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Caribe Postal. Materiales para una antropología de la imaginación territorial caribeña
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[Publicamos el texto que acompaña la muestra «Caribe postal. Materiales para una antropología de la imaginación territorial caribeña», escrito por el poeta, ensayista y docente Rafael Castillo Zapata. El montaje se halla en la Sala El Archivo de la Biblioteca de la Universiad Católica Andrés Bello (UCAB). Esta exhibición ha sido posible gracias a la alianza con la Biblioteca Nacional de Aruba y el Archivo Nacional de Curaçao, y al patrocinio de la Embajada de los Países Bajos en Venezuela]
En esta muestra de imágenes postales nos interesa, sobre todo, explorar la naturaleza de lo que podríamos llamar el linaje de las islas del Caribe y su relación con el litoral continental, desde el punto de vista de una comprensión a la vez geopolítica y antropológica de su territorio, con el objeto de contribuir a la elaboración de una morfología de la cultura caribeña, enfocando nuestro interés en la construcción social de sus imaginarios.
Nos seduce la posibilidad de atender y entender la complejidad de ese diálogo entre las islas y la tierra firme, y muy particularmente entre el litoral venezolano y las islas neerlandesas, diálogo singular cuya acotación histórica y antropológica puede rendir importantes beneficios para el mejor conocimiento de las dinámicas culturales que se entretejen en el amplio cosmos caribeño. La presencia de Bonaire, Aruba y Curazao frente al litoral venezolano ha constituido, desde los albores de la colonización de las islas caribeñas por las potencias europeas, un polo de atracción donde se reparten diversas fuerzas de interés mutuo ‒político, económico y cultural‒, que incluyen persistentes intercambios migratorios y lingüísticos. Mareas que se entrecruzan en un devenir de aportaciones y recepciones que no siempre han estado exentas de turbulencias geopolíticas y diferencias estratégicas, constituyendo, de este modo, una compleja comunidad a la vez real e imaginaria. En este escenario, no puede olvidarse la peculiar relación que el litoral oriental venezolano ha mantenido históricamente con la isla de Trinidad, no solo a través del diálogo marítimo, sino a través del diálogo fluvial a lo largo del curso del río Orinoco.
La postal como espectáculo
Las postales reunidas en esta exposición, pertenecientes en su mayoría a la colección del Archivo Fotografía Urbana, ponen en evidencia la naturaleza histórica y geográfica, estratégica y política, estética y cultural de este peculiar dispositivo fotográfico, instrumento idóneo para la construcción de una imagen autónoma de la formación y la consolidación de la modernidad latinoamericana a través del registro visual y la transmisión postal de sus principales manifestaciones arquitectónicas, navieras, portuarias, ferroviarias, migratorias, idiomáticas, turísticas y comerciales.
Durante el proceso de modernización continental que los diferentes países caribeños ‒así como las diferentes potencias geopolíticas y comerciales de la primera mitad del siglo XX‒ intentaban promover y estimular, las imágenes postales jugaron un papel muy importante de información y propaganda. Como dispositivos visuales portátiles e itinerantes, las tarjetas postales se convirtieron en un instrumento ideal para divulgar no sólo una imagen atractiva de las bellezas naturales regionales y sus potenciales turísticos ‒atrayendo tanto a los viajeros como a los inversionistas extranjeros‒ sino, también, una visión convincente de los adelantos del progreso alcanzado, registrando imágenes de una infraestructura portuaria y hotelera eficiente; de unas vías de comunicación expeditas y seguras; de un abundante tráfico naviero, comercial y deportivo; de un desarrollo industrial y urbanístico bien organizado, entre otros aspectos llamativos y seductores. Sus imágenes proyectan un paisaje a la vez real e ideal de un Caribe tan espectacular como idiosincrático.
En ese proceso de construcción, la imagen postal está determinada por una serie de paradigmas de representación que provienen tanto de las estrategias de sugestión de la industria publicitaria como del banco de imágenes culturales acumulado durante el proceso de registro ‒fundamentalmente pictórico‒ de los itinerarios comerciales y turísticos del territorio caribeño. En este sentido, es posible establecer resonancias entre el paisaje postal y el paisaje pictórico: la elección de los encuadres, las perspectivas de las vistas, los sujetos de las tomas, entre otros aspectos, señalan la existencia de una manera singular de ver y de hacer ver un territorio que coincide, en muchos aspectos, con las retóricas visuales desarrolladas por los pintores viajeros y marineros que han contribuido, como lo siguieron haciendo la fotografía y la imagen postal, a la consolidación de una geografía imaginaria del Caribe.
