Perspectivas

Lea la entrevista de Mirtha Rivero a Miguel Rodríguez Mendoza en “La rebelión de los náufragos”

26/04/2021

 

Fotografía publicada en Twitter por @RMelendezOrtiz

El pasado 25 de abril de 2021 murió Miguel Rodríguez Mendoza, quien fue Ministro de Comercio del gobierno de Carlos Andrés Pérez y Director General Adjunto de la Organización Mundial del Comercio. A continuación publicamos la entrevista que le hizo Mirtha Rivero para el libro La rebelión de los naúfragos (Editoral Alfa, 2010).

Cóctel molotov

–Usted figuraba como coordinador del programa de Carlos Andrés Pérez, un programa que tuvo como cabeza visible al presidente de Acción Democrática, Gonzalo Barrios. Hay quien asegura que ese no fue el plan que Pérez llevó a cabo al llegar a la Presidencia.

–Es una interpretación de las cosas. En Venezuela, los programas de gobierno, y eso lo entendí siempre, son como un mecanismo para agrupar a profesionales de distintas tendencias, no necesariamente militantes del partido, sino profesionales que quisieran colaborar con el candidato y presentar ideas. Además, hay que tomar en cuenta que en aquellos momentos la situación del país era difícil, de la que no se podía hablar en la campaña porque uno no habla de las cosas malas en las campañas. De hecho, a mí, en esa época, me sucedió algo desafortunado; fue una mezcla de engaño y mala fe: me hicieron una entrevista en El Nacional, y yo accedí porque me plantearon que era algo off the record, que era más bien una reunión para entender lo que AD estaba haciendo. Pues, al final, terminó ocurriendo que la entrevista la publicaron a página completa, y el título era: «Carlos Andrés va a devaluar cuando llegue al gobierno». Eso generó un pequeño escándalo… Todo esto lo cuento para decir que lo cierto es que el país requería una serie de medidas, y esas medidas fueron las que se pusieron en práctica: un programa de ajustes, un plan de modernización de la economía nacional, una apertura gradual. Yo creo que en ese momento nadie estaba preparando un programa alternativo, sino que cuando se comenzaron a hacer las reuniones para conformar el gobierno y definir las políticas que se iban a poner en práctica en lo inmediato, se fue hablando de esto. De todas maneras, es verdad que quien tenía la voz cantante en lo que podrían llamar un programa alternativo no era ninguno de los protagonistas aparentes, sino Pedro Tinoco. Él era el principal asesor económico de Carlos Andrés.

–¿Tinoco era el principal asesor económico?

–Sí. Claro que era.

–Imagino que él tuvo mucho que ver en los nombramientos.

–En los nombramientos, nunca se sabe cómo es eso. La verdad es que yo creo que al final los nombramientos fueron una decisión directa de Carlos Andrés de involucrar a gente que no eran técnicos de los partidos sino que eran técnicos independientes. Esa fue una decisión más de él, pero ciertamente la influencia de Tinoco en el programa económico era importante. Sin lugar a dudas.

–Mucha gente dice que Miguel Rodríguez era quien llevaba la batuta del equipo económico; otra gente dice era Pedro Tinoco, sobre todo por su ascendencia en las líneas maestras del programa. Pero hay quien dice que si bien Tinoco «siempre estaba», en un gobierno las cosas son tan complejas que no se puede decir: Fulano es el mandamás.

–También es verdad. Sin duda, la opinión de Tinoco era una opinión importante para Carlos Andrés, pero también es verdad que entre Carlos Andrés y Miguel se originó una química extraordinaria, y para entender eso hay que regresar a los años anteriores a lo que fue el gobierno, cuando Miguel aparecía como un keynesiano discutiendo los temas económicos. Y justamente así conoció a Carlos Andrés, porque Miguel desarrolló una tesis en la que decía que, prácticamente, durante el primer gobierno de Pérez no había habido endeudamiento externo neto, porque la deuda externa que se contrajo en ese período se había utilizado para fortalecer la capacidad productiva del país. Claro, eso enamoró a Carlos Andrés, desde el primer momento, y Miguel, que es un tipo fogoso, aguerrido, apasionado, hizo química con él. Y en verdad, hoy en día no importa si fue o no fue Tino- co el poder detrás del trono en materia económica, porque como todas las cosas en política, lo que cuenta es la percepción de la realidad, no la realidad misma. La percepción de la realidad era que Miguel era el jefe del programa económico y era el líder del equipo económico, y así fue.

