuestas influenciarían realidades nacionales durante algunas décadas. Valdría la pena preguntarse en los umbrales del siglo XXI si el proceso de consolidación de las instituciones del Estado y de cohesión de la nación venezolanos ya se ha concretado o continúa aún en etapas de formación.


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