Perspectivas

Cuentas en divisas en Venezuela: ¿Un impulso crucial a la dolarización de facto?

Fotografía de LUIS ACOSTA | AFP

27/02/2020

Tras dos años en los que la hiperinflación pulverizó a la moneda venezolana, el dólar se convirtió en la referencia para calcular los precios y en un medio de pago empleado a diario. Cumplida esta etapa, ha comenzado un proceso determinante para profundizar una dolarización no decretada por el Gobierno pero que opera de facto: la banca comienza a jugar.

Estudios del Fondo Monetario Internacional como Monetary Policy in Dollarized Economies o Monetary Policy under De Facto Dollarization del economista Peter Bofinger, indican que a mediados de los años noventa, en países donde la hiperinflación destruyó la confianza en la moneda como Perú, Bolivia, Nicaragua y Camboya, la dolarización de facto se profundizó, entre otras cosas, gracias a que los depósitos en dólares llegaron a representar al menos la mitad de las captaciones de la banca y una porción relevante en el portafolio de créditos.

 Los bancos venezolanos comienzan a captar dólares, amparados en la norma vigente, el Convenio Cambiario 1, el cual les permite ofrecer cuentas en moneda extranjera, pero el proceso es incipiente. Cada día, comercios como supermercados, farmacias y ferreterías, al igual que una lista creciente de empresas, envían camiones blindados con sacos de dólares a oficinas bancarias de las principales ciudades del país.

Los bancos guardan sacos de dólares en sus bóvedas y ofrecen a sus clientes el servicio de custodia, es decir, los dólares quedan guardados en las bolsas que traen los camiones y formalmente no ingresan como depósitos. Para permitir algún grado de movilidad, los bancos crean “cuentas custodia” y permiten que entre clientes del mismo banco se transfieran dinero de un saco a otro, registrando las transacciones.

Además, los bancos ofrecen a los clientes que tienen cuentas custodia y necesitan bolívares, la posibilidad de vender parte de los dólares en el mercado cambiario formal. También es común que las agencias bancarias se utilicen para repartirles dólares en efectivo a empleados que reciben bonos como complemento del salario.

Por las cuentas custodia las empresas y los comercios no reciben intereses, al contrario, pagan una comisión mensual de 2% sobre el dinero que tienen en las bóvedas de la banca. No obstante, un número reducido de empresas ha comenzado a utilizarlas para otorgar créditos de corto plazo a empresas urgidas de divisas, a fin de obtener beneficios.

La otra modalidad son las cuentas corrientes en dólares y euros que les permiten al cliente realizar pagos en divisas a clientes del mismo banco con una cuenta similar. Un detalle relevante es que como la mayoría de las entidades financieras internacionales han dejado de prestar el servicio de corresponsalía, es difícil transferir los fondos de una cuenta en dólares en Venezuela a una cuenta en el exterior.

Desde los años 80, cuando la economía sustentada en la renta petrolera comenzó a dar signos de debilidad, la mayoría de los venezolanos con capacidad para ahorrar han optado por comprar dólares y depositarlos en el exterior. La falta de bancos corresponsales que canalicen la transferencia de fondos complica la posibilidad de que alguna cantidad de estas divisas ingrese a las cuentas en Venezuela.

Fuentes explican que la mayoría de los dólares en efectivo que circulan en Venezuela han ingresado por familias que traen divisas en efectivo desde el exterior o ya las tenían desde la época del control de cambio, una porción de las remesas, exportaciones de oro, contrabando -en especial de gasolina a Colombia- y en alguna medida, de actividades ilícitas.

Además, todas las semanas el Banco Central de Venezuela vende euros en efectivo a través del sistema financiero. La semana pasada vendió dólares en una operación que aún no se sabe si será recurrente.

El reto para la banca es contar con mecanismos de control, a fin de evitar que divisas provenientes de operaciones ilícitas ingresen al sistema financiero.

La expansión

En un entorno donde el Gobierno ha reducido al mínimo el crédito bancario con el objeto de contener la inflación, las comisiones por servicio se han convertido en la principal fuente de ingresos de los bancos; por lo tanto, desarrollar productos que capten dólares y permitan movilizarlos es la prioridad en un sistema financiero ávido de obtener una porción de la creciente dolarización de las transacciones.

De acuerdo con un estudio realizado por Ecoanalítica, que durante la primera semana de febrero de este año registró 15.952 transacciones en 258 comercios de las diez principales ciudades del país (Caracas, Maracay, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo, Margarita, San Cristóbal, Mérida, Puerto Ordaz y Porlamar) 55,7% de las personas pagó con dólares, 35,7% con bolívares y el resto con otras monedas como euros y pesos colombianos.

 Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que “por ahora estamos viendo cuentas custodia y cuentas corrientes intrabancos; esto se va a extender a cuentas que permitan movilizar el dinero de un banco a otro, y no es descabellado que la banca comience a prestar sobre esas divisas”.

El estudio realizado por Ecoanalítica indica que en 8 de cada 10 transacciones las personas cancelan con dólares en efectivo, por lo tanto, existe un amplio margen para ofrecer medios de pago a través de la banca.

