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Asdrúbal Oliveros, Michael Penfold y Yorelis Acosta, moderados por el director de Prodavinci Ángel Alayón, debatieron sobre hiperinflación, negociación política y manejo de las emociones en crisis durante el foro “Venezuela 2018, cuatro visiones”, donde reflexionaron sobre las perspectivas para el año próximo.
Con el aforo lleno, el encuentro organizado por Prodavinci tuvo lugar en el Teatro del Centro Cultural Chacao en Caracas, el martes 21 de noviembre de 2017.
Vivir en hiperinflación
Adaptarse a la hiperinflación será el reto más importante que afrontarán los venezolanos en 2018, indicó el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica.
Oliveros recomendó prepararse para una nueva fase de inestabilidad económica marcada por una hiperinflación que agravará el empobrecimiento. El poder adquisitivo estará asediado por un incremento vertiginoso de los precios. En octubre la inflación mensual se acercó a 50%, un parámetro utilizado en la disciplina económica para diagnosticar la hiperinflación.
Pronosticó que 2017 cerrará con una inflación superior a 2.000% y una escalada de precios de 6.000% en 2018.
Una mala novela
La población demanda respuestas más radicales cuando la coyuntura económica exacerba la pobreza y la desigualdad. Ese el desafío que afrontarán el gobierno y la oposición venezolana en 2018, opinó Michael Penfold, investigador del Global Woodrow Wilson Center y profesor del IESA.
La negociación entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición en República Dominicana es clave para destrancar el juego político, en medio de las “profundas inequidades electorales” que estimularon la abstención en las regionales de octubre y la tecnología electoral de fidelización y control utilizada por el gobierno, que comprometen los comicios municipales de diciembre y posibles presidenciales el año próximo.
“Vamos a una negociación que es incierta, es casi una mala novela. Cambian los actores, no sabemos cuándo empieza y cuándo termina. A veces empieza y termina antes de tiempo. Esa negociación en esta coyuntura es clave para ambas partes”.
Maduro necesita resolver dos problemas: relegitimarse frente a otros gobiernos y afrontar unas sanciones que socavan su capacidad para asumir un programa de estabilización económica. El reto de la oposición es presentarse unida a la negociación para lograr concesiones que garanticen elecciones competitivas. La pregunta clave para Penfold es si habrá condiciones para competir en unas votaciones presidenciales en 2018.
Advirtió que las presiones internacionales no bastan para obligar al gobierno a atender la agenda electoral.
“Al final del día, el proceso de democratización pasa por la sociedad venezolana y pasa por las fuerzas políticas venezolanas. Si no tienes, desde el punto de vista doméstico, unos actores con una estrategia clara sobre cómo van a generar una ruta que termine en elecciones competitivas y luego un proceso de consolidación democrática, es muy difícil ser exitoso”.
Penfold identifica dos elementos novedosos en este nuevo proceso de negociación que pueden marcar una diferencia. Esta vez hay una mediación formal de varios cancilleres que dificulta al gobierno y a la oposición manipular los acercamientos. Y Maduro necesita respaldo internacional para atraer inversiones en el sector petrolero.
La oposición no tiene más alternativas que participar en la negociación. Corre el riesgo de fracturarse si sus dirigentes no se sientan en la mesa con una agenda coordinada. Penfold recordó que las condiciones para negociar una transición nunca son ideales.
En este contexto, el tema social se convierte en una “carta incierta”. Nadie puede predecir cómo reaccionará la población. Cuando el ingreso queda destruido por la hiperinflación se entra en la última fase de los gobiernos populistas, concluyeron los investigadores Rudiger Dornsbusch y Sebastian Edwards en un estudio publicado a principios de los noventa llamado La macroeconomía del populismo en América Latina. Para Penfold, el proceso hiperinflacionario tendrá consecuencias políticas.
Las emociones de la crisis
Miedo, angustia, rabia, tristeza, perplejidad, incertidumbre. Los venezolanos lidian con esas emociones cada día, explicó la psicóloga social Yorelis Acosta, profesora de la Universidad Central de Venezuela. Sus alumnos no ven nada cuando cierran los ojos y piensan en el futuro.
“Soñamos con la crisis. En los sueños vamos al supermercado a hacer la cola. (…) El clima social del país es de dolor y desánimo. Nos desinflamos emocionalmente porque nos espera un 2018 más difícil”.
Los economistas definen como “miopía social” la incapacidad de tomar decisiones o pensar más allá del corto plazo. Este fenómeno se exacerba en contextos hiperinflacionarios, indicó Alayón. ¿Con qué herramientas cuentan las personas para sobreponerse a estas coyunturas? Acosta recomendó que cada familia haga un inventario de sus recursos para salir adelante. Decisiones tan personales como hacer ejercicio o propiciar el esparcimiento mejoran la calidad de vida. Invitó a buscar apoyo en quienes están trabajando en proyectos de futuro.
Los venezolanos se arriesgan a normalizar la crisis y el sufrimiento psicológico que ocasiona. Para Acosta, la sociedad venezolana actúa desde una lógica de sobrevivencia que exacerba dinámicas como la violencia intrafamiliar por la falta de acceso a la comida. “Crecimos pensando que éramos ricos. Ahora estamos asumiendo que somos pobres”. El rol de los padres como modeladores de conductas en sus hijos resulta fundamental para educarlos en el manejo de las emociones.
¿Cómo lidiar con el agobio? Acosta sugirió enfocarse en lo que funciona y aprender las lecciones de esta circunstancia. Es necesario mantenerse activo en las labores rutinarias, conservar la calma y aprovechar las dificultades para hacerse más fuerte. Recordar que se puede sembrar en tierra arrasada. Visualizar un futuro mejor.
Al cerrar la conferencia, Alayón invitó a la audiencia a utilizar el concepto de “antifragilidad” del filósofo y matemático Nassim Nicholas Taleb. Lo antifrágil es aquello que se fortalece con los golpes y las circunstancias difíciles. “No es suficiente activar el modo supervivencia, hay que buscar fortalecerse en los tiempos que vienen. Hay que buscar la antifragilidad”.
Prodavinci
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