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Por redes sociales circulan cadenas que sugieren esquemas de tratamiento para la covid-19. Quienes difunden los mensajes aseguran que son efectivos para curar la infección y hasta para prevenirla. En muchos países se venden combos de medicamentos para “combatir el coronavirus”, con drogas conocidas en otras patologías y alternativas pseudocientíficas que promueven el uso de plantas medicinales, infusiones y alimentos. Antiinflamatorios, antigripales, antisépticos, antibióticos, esteroides, vitaminas y minerales son combinados con plantas como la moringa, infusiones de jengibre, cebolla y limón, entre otras pociones. Muchos desconocen los riesgos que están detrás de esos lineamientos.
No existe un medicamento para prevenir o curar la enfermedad causada por el coronavirus. Tampoco hay medicamentos que eviten que el paciente progrese de enfermedad leve a moderada, severa o crítica. Las únicas medidas de prevención son el uso de mascarillas, el distanciamiento social y lavarse las manos.
La toma de medicamentos sin indicación ni supervisión médica tiene diversos riesgos en la salud de las personas, que van desde leves hasta graves e irreversibles. Frente a la covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda la automedicación con ningún medicamento.
Prodavinci consultó a tres especialistas venezolanos para conocer los principales riesgos de automedicarse contra el coronavirus: Alfonso Guzmán Suárez, médico internista e infectólogo, jefe del Servicio de Infectología y encargado del protocolo de Control de Infecciones del Hospital El Carmen, en Chile; Carlos Torres-Viera, médico internista e infectólogo del grupo South Florida Infectious Disease and Tropical Medicine Center, en Estados Unidos; y Patricia Valenzuela, médico internista e infectóloga de la Policlínica La Arboleda y miembro de la junta directiva de la Sociedad Venezolana de Infectología.
Motivos para evitar la automedicación
El doctor Carlos Torres-Viera enumeró tres razones por las cuales no es conveniente recurrir a esta práctica:
- La mayoría de los medicamentos que las personas utilizan para automedicarse no tienen ninguna efectividad contra el SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad covid-19.
- La toma de esos medicamentos no están generando ningún beneficio, pero probablemente sí estén produciendo algún daño.
- El paciente no conoce ni evalúa las interacciones que algunas de estas medicinas tienen con otros de los tratamientos que pudieran estar consumiendo por otra indicación médica.
Los tres especialistas coinciden en que existe un problema de prescripción liberal e inadecuada por parte de algunos médicos, además de la automedicación. Dentro de los errores más frecuentes resaltan la indicación de esteroides por vía oral en pacientes que no están hospitalizados y no requieren suministro de oxígeno; y el uso incorrecto e innecesario de antibióticos, que genera un problema de salud pública en la comunidad por el incremento de bacterias resistentes a los antibióticos.
“Hay muchos médicos inconscientes que hacen indicaciones incorrectas. Todo eso suma al caos. Los pacientes llegan en muy malas condiciones a la clínica. Siguen indicando azitromicina, incluso levofloxacina”, cuenta Patricia Valenzuela. “Será un desastre a futuro. No lo estamos viendo de forma inmediata, pero lo vamos a ver en los próximos dos años. Hay un uso desmedido e inadecuado de los antibióticos en covid-19”. En general, el uso indiscriminado de antibióticos puede producir reacciones alérgicas severas.
El uso compasivo de los medicamentos y las distintas estrategias terapéuticas dependen de la severidad del paciente y la fase de la enfermedad en la que se encuentre, de acuerdo con el doctor Alfonso Guzmán. “La covid-19 es una enfermedad más compleja que una infección viral, porque lleva a distintos fenómenos patológicos curiosos”, afirma. “Por un lado, a un proceso inflamatorio muy marcado y adicionalmente a un proceso procoagulante también marcado en los pacientes severamente enfermos”.
- Paciente asintomático: no necesita ningún medicamento.