–Al iniciarse el gobierno usted fue designado comisionado de la Presi dencia para negociar el ingreso de Venezuela al GATT…

–Sí, yo pasé los dos primeros años negociando el ingreso, y se logró la inclusión de Venezuela. Una vez que se logró, era obligatorio que el Congreso la aprobara mediante una ley, y creo que esa fue la única ley que aprobaron sin controversia en todo el período de Carlos Andrés.

–Eso ocurrió a finales de 1990, y en mayo de 1991 usted fue designado como nuevo presidente del ICE. Cuando estuvo en el ICE, ¿hubo alguna intromisión de parte de Pérez, o de parte del partido? ¿Sintió presiones?

–No, nunca. Ni del Presidente ni del partido. Eso no se daba, o se daba en mucha menor medida de lo que se puede dar hoy en día. A nadie le pedían el carnet de ningún partido para trabajar. Está el caso mío: yo tenía relación con el partido sin ser militante de Acción Democrática, porque yo no era adeco. Nunca me inscribí.

–¿Y fue totalmente autónomo en su gestión?

–Yo trabajaba muy cerca de Carlos Andrés porque él tenía un interés especial en todo lo que era el manejo del Pacto Andino, en el manejo de la relación con Colombia.

–Él querría manejar eso directamente.

–Si me preguntas a mí cuál fue el principal logro del gobierno en mi área, pero que trasciende más allá de mi área, diría que fue la relación con Colombia. La apertura con Colombia, el dinamismo que se creó en la relación bilateral no tenía precedentes… Lo que se logró fue una cosa muy especial. Llegó un momento en que yo hablaba más con el ministro de Comercio de Colombia que con cualquier otro ministro en Venezuela. Hablábamos para resolver problemas comunes que se presentaban, y los resolvíamos. Realmente había un interés mutuo de avanzar en muchas cosas, y se hicieron muchísimas cosas. Es más, hoy en día, a pesar de las tensiones, no han podido acabar con eso que se hizo. Con todo lo que ha ocurrido, con todas las tensiones con Colombia, con las enemistades, las críticas y todo lo que ha habido, no han podido acabar con lo que se creó en aquel entonces. Eso sigue, y funciona. Lo que se acabó fue la amistad, pero la apertura económica sigue.

–¿Cómo era Pérez como gerente, como administrador público?

–Es un hombre con el que da gusto trabajar, que escucha, que sabe lo que quiere, respetuoso de las opiniones de los demás y que toma las decisiones que considera que objetivamente son las más adecuadas. Yo trabajé muy cerca de él porque como presidente del ICE era miembro del gabinete económico. Él tenía mucho interés en lo que yo manejaba, y eso me daba un espacio que tal vez otros ministros no tenían. Tenía un acceso muy directo. Yo le mandaba un memo y lo llamaba poco después, y ya lo había leído. Siempre estaba informado, siempre con cosas concretas que plantear. Muy formal. Y en el Consejo de Ministros, hablaba todo el mundo, y él oía, oía, oía y al final tomaba la decisión, pero nunca interrumpía.

–Fue uno de los pocos funcionarios que estuvo en el equipo de Pérez desde el principio hasta el final, lo vio sortear los dos golpes. ¿Cómo fueron los últimos días o cómo fue el gobierno…?

–Después del primer golpe, lo más importante que ocurrió fue que convencieron a Carlos Andrés de crear el Consejo Consultivo, y recuerdo que una crítica frecuente de ese consejo era que se había sido muy inepto a la hora de explicarle a la población lo que se estaba haciendo en materia económica. Criticaron que no se explicara con claridad lo que se estaba haciendo, y achacaban a eso el hecho de que no entendieran bien las políticas que estaban en marcha.

–Pero los del Consejo Consultivo también recomendaron unas políticas económicas que no eran las de Pérez.

