Fútbol

Fernando Batista se queda sin respuestas

Fotografía de LUIS GANDARILLAS | EFE

07/09/2024

Para la Vinotinto, casi todo lo que podía salir mal en un partido ocurrió en este. Mientras que, para Bolivia, quizá la victoria por 4 a 0 sea un espejismo: bajará de esos 4090 metros de altura sobre el nivel del mar de El Alto y sabrá su potencial real dentro de la Eliminatoria CONMEBOL. 

Durante la rueda de prensa de Fernando Batista previa al juego, el entrenador dijo: “Desde que nos juntamos, lo que menos hablamos es de la altura”. Batista justificó la decisión en que cada seleccionado tiene un método distinto al momento de encarar esos juegos allá arriba, más cerca de la atmósfera que de la playa. Sin embargo, puesto el resultado, quizá sí convenía referirse un poco más sobre la altura.

No solo por una goleada histórica de Bolivia, sino por la forma como se produjo: Venezuela no compitió en ningún momento, algo que sí venía ocurriendo de forma más o menos constante durante el ciclo de Batista. El rendimiento del equipo, con varios jugadores a los que se les veía afectados por la falta de oxígeno, habilita preguntas sobre la preparación: ¿tuvo sentido hacerla en Buenos Aires, una provincia ubicada a 25 metros de altura sobre el nivel del mar? ¿Se pudo hacer algo más en Argentina, para contrarrestar los efectos de la altura? Negarse a tratar el tema es habilitar cualquier tipo de hipótesis. 

Estas aumentan si se repara en el rendimiento deportivo del equipo, irregular y caótico. La novedad más llamativa fue la de Telasco Segovia, de buen partido contra Jamaica en la Copa América, uno de los jóvenes que tal vez lidere a la Vinotinto del futuro. Su nombre sugería al menos dos escenarios. Uno de repliegue bajo o medio para salir al contraataque, con él haciendo de lanzador de pelotas a Salomón Rondón, Jhonder Cádiz y Jhon Murillo. El otro contexto, lo tenía a él para asentar posesiones largas. No sucedió ni uno ni otro. Mientras tanto, Bolivia encontraba espacios a placer, como los dejados para el primer gol (Ramiro Vaca, 13’). Venezuela no sabía qué hacer al momento de atacar, con delanteros que quedaban aislados del resto del sistema, entregados a correr sin un sentido claro en un ambiente en el que sostener esfuerzos físicos exigentes no suele ser la principal recomendación debido a sus efectos. 

Batista intentó corregir el plan de juego en el segundo tiempo, dando cancha a Yeferson Soteldo y a Darwin Machís, con un perfil asociativo más próximo al de Segovia. El partido ya estaba dos a cero, luego de un penal al final del primer tiempo. Antes de que los tres futbolistas empezaran a dialogar, una buena jugada de Bolivia yendo del centro al costado para volver al centro, puso el partido 3 a 0 (Miguel Terceros, 46’). Aún faltaba todo un tiempo, pero puede que ni seleccionados, cuerpo técnico, afición y crítica se animaran a pensar que la situación podría cambiar o mejorarse.

Avanzó el tiempo y el equipo siguió sin asociarse con regularidad ni agruparse a defender de manera eficiente. Sin socios, no hay avance posible ni sacrificio defensivo que contengan a un rival superior. Cuando el partido estaba por terminar, el local sumó una anotación más, al minuto 89 (Enzo Monteiro). Aunque esta pudo llegar mucho antes, con la Vinotinto sin aire para defender ni para pensar cómo manejar la situación. 

Sumando los partidos de Copa América, son cinco los juegos en los que el primer tiempo de Venezuela no es satisfactorio y Batista tiene que hacer alguna corrección, más o menos invasiva. La tendencia permite que se planteen varias preguntas: ¿qué está fallando al momento de abordar los partidos? ¿Es un asunto de concentración e intensidad de los jugadores? ¿El entrenador imagina un plan de juego que luego colapsa a los pocos minutos? 

La falta de oxígeno afecta al pensamiento y sin ideas no se puede jugar al fútbol. Entonces, es lógico matizar el resultado por la altura en la que se estuvo, quizá el factor más condicionante dentro de los que se encuentran en la región. El detalle es que las goleadas de este estilo no pasan solo por ese aspecto. Restándole peso discursivo a los 4090 metros de altura sobre el nivel del mar, Batista quiso llevar la discusión al terreno deportivo, uno en el que tampoco ofreció respuestas a las preguntas que el rival y el rendimiento de sus propios futbolistas le plantearon. 

El resultado deja a Venezuela con la obligación de mostrar una mejor cara ante Uruguay. Lo hará el próximo martes, en un contexto en el que debe salir a competir y buscar un resultado positivo. Los antecedentes inmediatos en ese tipo de escenarios tampoco son favorables. Eso también supone una oportunidad para cambiar la historia. 


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