- Paciente con enfermedad leve: presenta síntomas comunes como dolor muscular, de cabeza, fiebre, pérdida de gusto y olfato, tos, fatiga, entre otros. No tiene dificultad para respirar (disnea) ni disminución del oxígeno en sangre (hipoxemia). Es de manejo ambulatorio. “Es un paciente que efectivamente debe contactar a un médico para hacer el monitoreo y la vigilancia de los síntomas, frente a la eventual posibilidad de progresión a enfermedad más severa”, explica Guzmán. “Desde el punto de vista terapéutico no requiere ningún medicamento distinto al que se usa para manejar los síntomas de malestar general, fiebre, dolor de cabeza. Nada adicional hace diferencia”.
- Paciente con enfermedad moderada: tiene inflamación de los alveólos pulmonares cuando se realizan estudios radiológicos (infiltrados pulmonares que son indicativos de neumonía). Deben optimizar la vigilancia de síntomas, ante la posibilidad de evolucionar a una enfermedad severa; mantenerse bien hidratados y procurar tener movilidad. No hay ninguna medida terapéutica adicional a los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, o paracetamol. “Se considera que la tomografía de tórax es muy sensitiva para identificar a estos pacientes, porque hay pacientes con muy pocos síntomas, pero cuando haces la tomografía encuentras los infiltrados”, asevera Torres-Viera.
- Paciente con enfermedad severa: presenta disminución de oxígeno en sangre y dificultad para respirar. “Es un paciente que requiere hospitalización, suplementación de oxígeno, el uso de dexametasona y eventualmente de remdesivir”, agrega Guzmán.
- Paciente con enfermedad crítica: las medidas terapéuticas adicionales incluyen el soporte ventilatorio con cánulas nasales de alto flujo o ventilador mecánico y el uso de anticoagulantes para prevenir la formación de trombos, en una dosis e indicación que dependerá de la severidad del caso.
Más del 80% de los pacientes infectados por covid-19 se recupera sin necesidad de hospitalización ni cuidados intensivos. “Para ese grupo de pacientes no hay evidencia científica de medicamentos capaces de modificar el curso de la infección ni disminuir el número de días con síntomas”, aclara Valenzuela. “En los trabajos científicos buscas disminución de mortalidad, días de hospitalización, días con síntomas (end-points). En esos casos no tienes ningún trabajo grande y bien diseñado que diga algo. El tratamiento a nivel mundial es sintomático”.
“Hay medicamentos que están siendo estudiados e investigados pero todavía no tenemos los resultados. No fueron el grupo prioritario de estudio durante la fase inicial de la pandemia, precisamente porque 80% de esos pacientes no van a presentar progresión de sintomatología y se van a recuperar”, añade Torres-Viera.
La importancia del aval médico
Los médicos recuerdan que cada paciente es distinto. Cualquier opción de tratamiento debe contemplar el panorama completo, que incluya los síntomas y el tipo de enfermedad que presenta dentro del universo de pacientes, al igual que las comorbilidades y antecedentes. “En esta pandemia debes individualizar”, recuerda Valenzuela.
El médico de confianza conoce la historia médica del paciente, los medicamentos que tiene indicados por otras condiciones o patologías, los beneficios y potenciales riesgos de ciertos tratamientos, e indica la dosis de régimen en que se deben utilizar, expone Guzmán. En el caso de comorbilidades, escogen tratamientos que tengan la menor interferencia con el resto de las drogas y que adicionalmente representen el menor riesgo. Incluso en medicamentos de venta libre.
“En un paciente que tiene cierto grado de insuficiencia renal, no quieres que esté tomando ibuprofeno. Prefieres que tome acetaminofén”, ejemplifica Torres-Viera. “Con un paciente que tiene un cuadro hepático importante, quieres evitar el acetaminofén o al menos su toma frecuentemente porque la metabolización del acetaminofén es a través del hígado”.
Medicamentos ordenados alfabéticamente:
A
Acetaminofén
Medicamento de venta libre que en la covid-19 se utiliza para aliviar los síntomas comunes y leves, como el dolor de cabeza, la fiebre, el malestar general y los dolores musculares. Es un analgésico y antipirético sencillo, que carece de actividad inflamatoria. Su uso excesivo, a dosis muy altas, puede producir inflamación en el hígado y otras manifestaciones de daño hepático.
Antibióticos
Los antibióticos se prescriben para tratar infecciones causadas por bacterias. No son eficaces contra los virus, por lo que no se justifica su uso frente a la covid-19.