–Sí, también recomendaron otras políticas. Pero es que ese era el espíritu de la época, porque en cierta forma ellos recogían estos planteamientos del grupo de Los Notables. Había una mezcla de rechazo a las políticas económicas, con actitudes personales frente a Carlos Andrés. Enemistades personales. Hubo gente como Arturo Uslar[29] y Ramón Escovar Salom[30] que nunca le perdonaron a Carlos Andrés cualquier cosa que él hubiese hecho en el pasado. Se dio esta situación peculiar en la que gente de derecha coincidió con gente de izquierda, que tampoco le perdonaron a Carlos Andrés otras cosas que él había hecho.

–¿Hubo entonces…?

–Una animadversión personal.

–¿Resentimiento?

–Yo creo que había muchísimo de eso. Un pase de factura personal. Por supuesto había los resentimientos de la gente de la izquierda, porque hay que recordar que Carlos Andrés fue el ministro del Interior de Rómulo Betancourt, y fue muy importante en la lucha antiguerrillera. Hubo mucho pase de factura en ese sentido, conjugado con el rechazo a las políticas económicas. Lo insólito es que a la luz de lo que ha pasado después, lo que vivimos ahora en la Venezuela del año 2009 es que toda esta gente que supuestamente quería una mejor democracia, lo que terminaron fue promoviendo la situación difícil que vive el país hoy en día.

–Volviendo al último año de gobierno de Pérez, ¿cuándo se dio cuenta de que el gobierno empieza a caer?

–La verdad es que entre los meses que van desde el primer golpe, en febrero, hasta el segundo, en noviembre, Carlos Andrés se veía como si no hubiera pasado nada. Él acepta el establecimiento de este Consejo Consultivo, acepta el ingreso de gente del partido Copei al gobierno, pero lo hace sin creer que eso fuese necesario. Era lo que parecía. Es decir, la actitud de Carlos Andrés tras el golpe de febrero de 1992 fue como que no le daba importancia. Siguió business as usual. Pero, claro, cuando vino el segundo golpe la situación ya era más difícil. Y se juntó con que, paralelo a la insurrección, empezaba lo del juicio promovido por Ramón Escovar Salom y por José Vicente Rangel con la prensa, El Nacional especialmente. Lo que sí es de destacar es que Carlos Andrés hasta el último minuto creyó que él iba a ganar la votación en la Corte Suprema de Justicia por el antejuicio de mérito. Nunca pensó que algo en contra podía ocurrirle a él, no creyó que él podía perder la votación. Pero otra cosa notable es que, pese a que nunca creyó que algo en su contra pudiera prosperar, una vez que se produce la decisión en la Corte, en ningún momento puso en tela de juicio que tenía que irse. No pensó en maniobrar o manipular buscando amigos. Jamás se planteó desobedecer una orden de la Corte Suprema.

–En síntesis, ¿por qué salió del poder Carlos Andrés Pérez?

–Salió porque, en un momento dado, tenía prácticamente a todo el país en contra. El problema en Venezuela es que el Estado de Derecho es un Estado frágil. Hoy más frágil que nunca, pero siempre ha sido frágil y en consecuencia las instituciones son susceptibles de ser manipuladas. En ese momento se dio una combinación de las opiniones de todos estos intelectuales de peso en el país, de todos estos Notables, con la opinión de los medios de comunicación, con El Nacional a la cabeza y teniendo a Alfredo Peña dirigiéndolo en su guerra a muerte contra el gobierno. A todo esto se suma la insurrección militar. Y esa combinación de factores con instituciones débiles no la aguanta nadie. Yo creo que la insurrección militar por sí sola no gana; por sí misma no iba a ninguna parte. Hubiera fracasado. Pero combinándola con la simpatía generada por los medios de comunicación, el rechazo a las políticas de apertura, la guerra de guerrillas que mantenía ese grupo de Notables… pues, ¡caramba! era un coctel molotov[31].

*

Notas

29 Arturo Uslar Pietri: destacado escritor venezolano. Durante CAP II encabezó el grupo de Los Notables.

30 Ramón Escovar Salom: en 1989, el Congreso lo designó fiscal general de la Nación.

31 Miguel Rodríguez Mendoza, 20 de enero de 2009. Internacionalista. Independiente allegado a Acción Democrática. Fue el coordinador del programa electoral de Carlos Andrés Pérez. En 1989 es nombrado Comisionado Especial de la Presidencia para negociar el ingreso de Venezuela al GATT. En mayo de 1991 lo designan presidente del Instituto de Comercio Exterior.


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