Literatura

Las llaves de la editora o cómo llamarse Carmen Verde Arocha

28/10/2024
El pasado jueves 24 de octubre, el Comité Organizador de la 21.ª  Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo otorgó el Botón Filuc a Carmen Verde Arocha, por su relevante labor como editora y por su respetable trayectoria como escritora de amplia valoración dentro de la poesía venezolana. Además de Rosa María Tovar (presidenta del Comité Organizador), destacaron las palabras de la poeta Edda Armas y del profesor Álvaro Mata.

Carmen Verde Arocha retratado por Erik del Bufalo

Son muchos años, pero cuando digo muchos, muchos son los años que tengo conociendo a Carmen Verde Arocha. Éramos tan jóvenes a inicios de 1990 (claro, ella más que yo) cuando nos conocimos en la sede de la Casa Nacional de la Poesía «Juan Antonio Pérez Bonalde» en Caracas, donde trabajábamos con idéntica pasión, organizando, produciendo y coordinando programas y actividades de difusión de la poesía. En ese enriquecedor ambiente de activismo cultural nos movíamos, compartiendo decisiones y acciones todos los días, y es verdad que el roce diario le da aristas a toda relación y en este panorama vislumbré en carne propia su sincera «vocación de editar». Me explico. En este escenario, una mañana en la oficina, la joven Carmen Verde Arocha, me sorprende diciéndome: «Edda Armas, yo quiero publicarte Sable».

Corría el año 1994 y con este cuarto poemario mío acababa de ganar un premio en Besançon (Francia) y una mención honorífica en la Bienal Ramón Palomares de Mérida. Carmen Verde Arocha se acababa de estrenar como editora con la publicación de una antología con poemas del grupo poético en el que ella participaba bajo la tutela del poeta Rafael Arraiz Lucca, lanzando la Editorial Eclepsidra. La publicación de Sable  lo asumía como el reto de editar un primer poemario individual en la Colección de poesía bautizada como «Vitrales de Alejandría». Así que esta historia y otras más en torno a los libros nos unen desde entonces, a la editora Carmen Verde y a mí. Han pasado 30 años, en los que Editorial Eclepsidra desarrolló cinco  colecciones más, contando a la fecha, en su catálogo general 204 títulos publicados (de los que 165 son de poesía).

La editora que hoy homenajeamos con el Botón FILUC reconociendo el valor de su trabajo editorial, es además profesora en su casa de estudios, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) donde se licenció en Letras.  En este sentido, del generoso dar, otra faceta de Carmen Verde Arocha que deseo resaltar, es el haberse ocupado de compartir sus experiencias adquiridas durante tantos años en dos publicaciones sobre el arte de editar: el primero, Como editar y publicar un libro /El dilema del autor, y el segundo y más reciente, Empresas editoriales venezolanas (apogeo y ocaso 1958-1998) notas de historia cultural, publicado este 2024 por Abediciones de la UCAB y la Editorial Eclepsidra. Este último, producto de 4 años de investigación en el fértil tema de la producción editorial venezolana, para obtener el Grado de «Maestría en Historia de Venezuela» en la misma Ucab. Y son todas estas experiencias, las que motorizan que sea una autoridad para dar charlas, conferencias y talleres como los viene dando desde hace años, aquí mismo e internacionalmente, como acaba de experimentarlo participando en el VI Festival Hispanoamericano de Escritores, con Venezuela como país invitado.

Carmen hizo titular de prensa la expresión: Amar siempre es una ofrenda. A ella la mueven las metáforas hiladas con el sentir, el olor de las frutas tempranas, el amor por su padre, su madre, su hija, su esposo y sus hermanas dedicándoles espacio de diálogo en su poesía, el resonar lejano de las piedras del Río Cuira y los paisajes y fantasmas de Guaicoco donde pasó su niñez, haciendo de sus evocaciones de infancia un magma del que emanan imágenes iridiscentes con las que hace brincar luces en la expresión simbólica de las palabras al hacer poesía. Ella afirma que de niña soñaba con ser novelista y que su comienzo en la poesía no se inició con la lectura de un libro, sino a partir de una palabra, de mirar en la hoja blanca de un cuaderno lo hermosa que se veía escrita la palabra «líquenes». Se repetía la palabra líquenes, escuchándole la sonoridad fluída y la imagen emanada, pues Carmen también  afirma que sus poemas nacen de una imagen y que se deja llevar por aquello con lo que se identifica.

Soy de las que cree que no se puede entender a la editora que ella es sino escuchas su corazón de poeta, creyente de la oración y la compasión. De esta combinación deviene la llave que moviliza su alma con versatilidad al combinar y ejercer sus habilidades profesionales en ambos terrenos. Pues son estas las llaves que ella también utiliza para abrirle los ojos a los potenciales autores sobre sus propios textos en el proceso de editar un manuscrito, más también a los lectores, a los que convida a pasearse por las páginas de los libros que ella edita, en su apuesta por un mundo donde los libros sigan siendo indispensables espacios de crecimiento, convivencia y fulgor.

Edda Armas y Álvaro Mata. Botón Filuc. Foto de Carmen Mármol

Y dicho todo esto, solo me queda afirmar que complace ver la coherencia de su doble trayectoria, desde su tiempo de estudiante de Letras y precoz editora de poesía hasta ahora, teniendo la certeza de que fue el profundo amor que ella misma sentía por los libros (siendo ferviente lectora) unido a su entrañable interés curioso por la literatura y su creencia en el compartir, lo que la impulsó a seguir la senda de editar, entendiendo pronto que hay que crear puentes y alianzas para lograr proyectos y formar lectores.

Carmen es una convencida de que cada libro encuentra su camino. Ella lo repite como un mantra. Y con ese compromiso, busca el tiempo para asesorar a los otros y genera fórmulas de cómo acompañar al autor e incluso las alianzas para hacer posible su publicación, en el ejercicicio de la misión de vida que ella eligió, de la que se dice estar muy orgullosa. Cierro afirmando, que Carmen Verde Arocha sentó bases en la historia venezolana de las editoriales independientes en los tempranos noventa, al crear y dirigir por tan largo tránsito una, tutelada bajo el símbolo de la Clepsidra, pues ella habla de la misericordia de escribir y no hay mejor instrumento que un reloj de agua para medir el tiempo de las palabras. Gracias Carmen Verde Arocha por recordarnos que el río inicia su danza después de la risa y que la cosecha de la tierra está por salir. ¡Que así sea! Gracias por tu poesía y por ocuparte de la poesía de otros, en amorosa ofrenda.


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