El uso inapropiado —con o sin receta médica— permite que las bacterias del organismo desarrollen resistencia a los antibióticos y se entorpezca su futura efectividad en el tratamiento de infecciones bacterianas comunes.
“Cuando tomas antibióticos, los necesites o no, no solo eliminas la bacteria que en principio estás atacando; sino que cambias las otras bacterias que tienes en el organismo y comienzas a tener bacterias resistentes a los antibióticos en tu intestino, piel, fosa nasal”, señala Guzmán. “Si presentas una infección bacteriana en el camino o por el curso posterior de la enfermedad, la vas a hacer por una bacteria resistente que va a limitar enormemente las alternativas terapéuticas y la posibilidad de éxito del tratamiento”.
La OMS declaró la resistencia a los antibióticos como “una de las principales amenazas para la salud mundial”, en respuesta al incremento de infecciones bacterianas en las que el tratamiento con antibióticos ha perdido efectividad. La neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis son algunas de ellas.
En 2015, la OMS aprobó un plan de acción mundial en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos (RAM), incluida la resistencia a los antibióticos. Contempla indicaciones para todos los involucrados: al personal de salud sugiere mayor consciencia a la hora de prescribir y utilizar antibióticos; a la población general pide reforzar las medidas de prevención e higiene frente a las enfermedades infecciosas y evitar el uso de medicamentos sin el aval de un médico.
Agrega la OMS que la presencia de bacterias farmacorresistentes aumenta el tiempo de hospitalización, los costos médicos y la mortalidad.
Azitromicina
Es un antibiótico indicado en el tratamiento de múltiples infecciones bacterianas. Se intentó probar a raíz de un polémico estudio no aleatorizado del microbiólogo francés Didier Raoult, en el que sugería que podía bajar la carga viral de los pacientes en combinación con hidroxicloroquina. A ello se le sumaron las posibles propiedades antiinflamatorias y de regular la respuesta inmunológica del organismo (inmunomoduladores) que tienen este tipo de antibióticos —los macrólidos— en otras patologías, explicaron Torres-Viera y Valenzuela.
En ensayos aleatorizados posteriores no demostró ningún beneficio o efectividad contra el coronavirus, por lo que no se justifica su uso en la enfermedad. Dentro de sus principales efectos adversos se documentó la posibilidad de experimentar lentitud en los latidos del corazón (bradicardia severa) y arritmias cardíacas complejas, potencialmente mortales. Sobre todo, en combinación con hidroxicloroquina o cloroquina.
Nota: Amoxicilina con ácido clavulánico (augmentin), levofloxacina y cualquier otro antibiótico no tiene ningún efecto contra el virus que causa la covid-19.
Anticoagulantes
No están indicados en las fases tempranas o leves de la enfermedad. Su prescripción se restringe a los pacientes severos que están permanentemente acostados y no tienen ningún tipo de movilidad, para prevenir la formación de trombos que bloqueen el flujo sanguíneo.
El uso de anticoagulantes sin supervisión e indicación médica puede provocar accidente cerebrovascular (ACV), sangramiento gástrico y otras hemorragias masivas capaces de comprometer la vida.
Los pacientes que no tienen criterios de hospitalización ni necesidad de cuidados intensivos pueden movilizarse en casa y no necesitan recibir anticoagulantes, al menos que estén indicados por otra condición médica.
“Son medicamentos que se prescriben con mucho cuidado y evaluación de riesgo. No son medicamentos para que nadie, en lo absoluto, se esté automedicando”, sostiene Torres-Viera. “Que un paciente tenga covid-19 no necesariamente implica la prescripción de anticoagulantes. Se indican en situaciones médicas en las que exista tendencia a hacer trombos, como en la fibrilación auricular, y bajo estricta vigilancia médica”.
Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs)
Medicamentos de venta libre para tratar fiebre, dolor e inflamación (actividad antipirética, analgésica y antiinflamatoria) y que en covid-19 mantienen su indicación en el control de ese tipo de síntomas. “El acetaminofén o paracetamol son medicamentos débiles para controlar los síntomas de dolor o fiebre alta, en los que realmente funcionan mejor los AINEs”, afirma Torres-Viera. En ese caso, el medicamento más utilizado es el ibuprofeno.
