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Lea el poema de Alma Romero Stephany, ganadora del tercer lugar del 8vo Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas
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Fundación La Poeteca, Autores Venezolanos, Team Poetero y Banesco Banco Universal dieron a conocer el martes 18 de julio el veredicto del 8vo Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas. Compartimos aquí el poema que ganó el tercer lugar, escrito por Alma Romero Stephany, de 25 años, residenciada en Caracas, Venezuela.
Enredadera a musgo
Alma Romero Stephany
A los que buscan
¿Será mío mi español?
Hay unas ansias de decir algo
innombrable y resbaladizo
algo que se encuentra en rincones
y solo puedes ver por el rabillo del ojo
Quisiera poder ponerle nombre
una palabra que abarque eso tan ajeno que se me estanca
en el propio centro de un pecho que por ahora sigue siendo mío
Cómo vivir sabiendo
que no creo en dios, pero sí en los feriados
Que le rezo a mi abuela muerta justo antes de entrar al escenario
que al juntar el mar que es mamá
con el río que es papá
fui yo, húmeda y musgosa
Acuosa, pero no mucho
como esa llovizna tonta que teme ser aguacero
Tal vez ahora lleve siempre en la cartera
piedras de colores y una vela naranja
Porque hay cosas a las que no les consigo nombre
cosas cuyo término se me escurre
Puede que muramos boca abajo
boca arriba es morir esperando
Tal vez si muriera y se pudiera creer en algo
volvería como una manga
un mango más grande, más liso, más mango
Tal vez volvería como hizo mi abuela, que está en los jardines
o como mi abuelo que está en la luz que atraviesa los árboles a las seis de la tarde
Tal vez volvería como piedras de colores del río que es papá
Como ballena inmensa que nade eterna en el mar que es mamá
Poema desolación, poema charco
Una razón existe por la que
cuando escribo siempre escribo de agua
Sentido tiene –Kariña– gente de agua
algunas sombras he encontrado
Sin importar agua siempre tengo sed
ansia seca como tierrilla delgada que se te mete dentro del cuerpo
esa suerte de rayo de sol que nunca te toca
esa vida ligera y brillante que nunca he vivido
Doce plátanos por un dólar
doce plátanos y una colección de tazas sin asa
una pared repintada y un discurso que no logro entretejer
Quizás un día se pueda encontrar palabra
que atrape este grito callado
de arrebato –de baile– de llanto
Alguna palabra por minúscula que sea
que de nombre a este silencio sordo
que llega de nuestro precipicio hondo, arisco
–Esa brisa de mar que me llega al mediodía–
Algo que me diga porqué lloro con los atardeceres
que me permita contestar las preguntas
de la profesional de turno a la que llaman cuando compro las pastillas
Yo quisiera
quisiera.
No me quites las pocas sombras que he encontrado
No me lo hagas
¿Cómo vivir a sabiendas de que la sed es la única que siempre me acompañará?
Alma Romero Stephany
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