COVID-19

Es necesario aplaudir a los animales // Diario de la peste

Cindy Ord | Getty Images North America | Getty Images | AFP

29/04/2020

Es necesario aplaudir a los animales, el diario de ayer.

Un agradecimiento público y privado.

Han sido valientes.

Les aplaudo a mis animales y ellos me miran: ¿este tonto qué quiere?

Boris Johnson interrumpió una reunión con el ministro de Finanzas para hacer un minuto de silencio.

Interrumpir la economía con un minuto de silencio.

Un ritual que podría repetirse cada mediodía.

A la mitad de la economía: un minuto de silencio.

«Síndrome relacionado con coronavirus identificado en niños».

Y el número de médicos, enfermeros y auxiliares muertos.

El 10% de los que estaban tratando de salvarnos, kaput súbito: virus, síntoma, fiebre —a veces una posible rápida despedida— y muerte.

En México, a algunos médicos y enfermeros los insultan.

Les echan agua para limpiarlos.

El médico visto como enfermo.

La enfermedad se apodera del enfermo, del médico, de los instrumentos de medicina, del hospital, del barrio, de la ciudad y del país.

Y de tu cabeza.

La condición de observador desaparece.

Enfermo o posible enfermo. No hay tercero excluido.

Aplausos, silencio y baldes de agua.

No hay espacio ni para los vivos ni para los muertos, decía hace días la alcaldesa de la ciudad de Guayaquil, Cynthia Viteri.

Se refería a los hospitales y cementerios de la ciudad.

La ciudad está abriendo dos nuevos espacios para acoger a quienes ya no caminan ni respiran.

Cargo un balde de agua y el peso del agua me fascina.

No es plomo, ni piedra, ni arena.

Parece un peso benigno; un peso con buen corazón.

Pero la física no tiene torsiones éticas ni una compasión que ande de puntitas para no despertar el sueño de los justos.

El peso es peso, pero me gusta cuando el peso se columpia.

«Nuevo estudio en Wuhan admite el virus en partículas de aire».

Pero no concluye si el aire puede provocar infecciones.

En España, niños en la calle, autorizados por decreto a salir de casa.

Parecen estar viendo por primera vez el viento.

Ha dejado de ser una cosa aérea e invisible y ahora se le recibe con fiesta.

Número de muertos en África sube y baja y se habla de un posible «baby boom».

Se instala una vieja monarquía en tiempos de emergencia.

El primer ministro se vuelve rey temporal de ningún reino.

En España, los niños encuentran la patineta y sus pies, quietos hace demasiado tiempo, reciben toda la velocidad y el desequilibrio.

La policía avanza a caballo y con cubrebocas en algunas ciudades italianas.

Hay pueblos sin gente y sin nadie en la calle, pero ya desde antes de la peste no tenían gente ni nadie en la calle.

«Sin vacuna, ‘será difícil’ que se realicen los Juegos Olímpicos en 2021.»

British Airways prevé suprimir más de diez mil puestos de trabajo.

Las clases presenciales en España no iniciarán sino en septiembre.

Por el mundo, esto. Arriba y abajo.

Muchos se niegan a usar cubrebocas y los ven de reojo.

Muchos usan cubrebocas y los ven de reojo.

La mirada de reojo a otro ser humano ha llegado con fuerza al siglo y no se va ir tan pronto.

Una nueva especie humana que mira más de reojo que de frente.

«Reuniones de más de 10 personas prohibidas en Francia.»

Antes, cuando los autos se detenían en los semáforos, se vendían dulces y agua en las calles de América Latina.

Ahora se venden cubrebocas en los semáforos, pero en algunos sitios se enciende la luz verde y ningún auto avanza.

Y así no puede ir bien el negocio.

***

Este texto fue publicado originalmente en portugués en el diario Expresso de Portugal el 28 de abril de 2020. La traducción al español es de Paula Abramo.


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