A pesar de ser fármacos de uso común, tienen efectos adversos problemáticos si se administran en dosis altas y frecuentes, por la falta de control y supervisión que conlleva la automedicación.
Pueden generar daños en el estómago por ser medicamentos que atacan la mucosa gástrica (gastrolesivos), que se traducen en úlceras y otras complicaciones estomacales. “En combinación con otros medicamentos, especialmente con los esteroides que tienden a inducir el sangrado en la vía digestiva, pueden producir gastritis erosivas de importancia”, agrega Valenzuela. Se asocian también con insuficiencia renal y desregulación de la presión arterial.
Aspirina
Dentro de los AINEs que los médicos evitan utilizar está la aspirina, por sus efectos antiplaquetarios. Es decir: evita que las plaquetas se aglutinen para prevenir la formación de coágulos sanguíneos, pero no es un anticoagulante sino un antiagregante plaquetario. Con excepción en aquellos casos en que se use de rutina por otra indicación médica, distinta a la covid-19. “Si tienes dengue o unas plaquetas bajas, puedes tener mayor facilidad para sangrar al producir inflamación en la mucosa gástrica y facilitar la fragilidad capilar”, apunta Torres-Viera.
En el caso de Venezuela y en el resto de los países tropicales, donde hay presencia de dengue de forma endémica, es necesario monitorear los síntomas con un médico y evitar el uso de ibuprofeno, aspirina y otros AINEs, hasta que se confirme el diagnóstico.
“Dengue, zika y chikungunya empiezan con malestar, fiebre y cefalea. Estando en el trópico, lo ideal es evitar los AINEs y empezar con acetaminofén hasta tener más claro el panorama, como la aparición de los síntomas respiratorios”, destaca Valenzuela. “Ya hemos tenido tres pacientes hospitalizados que tienen covid-19 y dengue con serología demostrada. Es un paciente que tienes que manejar con cuidado porque disminuyen los valores de las plaquetas de forma importante (trombocitopenia). No se debe usar aspirina en estos pacientes ni derivados de los analgésicos antinflamatorios, a menos que sean dosis puntuales, no fijas”.
C
Cloroquina e hidroxicloroquina
Existe suficiente evidencia científica para demostrar que no tiene beneficios en el tratamiento de pacientes con covid-19. La dosis usada en coronavirus es alta y puede producir arritmias complejas (taquicardia ventricular), que aumentan la probabilidad de que el corazón se detenga por un paro cardíaco. “Es un riesgo real, que puede ocurrir en más del 1 o 2% de los pacientes que tomen hidroxicloroquina a esa dosis”, advierte Guzmán. Incluso, la automedicación puede implicar la toma de dosis más altas que las que se prescriben.
Su uso en los primeros meses de la enfermedad produjo escasez del medicamento para aquellos pacientes que sí tenían indicación médica de hidroxicloroquina, por padecer lupus, artritis y otras enfermedades reumatológicas.
D
Dexametasona
Tiene actividad efectiva en los pacientes hospitalizados con necesidades claras de suplementación de oxígeno, que son aquellos con enfermedad avanzada y con un cuadro inflamatorio que generalmente comienza entre el séptimo y el octavo día de la enfermedad. El ensayo clínico aleatorizado coordinado por la Universidad de Oxford, llamado RECOVERY, comprobó que reduce las muertes en un tercio entre los pacientes que reciben ventilación mecánica y en una quinta parte entre los que reciben oxígeno únicamente. Es el único medicamento que reduce la mortalidad en covid-19. No demostró este ni otro beneficio en pacientes que no necesitan tratamiento con oxígeno (oxigenoterapia).
Su uso indiscriminado puede producir elevación de azúcar en sangre (hiperglicemia), acné y miopatía. A largo plazo y a dosis altas, se ha descrito la posibilidad de desarrollar cataratas y alteración de la vista, diabetes y osteoporosis, puntualiza Valenzuela.
