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Tras el descubrimiento de América, millones de indígenas fueron víctimas de nuevas enfermedades, cuya causa fue desconocida más de cuatro siglos. Científicos alemanes identificaron la fuente de las mortíferas epidemias.
El México de mediados del siglo XVI, en aquellos tiempos Virreinato de Nueva España, fue duramente golpeado por una rara enfermedad que mató del 60 al 80% de los cuatro millones de habitantes de la población azteca restante. La mayor parte de los casi 30 millones de aztecas había sucumbido ya a las enfermedades importadas de Europa.
Mientras muchos indígenas creían que los «nuevos” males venían por obra de planetas o cometas, no pocos españoles culpaban a los indígenas del mal, por su presunto politeísmo o, sencillamente, por «carecer de alma”.
La epidemia se inició en la Ciudad de México y, a partir de 1545, comenzó a propagarse a otras ciudades como Culhuacán y Tecamachalco e incluso hasta Sonora y Guatemala.
«Entre los años 1545 bis 1550 tuvo lugar uno de los seis más fatídicos brotes de esa fiebre hemorrágica que mató a millones de personas, no solo en México sino también en Guatemala”, dice a DW Åshild J. Vågene, arqueóloga noruega especializada en genética, y miembro del equipo de investigadores del Instituto alemán Max Planck para la Historia de la Humanidad, con sede en Jena, tras las huellas del misterioso mal.
Una epidemia letal que, por lo desconocida, los indígenas solo atinaban a llamar «cocoliztli” o «pestilencia» en su lengua náhuatl. Un mal que se convirtió en símbolo de la muerte en tierras americanas. Si bien mencionado en crónicas españolas y caracterizado por los curanderos indígenas, el causante de dichos brotes epidémicos fue un verdadero enigma por más de cuatro siglos.
Fue una bacteria que aún existe
Tras sus huellas se lanzó un equipo internacional del Instituto alemán Max Planck para la Historia de la Humanidad, dirigido por Alexander Herbig, jefe del departamento de bioinformática biopatógena. «Nosotros buscamos las bacterias o virus que han jugado un papel decisivo en la historia de la humanidad y cómo estos patógenos han cambiado a lo largo de la evolución”, dice Herbig a DW.
Pero, ¿cuál fue ese raro y fulminante mal que arrasó con millones de indígenas? y ¿lo llevaron acaso los españoles? «Vamos por partes”, acota Vågene, y agrega que «si bien hay registros de historia sobre el mal y sus consecuencias, hasta ahora no se había podido establecer el agente patógeno”. Para ello, el equipo del Instituto alemán Max Planck excavó tumbas encontradas en un cementerio ancestral de Teposcolula-Yucundaa, estado mexicano de Oaxaca.
«En pruebas de AND halladas en dientes de los restos humanos examinados pudimos identificar claramente que lo que mató por millones a los aztecas entre 1545 bis 1550, y otros brotes, y que ellos dieron por llamar «cocoliztli”, era una bacteria: la salmonella entérica”, explica esta arqueóloga noruega a DW.
«Justo el tipo de salmonella entérica encontrada en las víctimas examinadas en México es uno de los cuatro tipos mortíferos de los más de 2000 que se conocen”, apunta Herbig, quien resalta que «esta bacteria se divide en serotipos tifodes y no tifoides”. Su transmisión sucede a través de comidas contaminadas o un simple apretón de manos, que luego se llevan a la boca. Por eso los médicos hablan de que hay tres formas de prevenirla: «Higiene, higiene e higiene». Pero la maltrunición y el entorno en que ésta se da son factores decisivos.
Combinación de varios factores
Los cambios radicales del modo de vida y la llegada de agentes biológicos para los que los indígenas no poseían inmunidad alguna, habrían sido otros dos factores en contra de los indígenas. «La viruela, el sarampión, la parotiditis, el tifus, la tosferina, el hambre, la desnutrición, la esclavitud, la explotación física y moral, el alcoholismo, entre otros males, se sucedieron a partir de 1521, rivalizando en sus estragos”, dicen los autores Eisa Malvido y Carlos Viesca en su libro «La epidemia de cocoliztli de 1576», publicado en 1985.
Si fueron los españoles los que llevaron la salmonella entérica a América no se puede decir aún con toda certeza. «Lo cierto es que no hemos encontrado su presencia datada antes del 1545 en el continente americano, mientras sí hay evidencias encontradas en el cuerpo de una mujer noruega que vivió alrededor del año 1200 en Europa”, concluye Åshild J. Vågene.
Si bien, como recogieron Malvido y Viesca, algunos «conquistadores» también sufrieron bajo el «cocoliztli”, solo presentaban síntomas leves. El hecho es que cuando los españoles comenzaron a llegar, los indígenas comenzaron a morir, en masas.
José Ospina-Valencia (er)
Deutsche Welle
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