La postal en su reverso textual
No parece ocioso advertir que la postal constituye un dispositivo de comunicación apropiado para las condiciones dinámicas e inestables de la experiencia de los viajes: la posibilidad de ser sintético en el mensaje, el ahorro en el franqueo, la prescindencia del sobre, todo lo cual redunda en beneficios de velocidad, eficiencia, precisión y baja exigencia expresiva o informativa. El reducido espacio de escritura determina un estilo nuclear y compacto donde no hay lugar a los desarrollos extensos que hacen perder tiempo al viajante de comercio, al hombre de negocios, al viajero que viaja por placer y quiere transmitir con la máxima economía un relato de sus andanzas por el mundo.
En este sentido, el reverso de la postal es tan importante, para una comprensión cabal de su significado cultural, como el anverso: la imagen apresada en el cartón impreso dialoga con la cara en blanco que el remitente llena con información escrita. El análisis atento de estos reversos escritos, en donde la descripción de aspectos del lugar visitado ‒de sus paisajes, de sus habitantes, de sus costumbres‒ comporta un porcentaje muy alto del contenido, puede permitirnos comprender la actitud y las intenciones del emisario, permitiéndonos, así, formarnos una idea del significado que tiene para él ‒y eventualmente para sus destinatarios‒ el hecho de hacer uso de la postal ‒y no de la carta o del telegrama, por ejemplo‒ como medio de información.
Un amplísimo abanico de situaciones existenciales ‒intimidades afectivas, detalles sentimentales, descripciones físicas y espirituales de los espacios recorridos‒ no espera tras la espesura caligráfica de esos reversos que a menudo resultan ininteligibles al ojo ajeno, mensajes cifrados de una comunicación privada que, no obstante, se expone a ser leída por terceros en el proceso de manipulación de la postal.
La imagen pictórica
La imagen postal es fundamentalmente una imagen del territorio y, en este sentido, es una imagen retóricamente vinculada a la tradición del landscape en la pintura occidental. Ciertas postales de La Guaira y de Puerto Cabello ponen en evidencia este diálogo iconológico entre las vistas panorámicas del escenario portuario, bien sea en sus manifestaciones más íntimamente ligadas a la naturaleza paisajística de las playas caribeñas, o en sus manifestaciones estructurales: muelles, malecones, aduanas, almacenes, hoteles, paseos. La presencia en sala de Tarde gris en Tanaguarena, de Pedro Ángel González, sirve para apreciar la riqueza sugestiva de estas relaciones entre la imagen fotográfica y la imagen pictórica en las postales.
La postal de foto directa
En el conjunto de las postales expuestas destaca la peculiaridad de aquellas que reproducen un paisaje natural o urbano en blanco y negro. La mayor parte de ellas corresponden a un tipo particular de tarjeta postal denominada, en su nomenclatura inglesa, real photo postal card (RPPC).
Se trata de postales obtenidas a partir de papel fotográfico especialmente diseñado para la ampliación de fotografías directas. Esta forma de postal se hizo posible a partir de la utilización de un tipo de cámara fotográfica desarrollada por la compañía Kodak a principios del siglo XX. El fotógrafo, mediante un mecanismo especial, podía inscribir sobre el negativo un pequeño lema alusivo a la imagen capturada. La postal de foto real se diferencia, de este modo, de las postales cuya imagen se obtiene a partir de diversos tipos de impresión mecánica: fotograbado, fototipia, litografía.
La postal etnográfica
Además de las postales que ponen en escena diversos aspectos del desarrollo de la vida moderna en la cuenca caribeña ‒trasatlánticos anclados en los puertos, muelles dotados de adelantos mecánicos, silos, frigoríficos, líneas de ferrocarril, vías de comunicación expeditas, hoteles confortables, grandes construcciones civiles, jardines, paseos y monumentos‒, están aquellas que corresponden al registro de aspectos pintorescos del paisaje: faenas agrícolas, costumbres, ritos, fiestas populares.
Mediante sus imágenes no solo se construye un repertorio de capturas del proceso de modernización en la zona sino también un catálogo etnográfico de la cultura caribeña.
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La muestra, curada por Rafael Castillo Zapata y con museografía de Manuel Eduardo González, está abierta al público de lunes a viernes, entre 8:00 a.m. y 6:00 p.m., en la Sala El Archivo, piso 1 de la Biblioteca Central de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en su campus de Montalbán (Caracas). La entrada es gratuita.
Rafael Castillo Zapata
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