Perspectivas

Fina Gómez (I). La insistencia de mirar

09/08/2020

Serie El barco encallado, 1964. Fotografía de Fina Gómez. ©ArchivoFotografíaUrbana.

“La que del mar venía
se halló presa
en la madera”

Lise Deharme

La mirada de Josefina “Fina” Gómez Revenga (nacida en Maracay, Edo. Aragua, Venezuela, 1920, fallecida en el Valle de Arán, España, 1997) recorre con esmero las formas atrapadas y delimitadas en la naturaleza, aquello que parece estático pero que desde distintos ángulos ofrece múltiples perspectivas, descubrimientos que sólo son posibles mediante la contemplación y la obsesión, la búsqueda incansable que perfila hallazgos, a veces sutiles, otros estruendosos.

En tres entregas consecutivas escudriñaremos a esta fotógrafa, deteniéndonos en: 1.- Perfil biográfico y contexto. 2.- Temas y líneas de trabajo. 3.- Relación imagen y palabra a través de sus libros que combinaron fotografía y poesía. Trazaremos las coordenadas a partir de reseñas, entrevistas, catálogos de exposiciones, sus libros y fotografías.

Inquieta, curiosa y testaruda. Palabras que en el siglo pasado eran poco asociadas a la mujer. Mucho menos a una que, además, era nieta de Juan Vicente Gómez (quien gobernó el país desde 1908 a 1935). Se esperaba, eso sí, que fuera una ‘niña bien’ de la época. Es el caso de Fina Gómez, hija de José Vicente Gómez Bello y Josefina Revenga. De naturaleza introspectiva y autodidacta, según su propia descripción, se inició en la fotografía a los 16 años, tal vez por rebeldía, inconformidad o búsqueda.

Imagen del libro Fotografías (1954), de Fina Gómez ©Archivo Fotografía Urbana

“Estudiaba dibujo en París y me había ganado un premio que consistía en asistir a una clases en el taller de un pintor; mi padrastro, Tinoco, me lo prohibió, una cosa absurda, pero así fue; entonces necesitaba alguna manera de expresarme y así empecé con la fotografía”, comenta en una entrevista que concedió a la investigadora María Teresa Boulton en febrero de 1993.

Tomaba y revelaba sus fotos, instalaba laboratorios en sus casas, buscaba los mejores materiales. Confesaba obsesionarse con los temas, de allí la fecundidad de una obra que se extiende por varias décadas (40, 50, 60, fundamentalmente) y se disemina en distintos puntos geográficos.

Sus primeros pasos en la fotografía, en los años cuarenta, estuvieron estimulados por Guillermo Zuloaga, también mentor de Alfredo Boulton, Mimí González Rincones y un grupo de jóvenes de familias distinguidas e inquietudes intelectuales.

Vivió largos períodos en Francia y otros países de los cuales bebió la savia cultural. Su visión estuvo acompañada por la de otros fotógrafos como Alfredo Boulton y Ricardo Razetti. Al respecto María Teresa Boulton señala “Quizás fueron estos tres fotógrafos los que mejor se empaparon del espíritu del arte universal y occidental de esos años”. Por su parte, María Soledad Escobar apunta “Soledad y trashumancia. Son, quizás, estos extremos los que mejor nos acercan a Fina Gómez. Durante aquella Venezuela, demasiado ajena a los avasallantes progresos de la ciencia y a las violentas ráfagas de un arte que en ese momento se encontraba empeñado en abolir sus vetustos sentidos, Fina Gómez, como tantas otras mujeres para aquel entonces, pertenecía a esa rara estirpe de seres que viven, y asumen su existencia, a contracorriente de un mundo establecido”.

Serie El barco encallado, 1964. Fotografía de Fina Gómez. ©ArchivoFotografíaUrbana.

En 1942 Fina Gómez obtiene el primer premio del Salón de Fotografía del Ateneo de Caracas y en 1992 es reconocida con el Premio Nacional de Fotografía, en su temprana tercera edición. Es, junto a Bárbara Brändli (1994) y Thea Segall (2002), una de las tres fotógrafas que hasta la fecha ha sido distinguida con este galardón. Es la única de las tres nacida en territorio nacional.

