Perspectivas

Bohigas entre Barcelona y Caracas

Foto cortesía de la Fundación Cultura Urbana

09/12/2021

Finalizando noviembre falleció en Barcelona, su ciudad natal, Oriol Bohigas, sin duda uno de los arquitectos y urbanistas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.

Con sus colegas del Grup R, irrumpió en la década de 1950 en el adocenado panorama cultural del franquismo, entroncando con el Movimiento Moderno y poniendo en jaque al apolillado academicismo de la arquitectura oficial. A la vez, consecuentes con ese enfoque, no se limitaron a la actividad proyectual sino que se multiplicaron en la organización de exposiciones, conferencias y concursos en alianza con otros grupos de las vanguardias artísticas de su tiempo; Bohigas en particular concedió especial importancia a la difusión de sus ideas a través de los medios de comunicación de masas y de una copiosa bibliografía.

Avalado por la calidad de sus propuestas, todo ello contribuyó a remover las estancadas aguas de la arquitectura española de entonces, muy en particular de la catalana, cuyas fronteras fueron traspasadas en el ocaso del franquismo con el espléndido renacimiento de la democracia en su país y el ambicioso plan urbano de Barcelona (1982) liderado por él: con la excusa de alojar los Juegos Olímpicos de 1996, se propuso una radical renovación de la ciudad, estructurada alrededor de su apertura hacia el mar, el rescate, renovación y ampliación del espacio público y la reorganización y modernización de las infraestructuras y servicios, en particular del sistema de transporte; gracias a ello fue posible revitalizar y colocar en el mapa la vetusta y un tanto olvidada capital catalana hasta convertirla en un poderoso dinamo de vida cultural y económica y uno de los principales destinos turísticos del mundo. Su éxito se proyectó internacionalmente al punto que se empezó a hablar del “modelo Barcelona” que otras ciudades intentaron remedar, no siempre exitosamente y a veces, al ignorar variables clave que sustentaron aquella experiencia, desastrosamente.

Foto cortesía de la Fundación Cultura Urbana

Su planteamiento central subrayaba la insuficiencia del plan urbano general y la necesidad de apoyarlo en proyectos urbanos puntuales, “proyectando la ciudad área por área en términos arquitectónicos”. Pero, como ocurre siempre, el éxito desató nuevos desafíos que ahora deben enfrentar sus sucesores.

Visitó brevemente nuestra ciudad en tres ocasiones: en 1976, con motivo de la VI Bienal Nacional de Arquitectura, en 1981, por iniciativa del Instituto de Arquitectura Urbana y en 2008, invitado por la Fundación para la Cultura Urbana para su Conferencia Anual y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. En enero de 2019 el portal Contacto FCA resumía esa conferencia en los siguientes términos: “Ahí se presentó un Bohigas severo, tajante, más académico, alertando sobre la crisis de las ciudades y la inminente posibilidad de que la arquitectura desaparezca, al no entenderse ya como un concepto al servicio de los ciudadanos”.

Su experiencia caraqueña aparecerá más de una vez en sus columnas de El País de Madrid; en marzo de 2009, bajo el título Villanueva o la madurez de la vanguardia, se refirió a la Ciudad Universitaria como “el ejemplo más radical” de la integración de las artes, coronada por “la maravillosa Aula Magna”. Su larga vida no le alcanzó para ver el grado de deterioro al que un sedicente socialismo, refractario a la cultura y la educación, ha reducido nuestras ciudades.


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