COVID-19

El Estado delimita con tiza lo que es obsceno y lo que se permite // Diario de la peste

Un joven habla con su abuela a través de una ventana en São Paulo. Fotografía de Nelson Almeida | AFP

12/06/2020

Tesla estudiaba las vibraciones de la tierra y de las máquinas.

Fascinación por la energía que no se ve.

Fascinación recuperada cien años después con la pandemia.

Nunca había habido tantos mirando tanto la nada.

Los más viejos deben apoyar los tobillos y la espalda en la pared 5 minutos por la mañana.

Dicen en los periódicos que es bueno para el equilibrio.

Tesla inventó un oscilador que generaba vibraciones.

Se necesitan muchas vibraciones para aparezca algún equilibrio. Provenientes del Norte y del Sur.

Tesla hizo un experimento para sacudir los objetos de su sala sin tocarlos y generó una sensación de terremoto en Manhattan.

La onda que creó en su laboratorio empezó por los barrios alejados y acabó en sus objetos.

Hay testigos que hablan de su semejanza con un desastre natural.

La sala empezó a temblar y Tesla se asustó.

Hago una pausa para analizar de cerca una pata.

La segunda herida de la intempestiva Roma no sana.

Viernes, veterinario. Melancólica Jeri, ok.

Destruyó la máquina con un martillo.

Se necesitan doscientos golpes para detener una máquina peligrosa.

Veinte bastan para noquear una máquina básica.

Tesla estaba fascinado con la potente vibración de la tierra.

Una vibración callada y no visible, más fuerte que el invento más fuerte.

La estatua de Colón en Boston fue guillotinada, leo.

Un cuerpo sin cabeza siempre hace temblar a los cuerpos con cabeza.

Falta la parte humana del ser humano, aunque ese ser humano sea una figura de piedra.

En Italia y Francia, «familiares de víctimas de covid-19 presentan quejas contra el Estado».

Falta de información, falta de recursos, falta de asistencia y abandono, reclaman.

Otras estatuas de Colón quemadas.

Tesla dice que si le dieran suficiente tiempo y mucha dinamita, podría partir el planeta en dos.

Una esfera partida en dos con dinamita, y no con líneas simbólicas como en la Guerra Fría.

Una mitad para cada uno, pero en serio.

El hermano de George Floyd dice que no puede olvidar el video.

Un acontecimiento puede partir el tiempo en dos como dinamita.

Poder partir el tiempo con una explosión, ley o navaja.

Actividad propia de políticos o de peritos en explosivos.

Carl Schmitt decía que, en las leyes, el estado de excepción es el equivalente de un milagro.

En Inglaterra, los solteros «tienen autorización para quedarse con otra familia».

El Estado delimita con tiza lo que es obsceno y lo que se permite en casa del señor ciudadano suspendido.

Me recuerda la escena sobre Vertigo, de Hitchcock en la película de Chris Marker. El vértigo en las imágenes da poco vértigo.

La cabeza de Colón tapaba el horizonte. Eso podría decir algún fanático de las nubes.

Sólo siete países tienen más muertos que el estado de São Paulo.

El gobierno de Bolsonaro aprueba una ley que apela al estado de excepción.

Durante la pandemia, el gobierno puede elegir nuevos rectores para las universidades.

Una semejanza desenfocada con el inicio del proceso fascista en las universidades.

Ver documentación anexa en la Historia.

Pensamos que el tiempo se parte en dos, pero siempre se regenera.

El tiempo es más resistente que una lagartija cortada a la mitad.

Va a recoger la cola que le cortaron y sigue adelante.

El mismo sol, pero otras bestias.

***

Este texto fue publicado originalmente en portugués en el diario Expresso de Portugal, el 10 de junio de 2020. La traducción al español es de Paula Abramo.


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