Fotografía de Federico PARRA | AFP
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El último reporte de la OPEP registra que en mayo de este año, de acuerdo a fuentes oficiales, la producción de petróleo de Venezuela se ubicó en 573 mil barriles diarios: cifra que desnuda una caída de 22% respecto a abril y de 45% en los últimos doce meses. Tras este declive, la producción retrocede hasta niveles de 1941.
La administración de Donald Trump, que junto a una larga lista de países considera fraudulentas las elecciones que Nicolás Maduro esgrime como piso legal para un nuevo mandato, sancionó a las empresas rusas Rosneft Trading y TNK Trading International, piezas clave para las exportaciones de Pdvsa, la empresa petrolera del estado venezolano. El pasado 20 de mayo venció el plazo para que estas compañías clausuraran sus operaciones.
En enero de 2019 Washington prohibió a las empresas estadounidenses la compra de petróleo a Venezuela y dificultó las exportaciones a otros mercados limitando las operaciones de las compañías navieras y firmando una orden ejecutiva que permite bloquear los activos en Estados Unidos de las empresas que mantengan relaciones con la administración de Nicolás Maduro.
La firma Síntesis Financiera indica que “los envíos se están haciendo a través de costosos procesos de comercialización triangulada, los cuales enlentecen y encarecen las exportaciones de Pdvsa. La dificultad para colocar el crudo nuevamente ha copado la capacidad de almacenamiento, forzando el cierre masivo de pozos”.
Antero Alvarado, director de Gas Energy, explica que “las cifras de producción de mayo son críticas, pero las de junio van a ser peores porque se han llenado los inventarios de crudo en el oriente y occidente del país. Además, hay una imposibilidad de conseguir barcos que vengan a cargar crudo venezolano. En mayo tenemos registradas solo tres empresas que vinieron a cargar crudo y son compañías desconocidas; podríamos pensar que son empresas desconocidas y sin trayectoria”.
Hermes Pérez, quien estuvo al frente del departamento de seguimiento del mercado petrolero en el Banco Central de Venezuela, indica que al impacto de la partida de compañías que facilitaban las operaciones y el aumento de los inventarios se añade que “en las condiciones actuales y en medio de la pandemia hay muchos problemas para solucionar temas operativos, por ejemplo, reponer de inmediato equipos dañados para que un pozo continúe operando”.
Todo apunta a que el descenso de la producción se agravará en el corto plazo. Síntesis Financiera proyecta que en junio caerá hasta 430 mil barriles diarios, en julio hasta 413 mil y en agosto llegará al foso de 393 mil barriles diarios.
“Estas caídas son seguidas por un breve ciclo de aumento en la producción en septiembre y octubre, asumiendo que se produzca una liberación de inventarios que permita levantar temporalmente la producción. En el último bimestre del año se reanuda el descenso dada la prevalencia de los factores que obstaculizan la actividad petrolera en Venezuela”, dice Síntesis Financiera, que para todo 2020 proyecta una producción promedio de 557 mil barriles diarios, lo que se traduciría en un declive de 45% respecto al promedio de 2019.
Antero Alvarado indica que “no se vislumbra una recuperación de la producción porque estos problemas tienen un origen político. No hay una solución sencilla si un aumento de la producción va ligado a una negociación política”.
Menos caja
La caída de la producción petrolera se combina con el declive de los barriles exportados, y por ende, en menos dólares para el gobierno, algo que amenaza con reducir las importaciones de medicinas y de alimentos para los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), el programa de venta de comida a precios subsidiados para las familias de menos ingresos.
Fuentes de Pdvsa explican que más de dos tercios de las exportaciones de Pdvsa se dirigen a pequeños compradores en Asia y una parte importante del dinero no genera caja porque queda en manos de intermediarios. Otra porción de los barriles se entrega a China como pago de intereses por la deuda de 15 mil millones de dólares que Venezuela tiene con este país.
Síntesis Financiera proyecta que en promedio las exportaciones de este año caerán a 419 mil barriles diarios, la mitad de lo exportado en 2019, y el impacto en los ingresos del gobierno es significativo: “La cifra anual de exportaciones petroleras superaría escasamente los dos mil millones de dólares y solamente la mitad genera caja. Este escenario petrolero conduce a una fuerte reducción en las importaciones del gobierno, incluyendo el CLAP, que en 2019 absorbió unos dos mil millones de dólares”.
Luis Arturo Bárcenas, director de Ecoanalítica, considera que lo más probable es que la administración de Nicolás Maduro “suspenda por completo el pago de la deuda a China y recorte las importaciones: si observamos la historia de lo que ha hecho el gobierno ante la caída de los ingresos petroleros, vemos que entre 2013-2018 las importaciones no petroleras del sector público cayeron 75%, según cifras oficiales”.
“Estas son las importaciones que alimentan todo el esquema de subsidios que pueda estar dando el gobierno, por ejemplo, a través de las cajas CLAP”, agrega Arturo Bárcenas.
Otra respuesta probable es que a la reducción de las importaciones se añada la creación de bolívares para cubrir gastos en el país, como el pago de salarios, pensiones y bonos. Hermes Pérez explica que “la creación de dinero tiene un impacto en precios y cotización del dólar; eso ya lo estamos viendo”.
Las cifras del Banco Central indican que en mayo la inflación registró un salto de 38,6% y en las últimas diez semanas la cotización del dólar acumula un salto de 151%.
Macroconsultores precisa que el costo de una cesta con harina de maíz, harina de trigo, pasta, aceite, leche en polvo, arroz, atún enlatado, azúcar y granos aumentó 235% en los primeros cinco meses del año.
Entorno Internacional
El precio del crudo Brent se desplomó a mínimos de 18 años en abril, ubicándose por debajo de 20 dólares el barril. Gracias a la reapertura que comenzó en las economías de Europa, China y Estados Unidos, así como al recorte de la producción, el precio se ha recuperado hasta alrededor de 40 dólares el barril, pero las perspectivas continúan nubladas.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que la caída en la demanda de petróleo por la pandemia del coronavirus continuará limitada hasta 2022: “Tenemos que asumir que la demanda de petróleo no volverá a alrededor de 100 millones de barriles por día hasta algún punto en 2022”, dijo Neil Atkinson, jefe de mercados petroleros de la AIE.
El 15 de junio BP emitió un comunicado donde afirmó que “dado que la pandemia de COVID-19 ha continuado durante el segundo trimestre de 2020, BP observa ahora una perspectiva de que la pandemia tenga un impacto duradero en la economía mundial, con la posibilidad de una menor demanda de energía durante un período sostenido”.
Al mismo tiempo se acelera un cambio en el patrón energético que podría dejar bajo tierra buena parte de las reservas de petróleo de Venezuela. BP refleja este movimiento señalando que “la dirección de BP también tiene la expectativa creciente de que las secuelas de la pandemia acelerarán el ritmo de la transición hacia una economía y un sistema energético con menos emisiones de carbono”.
Entre 2004-2014 el precio del petróleo registró un salto sin precedentes, pero Venezuela a diferencia del resto de los países petroleros no aumentó su producción, al contrario, comenzó un lento declive en medio de fallas de gerencia, falta de inversión y una incesante extracción de recursos a Pdvsa. A partir de 2014, el debilitamiento de los precios, las sanciones y la profundización del caos administrativo en Pdvsa aceleró el declive.
El cambio en el patrón energético mundial comenzó y se acorta el tiempo para que Venezuela pueda aprovechar sus enormes reservas de petróleo.
Víctor Salmerón
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