Fotografía de Daniela Ziade | RMTF
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En Caracas existe un refugio de versos, lírica y arte. Al salir del ascensor del Edificio Mene Grande II, se transita rápidamente por un umbral que lleva a un paraíso de poesía, de paz y encuentro. La Poeteca celebró el 7 de mayo sus primeros cinco años fundacionales. Un quinquenio donde figuras de la literatura venezolana e internacional, la educación y la cultura han triunfado sobre las vicisitudes del día a día; especialmente en un país donde las librerías han desaparecido y los lectores se encuentran ávidos de literatura.
Desde hacía ya muchos años, los amantes de la poesía encontraron un primer lugar para intercambiar ideas; sugerir libros, poemas y autores: Twitter. Aquel espacio cibernético comenzó de la mano de las cuentas Team Poetero, Qué Leer y Autores Venezolanos. Luego, a este grupo se sumaron otros poetas, escritores -como Ricardo Ramírez Requena- y el empresario Marlo Ovalles.
“Yo siempre digo que La Poeteca es un proyecto inverosímil porque ocurre en Venezuela. Soy profundamente pesimista en cuanto al futuro del lector venezolano. Entre la deserción académica, ausencia de libros y de una cultura que estimule la lectura, a mí los números no me dan. Ante eso, nosotros apostamos por los que ya son lectores. Que tengan acceso a una sala de lectura con 10.000 títulos dedicados exclusivamente a la poesía. Y que sepan que, en un panorama desolador, aquí hay una luz a la que pueden recurrir. No somos la Biblioteca Nacional. No somos el Estado. Somos una pequeña fundación privada que está dispuesta a dar un paso al frente”, dijo Ramírez.
Antes de Los Palos Grandes, La Poeteca estaba ubicada en Las Mercedes. Y no siempre estuvo destinada a ser un lugar para resguardar (teca) poesía. Ramírez recordó que, en un primer momento, se pensó como una librería. “Como es en la tradición caraqueña. En ese momento -2017- estuve buscando costos de alquiler. Eché unos números y me parecía que no era rentable poderlo hacer. Pero Marlo insistió”, dijo el también gestor cultural.
Y fue junto al empuje de Ovalles que se creó La Poeteca como una fundación sin fines de lucro. Ramírez señaló, tras recorrer el espacio con la mirada, que la sede donde se encuentra pertenece a Econoinvest. “Para finales de 2018 habíamos publicado y presentado 5 libros. Y, en ese tiempo, un socio de Econoinvest nos comentó que los espacios que habíamos visto hace meses ya estaban listos. Nos dijo que nos lo querían alquilar a un precio menor que el del mercado. A Marlo le pareció que valía la pena”, dijo.
Así, para 2019 la mudanza estaba en curso. No sin antes superar el fatídico episodio del apagón de marzo. De pronto, además de un espacio para leer, La Poeteca se convirtió en un lugar de encuentro para la música, las artes plásticas y otras expresiones. En algunas ocasiones lo hicieron de la mano de embajadas como la de México, Argentina y Polonia. Además, una escuela de poesía gracias a sus talleres y actividades formativas con reconocidos poetas y escritores.
Sin embargo, en 2020 hubo un nuevo tropiezo: la pandemia por covid-19. “Creíamos que nos íbamos a comer el mundo porque veníamos enfilados con muchos proyectos. Pero llegó el covid y estuvimos cerrados en 2020 de manera presencial. Pero buscamos soluciones y entonces comenzamos actividades virtuales como charlas y clubes de lectura con venezolanos de lugares tan remotos como China o Malasia. Luego, en 2021 podíamos abrir una semana sí, una no. Y en 2022 abrimos plenamente”, recordó.
Durante aquellos días de encierro del 2020 La Poeteca decidió actualizarse a la demanda del momento. En su página web colgaron sus libros para descarga gratuita. “Y fue un boom extraordinario. Estamos hablando de 600 o 900 descargas de un libro en la Linkoteca. Es decir, enlaces que te llevan directamente a libros de poetas que así lo autorizaron. También se empezaron a grabar audiolibros y todos son de descarga gratuita. Esto te permite llegar a un público en el interior del país y en el extranjero”, añadió.
Otra constante de La Poeteca (desde el 2018) es el Concurso de Poesía Rafael Cadenas. (Convocatoria que se inició, realmente en 2013). “Si tú quieres encontrar qué piensa, qué siente la juventud venezolana, leer las antologías del concurso te puede dar una respuesta muy importante. La poesía es un género natural para los jóvenes. Ahí encuentras desolación, rabia, la ausencia del padre, desengaños amorosos o la presencia del amor; el tema migratorio y la lista sigue. Es como un mapa sociológico muy importante de una generación”, dijo el escritor.
Pero la poesía y la literatura necesitan recursos para subsistir, para publicar libros. Si bien Marlo Ovalles ha sido pilar en este sentido, La Poeteca cuenta con otros aliados como Banesco. Ramírez reseñó que desde 2014, y luego con el comienzo de la hiperinflación, el mundo editorial comenzó a decaer. Aun así, La Poeteca sigue editando y publicando textos bajo la gerencia de la poeta Jacqueline Goldberg.
“La poesía es una luz perenne. No hay nada más terco que un poeta, que la poesía y que la palabra. La poesía es la memoria de los pueblos. Entonces, ante un panorama como este, yo tengo que recurrir a elementos que aborden más, más breve. Y en un poema de tres o cuatro líneas puede estar el universo. Además, la poesía venezolana goza de un enorme prestigio. No tiene nada que envidiarle a ninguna otra. Y como muestra de ello vemos que nuestros grandes autores de los últimos años son poetas los más reconocidos. Podemos ver el caso de Yolanda Pantín, Eugenio Montejo y, ahora, Rafael Cadenas. La poesía venezolana se ha convertido en una marca origen como lo puede ser el cacao”, añadió.
“Marlo es un devoto de la poesía”, sentencia Ramírez. Y continúa: “Comenzó apoyando a pequeñas editoriales para que publicaran libros de poesía. Siguieron los aportes para el Concurso de Poesía Rafael Cadenas y, después, La Poeteca. Pero más allá de lo financiero, Marlo es una persona apasionada. Está pendiente de cada detalle, es sorprendente. Él, incluso desde lejos, conoce cada detalle de nosotros aquí. Siente un profundo respeto y admiración por los poetas; tiene mucho talento y una sensibilidad muy fina. Somos muy privilegiados porque Marlo se haya interesado en esto”, aclaró.
El porvenir de La Poeteca tiene miras a la expansión. “Por una parte, debemos continuar con el Concurso de Poesía Rafael Cadenas; pero también hemos de seguir sumando libros a la colección que ya cuenta con 14 títulos de varias colecciones. Y, por supuesto, perseverar en la propuesta formativa (diplomados, talleres, encuentros) que ofrecemos de la mano de poetas y profesores reconocidos. También, a la fundación le gustaría encontrar nuevos espacios en el interior del país, así como en Estados Unidos y España”.
“Por una parte, nos interesa acompañar a los jóvenes poetas en su formación. Y frente a una comunidad literaria que, me parece está quebrada, nos empezamos a encontrar con muchos poetas que estaban solos. Nos parece importante apoyarlos. Que sepan que existe un lugar para ellos. No importa de dónde vengas, sabes que tú puedes estar aquí todo el día, somos un lugar de sosiego. Tú puedes venir acá a hacer nada, a ver el techo. Nadie te va a botar, nadie te va a preguntar quién eres. Nosotros somos gente de letras que decimos: ‘Buenos días, adelante’. Y ya está”, concluyó.
Grace Lafontant
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