COVID-19

Pienso en un fin del mundo que pasa desapercibido // Diario de la peste

Fotografía de Frederic J. Brown | AFP

19/06/2020

Pienso en un fin del mundo que pasa desapercibido.

Ya llegó, dicen unos.

Ya llegó, pero se fue, dicen otros.

El ballet de Nueva York cancela sus presentaciones hasta 2021.

Un gimnasio en California crea cápsulas individuales.

El esfuerzo es solitario, y eso es más que justo.

En 2020, el fin del mundo es invisible.

El fin del mundo aparece y no lo vemos. Y nada altera en lo esencial.

Cuando mucho, posterga el performance exterior del mundo.

El espectáculo prosigue, pero en 2021.

Si estuviera vivo, Debord viajaría en avión sobre las ciudades, arrojando folletos:

¡No trabajes nunca!

¡Apaguen las pantallas!

¡Larga vida a lo efímero!

¡Déjenos vivir!

Estudio la Cloud Appreciation Society (Sociedad de Apreciación de las Nubes).

Su fundador es inglés, Gavin Pretor-Pinney.

En una vieja entrevista, dice que a las nubes «se les difama injustamente».

Y añade que por todas partes hay «fascistas del sol».

Individuos que tratan de difundir la idea «de que sólo podemos ser felices bajo un cielo azul y limpio».

El cielo presenta un estado azul y casi limpio.

Albert Cossery decía que nunca había querido tener un carrazo.

Sólo había querido tenerse a sí mismo.

«Salgo a la calle con las manos en los bolsillos y me siento como un príncipe.»

No trabajar, larga vida a lo efímero, déjenos vivir.

La semana pasada, enviaron una sonda para estudiar los orígenes del sistema solar.

Conocer el principio, una vez más.

En China dicen que la segunda ola de la pandemia llegó de Europa.

Dónde principia el segundo principio, el tercer principio, etc.

Documental sobre los terraplanistas.

Los terraplanistas hacen muchos experimentos.

Todos llegan a la evidente conclusión de que es imposible que la tierra sea una esfera.

Economía: el Reino Unido, con valores parecidos a los de 1963.

Avanzo por la ciudad y las tiendas tienen la bandera a media asta. Un velorio que trata de hacer un zapateado para parecer fiesta.

Baudrillard y algo importante.

Muchas culturas tienen imaginarios sobre su origen; pocas tienen imaginarios sobre su fin.

Y algunas no saben ni se imaginan cómo habrán empezado y cómo van a acabar.

Estamos a la mitad, y volteamos hacia ambos lados y no vemos nada.

Nos falta una ciencia del apocalipsis.

En 2020, los apocalípticos, científicos y otros, salieron a la calle y ya andan sueltos.

Desde Brasil, me llegan mensajes: el cielo azul está negro.

Las nubes como aquello que educa a los niños de la calle.

No hay maestros, y los niños apocalípticos están abandonados bajo el sol.

Drummond de Andrade.

«Entre las desesperanzas del momento,

y a falta de mejores noticias,

vengo a informarles que ha nacido una orquídea.»

Bajo el sol limpio, los apocalípticos salen a la calle. Y bajo el suelo también suceden cosas.

Ya desde diciembre se detectó el virus en los drenajes de Europa.

18 de junio. Los drenajes del mundo siguen hablando.

Pienso en esto, en estas nuevas pitonisas: los drenajes. De ellos vendrá la clarividencia en 2020.

Entre los drenajes y la orquídea, un camino estrecho.

***

Este texto fue publicado originalmente en portugués en el diario Expresso de Portugal, el 18 de junio de 2020. La traducción al español es de Paula Abramo.


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