Es un medicamento que debilita el sistema inmune (inmunosupresor) y expone al paciente a infecciones secundarias por parásitos o bacterias, por lo que su uso temprano (en la actividad viral y no inflamatoria) podría perjudicar la respuesta contra el virus. “Su efecto fundamental es bajar las defensas y por tanto disminuir la inflamación que se produce en la enfermedad severa”, refiere Guzmán.
I
Ivermectina
Es un antiparasitario que se utiliza para el tratamiento de otras patologías, como la oncocercosis, escabiosis y pediculosis. Un estudio demostró que puede inhibir al virus SARS-CoV-2 en laboratorio, pero la dosis necesaria para lograr que se concentre en pulmón es alta, tóxica para el ser humano e imposible de alcanzar con la toma del medicamento. “La ivermectina se está usando de manera incorrecta en el tratamiento del COVID-19, sin ninguna evidencia científica de su eficacia y su seguridad para el tratamiento de la enfermedad”, concluyó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Puede causar efectos gastrointestinales, reacciones alérgicas (sarpullido e hinchazón) y baja de la presión arterial.
L
Lopinavir/ritonavir
Es la combinación de dos medicamentos antirretrovirales que se usan para el tratamiento de la infección por VIH. Se probó su uso a partir de la evidencia de que podía inhibir al virus en el laboratorio (in vitro), pero no mostró beneficios en estudios aleatorios con pacientes hospitalizados (in vivo) según los resultados del ensayo RECOVERY. No se asoció con reducción en la mortalidad, acortar los días de hospitalización ni en disminuir el riesgo de que el paciente tenga que ser conectado a ventilación mecánica, dijeron los investigadores en el estudio publicado en la revista científica The Lancet.
El ensayo clínico de la OMS, Solidaridad, interrumpió la línea de investigación y ensayos con este medicamento por no reducir la mortalidad en pacientes con covid-19 hospitalizados. Ambos estudios concluyen que no hay evidencia científica que sustente o recomiende su uso en la enfermedad.
Puede producir diarrea, náuseas e incremento de las enzimas hepáticas capaces de causar una hepatitis medicamentosa, añade Torres-Viera.
R
Remdesivir
Es un antiviral indicado en los pacientes hospitalizados con necesidad de oxígeno suplementario. “A los pacientes les va mejor cuando se inicia precozmente y el paciente no está en ventilación mecánica”, dice Valenzuela. “La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) modificó o agregó indicación de remdesivir en cualquier paciente que tenga que estar hospitalizado y recibir oxígeno. El paciente al que tienes con una máscara de reservorio de 10 a 15 litros le va a ir mejor que al que está conectado a ventilación mecánica”.
Ensayos aleatorizados encontraron que reduce el tiempo de hospitalización, pero no se han demostrado efectos de disminución de mortalidad o en evitar que el paciente tenga que ser conectado a ventilación mecánica. Ahora está siendo estudiado en pacientes ambulatorios, pero todavía no hay resultados de su utilidad en esta fase, de acuerdo con Torres-Viera.
V
Vitaminas
C. No existe evidencia que demuestre eficacia o beneficios en covid-19. El exceso de vitamina C se pierde en la orina, pero las dosis muy altas pueden causar diarrea, náuseas, vómitos y cólicos.
D. Existe una asociación entre los niveles de vitamina D y la propensión a infectarse por covid-19 en un estudio publicado por la revista científica JAMA Network, de la Asociación Médica Americana. “Mientras los niveles sean más bajos, dicen que hay mayor propensión de infectarse por covid-19. ¿Es la vitamina D la que está haciendo ese efecto o es un marcador de que la persona está encerrada en su casa? No está en la calle, no está agarrando sol, que es la forma en que se adquiere”, cuestiona Torres-Viera. “La pregunta es: ¿usted tiene sus niveles de vitamina D bajos? No es una razón de poner a todo el mundo con vitamina D. Podría ser una justificación para chequear los niveles de vitamina D de un paciente y si están bajos, hacerle una suplementación de vitamina D”.
La exposición al sol por 10 o 15 minutos diarios en países como Venezuela bastan para estimular la vitamina D. “No hay suficiente evidencia científica para su prescripción en covid-19”, argumenta Valenzuela.
María Paola Sánchez
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