Economía

¿Qué está pasando con la capacidad de compra del salario en Venezuela?

08/01/2018

Vista de anaqueles de supermercado parcialmente vacíos en 6 de enero de 2018. El gobierno de Venezuela forzó a más de 200 establecimientos a bajar sus precios en el medio de una espiral hiperinflacionaria. Fotografía de AFP PHOTO / JUAN BARRETO

El domingo 31 de diciembre de 2017, el Presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció el aumento de 40% del salario mínimo junto a un incremento a 61 unidades tributarias en la base de cálculo del bono de alimentación. Es la vigésima vez que el mandatario decreta un aumento de salario mínimo desde el inicio de su período presidencial en abril de 2013, y el cuadragésimo segundo desde 1998. La mitad de los aumentos salariales en dos décadas fueron decretados en los últimos cinco años.

En enero de 1998, el salario mínimo equivalía a 75 bolívares fuertes (75.000 bolívares viejos) y el ticket de alimentación, 85 bolívares fuertes. Ambos sumaban un ingreso mínimo mensual de BsF 156,4. Con el último aumento, el salario mínimo nominal se eleva a BsF 248.510,41, junto con un bono de alimentación de BsF 549.000, que genera un ingreso mínimo mensual de BsF 797.510,41.

El crecimiento salarial es solo en términos nominales, es decir, aumenta la cantidad de bolívares que se reciben por concepto de remuneraciones, pero no toma en cuenta la cantidad de bienes y servicios que se pueden adquirir con esos ingresos. Para determinar si hay un incremento real en la capacidad de compra de los venezolanos que ganan salario mínimo, se debe comparar el aumento salarial con el aumento de los precios.

Desde enero de 1998, el salario mínimo nominal ha crecido un 674.347,17%. En el mismo período, la inflación acumulada es de 3.448.587,28%. Las magnitudes de ambas cantidades son tan grandes que para apreciar su comportamiento debemos visualizarlo en escala logarítmica.

Si la inflación es superior a la tasa de crecimiento de los ingresos, los trabajadores adquieren menos bienes. Si los ingresos y los precios crecen en la misma proporción, el poder adquisitivo se mantiene igual. Si los ingresos aumentan más que la inflación, el poder de compra sube. El bolívar de hoy no tiene el mismo valor que el de ayer y solo pueden compararse tras ajustarlos según la subida de precios.

Con la calculadora de inflación de Prodavinci se puede estimar cuánto sería el equivalente ajustado por inflación de cualquier salario desde enero de 1950.

Al analizar el incremento de precios desde enero de 1998 y los aumentos de salarios en el mismo período, el salario mínimo de 75 bolívares fuertes (75.000 bolívares viejos) debería hoy tener un valor de BsF 2.586.515,46 para mantener su poder adquisitivo. Si se compara con el nuevo salario mínimo de BsF 248.510,41, observamos que este ha experimentado una caída en términos reales de 90,39%.

Adicionalmente, la composición del ingreso mínimo mensual ha cambiado considerablemente en las últimas dos décadas. En enero de 1998, el bono de alimentación representaba 52,07% del ingreso mensual. Para enero de 2013 esta proporción había bajado a 32,59%. Con el aumento decretado para enero de 2018, el ticket de alimentación representa 68,84% del ingreso mínimo mensual. Esto significa que más de las dos terceras partes del ingreso mínimo de los trabajadores están concebidas para cubrir solo gastos de alimentación.

 

Se puede considerar que Venezuela entró en un episodio hiperinflacionario a finales de 2017, donde la subida exponencial de los precios neutraliza, casi inmediatamente, los decretos de aumento salarial como medida para resguardar el poder adquisitivo. Si no se atienden las causas estructurales de la presión inflacionaria, específicamente la monetización del déficit fiscal y la pérdida de confianza en la moneda, se repetirá este análisis, con cifras más alarmantes, en los próximos meses. Quizás en las próximas semanas.

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