Siete poemas de ‘La inclinación’

25/04/2021

Alexis Romero retratado por Laura Drobinic Divassón

Fundación La Poeteca anuncia la publicación del poemario La inclinación, del reconocido escritor y docente venezolano Alexis Romero, residenciado en Buenos Aires. Se trata de un libro que ha venido trabajando durante ocho años y que, como señala Roberto Martínez Bachrich en el epílogo, esboza una oscura arqueología –fibras secretas, fragmentos ocultos– de naturaleza, historia y memoria, donde Romero teje una danza verbal en torno a algunas de las zonas opacas del espíritu: los puntos ciegos, si se quiere, del ser para la muerte.

Palabras del romano

mi certidumbre fue la incertidumbre
fui quien llegó tarde a la ciudad
de las paredes limpias y los resguardos tempranos
por ello la destrucción empezará conmigo

diré a los míos
que los versos se pudrieron en mí
de tanto luchar por inocencia

despertaré tarde expulsado de la promesa
las plantas se secarán cuando sus frutos brillen
y la alegría acaricie los cristales de los ojos que perdí

mi espada era de cansancio
ese metal de las emociones muertas 

* 

Registro sumerio

témele a la oración vacía de surgimientos
porque si algo ocurre
ocurre un hombre una mujer
una respiración aún distante del desprecio

una sinfonía de la inocencia
o del arrasamiento nunca contado
por los padres de esto
que ya no es piel en mi cuerpo
pero temblor en la dureza del lecho

*

Un país 

descuidada
la lámpara lo alumbra

la cabeza sonríe
y el cuerpo lo contempla desconcertado

la espalda erguida
el cerebro silencioso

un animal agradecido
por la labor del cuchillo

el cuello quieto
como el silencio de lo escrito

*

Monólogo de una lectora de Sándor Márai

lo repetiste hasta la lesión
los lunes dañan secan la lengua
me despiertan sin nada que decirte

te regalaré un diccionario
corren tiempos y tiempos
cuando los abrimos

de los comienzos eliminaré ese día
en sus lugares pondré
ediciones antiguas de los significados
porque bien sabes que los ríos reales
son antiguos y vacíos de cansancios y rutinas

no lo tomes a mal
pero estoy eliminando un día
de lo que bautizaste como mi vida

así no te obligo ni te pido mensajes
manifestaciones del sobresalto
o de la ternura que brotó de la hierba
nunca presentida por el fuego

*

La paciencia de las nubes

anota las cosas que viste
dile no a la temperatura que enferma el cuerpo

cántale al pájaro
que amanece triste por ti

borra las palabras dictadas
por el humus que ambiciona tus manos
no llames a los caracoles
no enciendas las velas para maldecir el viento

no me nombres
mientras recuperas el afecto
donde alguna vez durmió mi flaqueza

la casa de mi padre
es la habitación de mi desprecio
por la íntima paciencia de las nubes
que están para decirnos a quién no debemos mencionar

* 

Los días anteriores 

una forma de la decadencia
agregué a mi cuerpo

no usaré más las palabras alma y espíritu
tal como las heredé de mi familia

quitaré los rieles
debo desviar el tren donde viajo sin paisajes

el mal es transitivo
me lo dicta el miedo que hallé en los hoyos
donde incendiábamos los desperdicios de los días anteriores

*

Vestigios

vista mi incapacidad de aliviar
intento escribir vestigios para quienes nacerán
en los lugares donde lentamente me desmorono

no les hablaré de lo que pude haber sido
ni tampoco de lo que terminé siendo

anhelo decirles
lo que un cuerpo solo desea compartir
con una estrella extinguida


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