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El bolívar soberano no está resolviendo la crisis de efectivo

Fotografía de Mauro Pimentel / AFP

TEMAS PD
07/09/2018

El 20 de agosto de 2018 entra en vigencia un anuncio de reconversión monetaria consistente en la eliminación de cinco ceros junto con la entrada en circulación del “bolívar soberano”, y la introducción de un nuevo cono monetario.

La medida es formulada en momentos en los que la economía venezolana experimenta un claro proceso hiperinflacionario, junto a una severa crisis por falta de efectivo. Dicha falta de efectivo ocurre debido a que las monedas y billetes son emitidos a una velocidad menor de lo que crece el resto de bolívares circulantes en la economía, haciendo que estos “pierdan terreno” y se hagan más difíciles de encontrar.

El 17 de julio, cinco semanas antes de la entrada del nuevo cono monetario, el presidente Nicolás Maduro anunció que el gobierno dispondría “hasta 10 y 15 veces más billetes que en ocasiones anteriores” para el proceso de reconversión. En un análisis escrito para Prodavinci, los economistas Ángel Alayón y Giorgio Cunto explicaron que si la reconversión buscaba restablecer el equilibrio de efectivo, esta debería elevar su proporción sobre liquidez al menos a un 10%, consistente con los números que registró la economía venezolana cuando no escaseaba el efectivo.

Para el 17 de agosto, una semana antes de efectuarse la reconversión monetaria, la proporción de efectivo sobre liquidez había llegado a su mínimo histórico en 0,80%. Vale decir que por cada 100 bolívares circulantes, menos de uno estaba expresado en efectivo.

A efectos prácticos, las monedas y billetes habían desaparecido como componente de la liquidez. Al cierre de la primera semana de la reconversión, el 24 de agosto, se registró el aumento nominal de efectivo más grande del que se tiene registro: se introdujo más de un millardo de bolívares soberanos en una sola semana, haciendo crecer el efectivo en 288%. Sin embargo, esto sólo elevó la proporción de efectivo sobre liquidez a 2,63%, muy por debajo de lo necesario para regresar a los niveles normales cercanos al 10%.

En otras palabras, la primera semana de la reconversión se retrocedió en el problema de efectivo a niveles similares a los de la última semana de marzo de 2018, sin impactar mucho en su disponibilidad, especialmente para aquellos ciudadanos que lo necesitan para realizar transacciones cotidianas. A efectos comparativos, cuando entró en vigencia el bolívar fuerte durante la reconversión de 2008, esta proporción era de 12,33%.

Esta caída en la disponibilidad de efectivo obedece a la dinámica hiperinflacionaria. La expansión monetaria para financiar el déficit fiscal genera presión inflacionaria, que a su vez hace que se requieran más billetes (y de mayor denominación) para realizar pagos. Como el Banco Central no imprime suficientes billetes para hacer frente al aumento de precios, el efectivo desaparece de las manos del público.

La reconversión monetaria ofrece oportunidades de atender, al menos momentáneamente, a las dificultades de efectivo. Sin embargo, el inicio de la reconversión no da mucha evidencia de que la falta de efectivo vaya a ser solventada. Si el ritmo de expansión monetaria sigue superando la entrada de nuevos billetes, entonces la crisis seguirá afianzándose, con la única diferencia de que ahora serán bolívares soberanos en vez de fuertes los que no se encuentren.


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