Arelys Pérez, vicepresidente de banca de personas del Banco del Caribe, entidad financiera que recientemente comenzó a ofrecer cuentas corrientes en dólares y euros, no observa lejano el día en que la banca venezolana ponga en funcionamiento un sistema que permita realizar pagos en divisas de un banco a otro.

“Creo que es algo que debe ocurrir, no voy a decir a corto plazo, pero a mediano plazo veo muy factible que la banca tenga un suiche transaccional en divisas”, dice.

Las consecuencias

La dolarización de facto, en la que el dólar gana peso en la economía pero convive con una moneda que el banco central continúa emitiendo, como es el caso del bolívar, genera impactos en distintos frentes.

Teóricamente las cuentas en dólares podrían facilitar el ingreso al país de divisas que los venezolanos tienen depositadas en bancos del exterior, algo que por ahora luce muy lejano, y ayudar a preservar el valor de los depósitos en el sistema financiero y elevar la intermediación mediante la entrega de créditos en dólares.

La dolarización parcial también genera problemas para las autoridades, en especial al Banco Central, que solo puede controlar la fracción en bolívares de la cantidad de dinero en la economía, es decir, la herramienta de la política monetaria pierde efectividad.

Al mismo tiempo, estudios del Fondo Monetario Internacional indican que “en un esquema de sustitución monetaria aumenta considerablemente la volatilidad del tipo de cambio porque puede haber cambios frecuentes e inesperados en el uso de la moneda doméstica y el dólar para realizar transacciones. Debido a que ambas monedas son usadas para el mismo propósito, existe un gran número de razones, difíciles de identificar, por las cuales los agentes económicos quieran trasladarse del uso de una a otra, aspecto que genera volatilidad en el tipo de cambio”.

Otro factor a tomar en cuenta es que la devaluación de la moneda impacta la capacidad de pago de los clientes que no tienen ingresos en dólares, algo que incrementa el riesgo de una mayor morosidad en caso de que la banca comience a otorgar créditos en divisas en volúmenes relevantes.

Las autoridades venezolanas han tomado medidas para impulsar la relación entre el dólar y los créditos de la banca. El 21 de octubre de 2019 el Banco Central emitió una resolución que relacionó a los créditos comerciales, la categoría que incluye préstamos al comercio y el financiamiento de corto plazo, con la fluctuación del dólar.

La resolución tiene como consecuencia que el monto a pagar por capital e intereses aumenta si el precio del dólar sube en el mercado oficial y se mantiene igual si el dólar desciende.

Desdolarizar

La principal causa de la dolarización de facto es una inflación elevada que destruye la confianza en la moneda propia, por lo tanto, podría pensarse que una vez se logra controlar la inflación es fácil acabar con la influencia del dólar, pero la historia indica que salir de la dolarización es un proceso largo y complicado, aun en países que implementan ajustes exitosos.

Luis Zambrano Sequín, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, explica que “una vez que una economía se dolariza, desdolarizarla es un problema. La sociedad se va estructurando y conformando sobre la base de la dolarización. Perú tiene 15 años tratando de desdolarizar su economía y Colombia ha comenzado a hacerlo”.

“La única forma de desdolarizar es ganando credibilidad, haciendo política económica correcta, teniendo disciplina fiscal, ganando prestigio, recuperando la credibilidad en la moneda y eso no sucede de la noche a la mañana, es un proceso muy lento”, dice Luis Zambrano Sequín.

Asdrúbal Oliveros señala que “la dolarización está en unos niveles difíciles de revertir, aunque en economía muy pocas cosas son irreversibles; pero hemos llegado a un nivel donde buena parte de las transacciones del retail se están haciendo en dólares o monedas distintas al bolívar, esto dice que la pérdida de confianza en la moneda local es muy significativa”.

Por la fuerza

Hasta el momento, el gobierno de Nicolás Maduro ha optado por convivir con la dolarización de facto, pero la historia registra episodios en los que súbitamente se ha intentado revertir el proceso por la fuerza. En noviembre de 1982 las autoridades bolivianas convirtieron de manera forzosa los dólares depositados en la banca a pesos bolivianos, y en agosto de 1985 el entonces presidente del Perú, Alan García, ordenó convertir a moneda nacional los depósitos en divisas, que representaban 58% de las captaciones de la banca.

El 14 de febrero, Nicolás Maduro explicó que la libre circulación del dólar ha ocurrido en una “economía de guerra”, por el impacto de las sanciones de Estados Unidos y agregó que es necesario debatir “¿hasta dónde nos están llevando a un capitalismo salvaje y qué debemos hacer para preservar el modelo humanista, el modelo socialista?”.

Inmediatamente agregó: “Quiero que el pueblo opine, vamos a hablar claro, qué piensa el pueblo del tema de la dolarización, cuáles son las soluciones, cómo canalizarlo en esta etapa de guerra de resistencia, en esta etapa tan dura y difícil, qué elementos positivos tiene, qué elementos deben regularse, qué elementos no deben regularse”.


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