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Fundación La Poeteca ha publicado Rotos todos los cielos, primer libro del poeta y artista plástico Euro Montero (Maracaibo, 1995), con el que ganó el tercer lugar del Concurso Nacional de Poesía Joven Lydda Franco Farías en 2016. Aquí el epílogo del poemario, escrito por María Antonieta Flores y tres textos y collages del autor.
El dolor es un presentimiento, una certeza que precede a la vida tanto como el sentimiento de pérdida. Su vivencia es inevitable. Nacer implica rasgar, romper, desgarrar. La palabra y el poema deben romper el silencio, convertirse en luz. Y deben romper el mundo interior de quien la profiere o escribe para poder brotar y hacerse de un cuerpo.
Rotos todos los cielos, de Euro Montero, emerge del dolor, de la pérdida, del desengaño o del despecho, esa palabra que se deriva de latín despectus, el menosprecio. Allí empiezan a construirse la mirada y la voz del poema. El sentimiento del despecho precede al nacer. Algo se nos ha arrebatado, algo nos ha menospreciado arrojándonos fuera de un cálido refugio que se ha percibido amoroso. Luego toca repetir la vivencia en el terreno del amor erótico. Y así, dolor a dolor se talla el paisaje interior.
La voz que habla en este libro sólo encuentra su propia pertenencia en el terreno del desamor, lugar donde el sujeto, íngrimo, se puede recuperar, de nuevo, en su individualidad luego de la vivencia amorosa. Este libro nace en ese punto cuando la ilusión de la fusión erótica con el otro se ha perdido ya de manera definitiva, tal como lo reelabora en el poema «llevo un pecho lleno de dolores».
Cuatro aspectos quiero destacar de este primer libro de Euro Montero:
1. El poemario mantiene su tono y tensión de principio a fin. Euro supo detener la emoción, no dejó que se diluyera; así nos entrega un texto breve conformado por veinticinco poemas, intenso, esencial en su decir.
2. Ha concebido un libro con unidad de sentido. No es un conjunto de poemas reunidos, sino un libro con unidad semántica y formal en torno a un asunto específico, lo que revela la búsqueda de la escritura como oficio y demuestra conciencia escritural.
3. La voz ya está perfilada, seca y contenida, demuestra solidez y un rumbo estético a seguir.
4. Las influencias poéticas, entre las que me pude descubrir, están integradas y reelaboradas en su discurso, revitalizándolas desde su visión lírica.
Ahora, ¿qué distingue este libro de otros que están atravesados por la misma emoción? La sensación absoluta de que todo está roto: una vivencia límite. El cielo, esa bóveda imaginaria, gaseosa, inasible, símbolo de lo sagrado que según las tradiciones pueden ser siete, nueve o trece cielos, rotos todos revelan la pérdida vivida como un absoluto: «sin cielo que acompañe / los días», «donde ya habrías perdido todo / antes de nacer». Y emergen el vacío, el abandono: «donde ahora solo ahíta el viejo alpiste de los pájaros que ya no tenemos / que se fueron».
Finalmente, cuando Euro Montero escribe: «me sostengo en lo perdido», puedo concebir a este libro inicial como las bases de una casa que él ha empezado a construir en el terreno de la poesía, lugar donde todo se recupera, y no dudo de que seguirá adelante ya libre de influencias y de otras voces, para mostrar que en la pérdida ha encontrado la raíz que sostendrá su palabra.
Rotos todos los cielos
Poemas de Euro Montero
me sostengo en lo perdido
tiempo que quiebra los huesos
por quien no viene
ni señala adónde debe ir este dolor
es aquí que se asoma el cielo roto
saben las calles del temor
lugares que desde muy lejos
madres veo sostenerse en sus lágrimas
un llanto lleno de hambre me recoge
son ráfagas de niños que emprenden su vuelo al viento
mi poquita fe destilándose en lo que nunca existió
y ahora duele
vuelvo donde ya fui abandonado
entre largos
oscuros pasillos
corren las canciones de taberna
pierdo el equilibro
mientras una luz tenue
se derrama por encima de mis sueños
aprendo edades feroces
maldad que ha dado pie a ciertos hombres
ciertas amarguras
un girasol cae de mi boca
mientras me contradigo de regreso
llevo la sangre de un caballo que corre
sin ver
que corre postergado en el deseo infinito
de su sombra
de pronto
llego a un lado de las cosas que me
envejecen
las calles se quedan repitiendo mi nombre
no me detengo
ya me han devuelto en finales
que a nadie pude dar
roto de cielo
miro hacia atrás
no puedo encontrar el miedo
sólo la herrumbre de mis noches
reposas
torpes e inútiles fueron las victorias
de este cuerpo que empieza a borrarse
te vigila el cansancio
un camino sin fondo
sin paisaje
***
Este y todos los libros de Fundación La Poeteca puede leerse y descargarse de manera libre en: https://lapoeteca.com/nuestros-libros/
María Antonieta Flores
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