COVID-19

Mantener la alegría por encima de cierto límite // Diario de la peste

16/05/2020

Fotografía de Linda Karlsson

Mantener la alegría por encima de cierto límite.

Por debajo de cierta cantidad, la máquina se detiene.

Se cansa y hasta se pega un tiro en la cabeza.

Austin, Texas: alrededor de 250 personas protestaron contra la obligación de quedarse en casa.

Banderas de los Estados Unidos.

El rostro cubierto, pero no por un cubrebocas.

En la boca, un pañuelo con la bandera del país. Mano y arma.

En el pulgar y en el índice reside la nerviosa libertad del sujeto.

Bastan dos dedos en tenso funcionamiento para que la libertad de uno ponga a temblar al otro.

Cartola canta:

«Preste atenção, querida:

embora eu saiba que estás resolvida,

em cada esquina cai um pouco a tua vida,

em pouco tempo não serás mais o que és.«

Cartola deprime a los seres humanos y a los animales; a las plantas y a las paredes.

Me imagino a alguien que se protege la boca y la nariz con la Constitución de los Estados Unidos.

Un restaurante sueco en medio del campo con una sola mesa para un único ser vivo que tiene hambre.

Construir un desierto para poner al centro una mesa segura.

No tiene empleados.

Como un teleférico: la comida llega en una canasta a través de una cuerda.

Un desierto para cada ciudadano, piden los más exigentes.

Distancia, distancia.

Cartola deprime, pero los animales aquí en casa resisten.

Un intento de quitarle el casco a Roma de la cabeza. Algunas horas de libertad alrededor del cráneo; pero fue necesario volver atrás.

Como se hace con una ciudad entera o un país.

Un animal no puede únicamente mirar una herida.

Nada en la vida del animal es estética, todo es urgencia y socorro.

Todo es ética en el animal, por lo tanto. Nada en él atiende a la belleza o la fealdad.

Cartola:

«De cada amor tu herdarás só o cinismo,

quando notares estás à beira do abismo:

abismo que cavaste com os teus pés«

Estudio identificó 198 mutaciones del virus.

Como si cambiar fuera la forma de pasar de un día a otro.

Con frecuencia, los perseguidos no dormían dos veces en la misma casa.

Cambiar de dirección y de cama para que el enemigo no bombardee nuestro sueño y nuestro insomnio.

Un virus nómada dentro de sí mismo.

Ser nómada en casa, sin que nadie vea. 198 mutaciones en un día.

«Si tienes más de 35 años y aún no has aprendido a tocar el piano…»

Un anuncio.

No escuché el final.

Proyecto: 198 nombres para el virus. Empezar:

1.- Aquel que está a la expectativa

2.- el escondido.

3.- aquel que no deja salir

4.- aquel que no te deja entrar

5.- el que no deja que los que están vivos se acerquen al muerto.

Seguir haciendo la lista, creer que encontrar el último nombre del enemigo no es matarlo, pero casi.

Usar, en el diario, a Hölderlin y Rilke como oráculos insólitos.

Que llegan después del fin. Que ya saben.

Una mujer se ahorcó en un balcón, en Milán.

Rilke, hoy.

«Oh, tú, Dios Vecino, si en la larga noche

te molesto alguna vez con recios golpes,

es porque apenas te siento respirar

y porque sé que estás tú solo en la sala.»[1]

***

Este texto fue publicado originalmente en portugués en el diario Expresso de Portugal el 15 de mayo de 2020. La traducción al español es de Paula Abramo.

[1] Traducción al español de Jaime Ferreiro Alemparte.


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