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Coronavirus
A principios de este año, nadie en Estados Unidos había oído sobre el nuevo coronavirus. Pero, casi 11 meses más tarde, el tema domina el debate político en ese país.
«Probablemente ese sea el gran tema en las elecciones 2020”, dijo Laura Merrifield Wilson, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Indianapolis, en entrevista con DW.
En EE. UU., más de 220.000 personas han muerto debido al SARS-CoV-2. El 20 de octubre, el número de casos ascendía a más de 8,3 millones. La tasa de desempleo en EE. UU. es la más alta desde la Gran Depresión. El mismo presidente, Donald Trump, se enfermó de COVID-19, y eso lo alejó unos días de las giras de campaña. Usar una mascarilla, una simple medida que los expertos en salud recomiendan para frenar la propagación del virus, se ha convertido en un asunto político candente.
Las opiniones sobre el manejo de la pandemia por parte del gobierno de Trump difieren, dependiendo de a quién se le pregunte. «Estas elecciones se han transformado, en muchos aspectos, en un referéndum sobre ese tema en los últimos ocho o nueve meses”, dijo a DW el Dr. Ashwin Vasan, médico y profesor en el Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Nueva York. «Lo importante es si la administración actual ha preparado una respuesta, ha creado un plan contra el coronavirus, y lo ha llevado a cabo.”
Los conservadores dicen que, sin las medidas de Trump, la situación podría haber sido aún peor. Los liberales cuentan las miles de personas que no habrían muerto si el gobierno hubiera abogado por normas más estrictas en todos los estados, más temprano, y si hubiera escuchado a expertos en salud pública.
Atención médica
Otro de los temas claves es la asistencia médica, lo cual se hizo evidente durante la confirmación de la jueza Amy Coney Barret, designada por Trump a la Corte Suprema al fallecer Ruth Bader Ginsburg. El alto tribunal deberá fallar, poco después de los comicios, en un caso sobre si la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por siglas en inglés, también llamada «Obamacare»), seguirá o no vigente. Trump trató de que no se mantuviera esa ley durante su gobierno. Coney Barret, quien había criticado la ACA en el pasado, no ha dicho aún si está a favor de derogarla. «Obamacare” tendrá un papel decisivo en estas elecciones, más aún debido a la pandemia de coronavirus, que hace que muchas personas necesiten cuidados médicos intensivos, y deben pagar caros tratamientos luego de haberse recuperado, si se recuperan.
Economía
«La economía es primordial para los votantes estadounidenses, particularmente si no está funcionando bien”, dijo Wilson. Y no lo está haciendo. Antes del brote de la pandemia, en el gobierno de Trump, la economía sumaba un récord de tres años de solidez. Pero cuando empezaron los cierres debido al COVID-19, en marzo, las pequeñas empresas cerraron en todo el país, y a mitades de abril de 2020, más de 23 millones de estadounidenses habían perdido su empleo. Eso representa un aumento de la tasa de desempleo del 3,5% al 14,7%, dos meses después, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU. Trump trata de convencer a los electores de que él es el hombre indicado para lograr que la economía se recupere de una crisis inesperada que hubiera afectado la economía de cualquier otra administración. Para Joe Biden, es más fácil culpar a Trump de una mala gestión de la economía en la pandemia, y promete que con su plan «Build Back Better” (Reconstruir mejor), la clase media estadounidense estará mucho mejor que con otros cuatro años de Donald Trump.
Tensiones raciales
La muerte de George Floyd a manos de la Policía de Minneapolis, en mayo, produjo un auge del movimiento Black Lives Matter (BLM) en todo el país. Las tensiones raciales han sido parte de la historia de EE. UU. desde que llegaron los primeros esclavos a las costas de Nueva Inglaterra, pero «este verano”, señala Wilson,«fue ciertamente un momento histórico”. Los afroestadounidenses y los estadounidenses blancos están protestando no solo contra la violencia policial, sino contra lo que perciben como un sistema racista en EE. UU., y están exigiendo una reforma policial de gran escala.
Algunos, incluso, están pidiendo que se deje de financiar a la Policía. Críticos del movimiento, la mayoría de ellos conservadores, se enfocan en la violencia que surgió en algunas ciudades durante las protestas. El presidente Trump dijo que las palabras «Black Lives Matter” son un «símbolo del odio”, y prometió que restauraría la ley y el orden en las calles. Eso enfurece a los que apoyan el BLM, pero funciona para las bases de Trump, explica Wilson: «Trump está tratando de movilizar a sus propios votantes, a votantes dentro del Partido Republicano, y también a los independientes que tienden a la derecha”. Los liberales critican que la actitud de Trump está atizando el conflicto, en lugar de unir al país, que es lo que ellos piensan que Trump debería hacer.
Aborto
«El aborto es un tema crucial en la carrera presidencial de 2020”, indica Wilson. Es el tópico más importante para una gran parte de las bases de Trump: los protestantes blancos. Mientras ese grupo solo representa cerca de un 15% de la población de EE. UU., van masivamente a las urnas, y fueron más del 25% de todos los votantes en 2016, de acuerdo con las encuestas del National Election Pool. Muchos de esos conservadores evangélicos tienen valores diametralmente opuestos a los múltiples casamientos y divorcios de Trump, por ejemplo. Sin embargo, para muchos antiabortistas, Trump es la alternativa.
Un grupo antiaborto, Students for Life, publicó en Instagram recientemente: «¿Odia a Trump? Nosotros odiamos más el aborto”. Donald Trump fue el primer presidente en asistir a la marcha antiabortista «March for Life”. Para los estadounidenses del otro lado del espectro, esa es otra de las razones por las cuales no hay que votarlo, ya que ven en su elección de Coney Barret para la Corte Suprema el peligro de que se de marcha atrás al aborto legal y seguro, garantizado luego del famoso caso judicial Roe contra Wade (Roe vs. Wade). Para los demócratas, votar por Biden es también votar por una Corte Suprema de Justicia liberal y, probablemente, progresista, con las figuras que él nominaría durante su período en el gobierno.
(cp/ers)
Carla Bleiker
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