Pionera en la publicación de libros de fotografía, también fue mecenas. Creó una Fundación con su nombre a través de la cual se impulsaron proyectos culturales y educativos, y se otorgaron becas a artistas como Pascual Navarro, María Zambrano y Alejandro Vidal. Se interesó por la cerámica, siendo una apasionada coleccionista y activa promotora de exposiciones de esta área.

La mayor parte de su archivo se conserva en Francia, aunque se desconocen datos más precisos. Sus fotografías forman parte de las colecciones de la Biblioteca de París, la Fundación Galería de Arte Nacional (Venezuela) y el Archivo de Fotografía Urbana. Sus exposiciones individuales se concentraron, fundamentalmente, en París (1951, Casa de América Latina; 1955, Librería Española; 1956 y 1958, Galería Boler) y Caracas (1945, Ateneo de Caracas; 1956, 1964 y 1969, Museo de Bellas Artes; 2001 Centro de Fotografía CONAC; 2015, Cubo 7).

Imágenes de los libros Fotografías (1954 y Piedras (1958), de Fina Gómez ©Archivo Fotografía Urbana

Su obra se recoge en 5 libros: Fotografías (1954), Raíces (1956), Piedras (1958), 0 grados, norte franco (1964), Diálogo (1965); algunos editados tanto en francés como español, con ejemplares numerados y en colaboración con importantes escritores del momento. Además, es referenciada en otras publicaciones especializadas.

El trabajo de Fina Gómez se inserta en la dinámica participación de las mujeres en la vida cultural del momento, un animoso despertar que abarcó la gestión y la promoción, así como la creación artística en distintas disciplinas (pintura, música, teatro, cine) y su progresiva incorporación y reconocimiento en los circuitos de validación establecidos. Así, mientras Fina Gómez desentrañaba formas trazando simbologías y metáforas visuales, otras mujeres hacían lo propio, tal es el caso de Margot Benacerraf con su laureado documental Araya (1959).

Ampliando el compás y, desde las luchas y conquistas ciudadanas, tenemos a las estudiadas en el libro 20 mujeres del siglo XX. Venezolanas que cambiaron nuestra historia. Ellas son: Ada Pérez Guevara, Adicea Castillo, Ana Lucina García Maldonado, Argelia Laya, Carmen Clemente Travieso, Elisa Jiménez Armas, Esperanza Vera, Eumelia Hernández, Evangelina García Prince, Franca Donda, Gloria Comesaña, Gioconda Espina, Isolda Heredia Salvatierra, Lali Armengol, Lucila Palacios, María Teresa Castillo, Mercedes Fermín, Mercedes Pulido de Briceño, Rosa Paredes y Sonia Sgambatti.

Esto demuestra una actividad efervescente, tal vez estimulada por la inconformidad de muchas mujeres, negadas a la idea de seguir siendo relegadas y excluidas. En este contexto, Fina Gómez asume la fotografía como un oficio que la acompaña, entregándole su contemplación y creatividad, su insitencia a mirar y encontrar modos de expresarse mediante la imagen, enmarcando una obra que actualiza su valor a la luz del siglo XXI.

Imagen del libro Fotografías (1954), de Fina Gómez ©Archivo Fotografía Urbana

Serie El barco encallado, 1964. Fotografía de Fina Gómez. ©ArchivoFotografíaUrbana.

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Referencias

Boulton, María Teresa con colaboración de Escobar, María Auxiliadora (1993). Entrevista a Fina Gómez Ravenga. En: Encuadre N° 42. May-Jun. Pág. 22-29

Boulton, María Teresa (1993). Los paisajes de Fina Gómez. En: Encuadre N° Especial II Jornadas Fotográficas de Mérida. Marzo.

Centro de Fotografía – CONAC (2001). Catálogo de la exposición El barco encallado. Fotografías de Fina Gómez Revenga.

Dagnino, Maruja (2019). 20 mujeres del siglo XX. Venezolanas que cambiaron la historia. Transparencia Venezuela y Asamblea Nacional.


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