Perspectivas

Dudas y certezas sobre La Vinotinto de José Pékerman

Fotografía de Yuri CORTEZ | AFP

09/05/2022

Luego de cuatro partidos, el balance numérico de La Vinotinto dirigida por José Pékerman no es positivo. Una victoria y tres derrotas. Nueve goles recibidos y cinco anotados. El funcionamiento tampoco dejó muchos argumentos para celebrar, aunque hay indicios interesantes en relación con lo que aspira el entrenador y el potencial del equipo. Con la Eliminatoria Sudamericana cerrada y Venezuela en el último lugar de la tabla, conviene hacer dimensionar el estado en el que se encuentra la selección nacional.

Durante años, mientras los procesos de Richard Páez y César Farías se desarrollaban, el deseo en relación con un seleccionador extranjero estuvo latente. La aspiración ponía en duda la capacidad del entrenador venezolano, no sin falta de razón. El rodaje de los preparadores nacionales en el extranjero era limitado, por no decir nulo; fue ese tipo de procesos, su trabajo con La Vinotinto, y algunos logros en el fútbol profesional venezolano los que abrieron otras puertas a Páez, Farías, Rafael Dudamel y a Giovanni Savarese, quien escapa al perfil de los anteriores porque desde hace años hace carrera en Estados Unidos. La llegada de José Pékerman supone el cumplimiento de aquel anhelo, algo clave para entender varias cosas.

El entrenador argentino, reconocido en su país y en Colombia, representa un salto de calidad notable en relación con los nombres mencionados. No solo por los logros evidentes, las clasificaciones de sus equipos a los Mundiales o el trabajo en las categorías inferiores de Argentina; también lo es porque representa una cultura futbolística distinta a las anteriores, formada en una de las naciones futboleras más importantes del mundo. Puede que por eso, desde un principio, antes que prometer llegar a un Mundial insistió tanto en la palabra proceso; que es como decir, tiempo y perspectiva.

José Pékerman y el contexto

Cuando se trata de imaginar un cambio cultural, es necesario tener en cuenta el momento y las circunstancias que lo rodean. José Pékerman llegó a la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) luego de que el ente atravesara distintos escándalos, tanto deportivos como institucionales.

El periodista Pablo García Escorihuela repasó los conflictos para Idioma Futbol, precisando lo siguiente: “Venezuela tuvo, entre 2015 y 2021, cuatro presidentes de federación en cinco períodos distintos; y cuatro entrenadores en ese lapso”. Cualquier club o selección del mundo no puede crecer dentro de ese contexto. Por el contrario, como ha pasado con La Vinotinto, los rendimientos deportivos, la gestión institucional y los resultados han hecho recordar a la época en la que la selección era definida como “La cenicienta” del continente.

Aunque ese ejercicio de memoria es válido y funciona como alarma, es necesario hacer algunas precisiones relacionadas con él. Antes de que José Omar Pastoriza y Richard Páez dieran vuelo a La Vinotinto, la imagen del futbolista venezolano era distinta a la que gozan los jugadores en la actualidad. Tampoco había tantos patrocinantes ni campañas enfocadas en ellos. Por tanto, tampoco había demasiados fondos e interés para invertir en su preparación.

Aquello fue quedando atrás. Sin embargo, los vaivenes de la FVF en cuanto a su gestión administrativa han condicionado el actual techo del equipo y del fútbol profesional venezolano. Sin un proyecto claro, tanto la imagen de La Vinotinto como la de varios futbolistas sufrió daños y se perdió un tiempo que los rivales aprovecharon. Mientras otras selecciones preparaban generaciones de relevo o exprimían los últimos juegos de la vieja guardia, en Venezuela no hubo un plan para hacer ni lo uno ni lo otro.

José Pékerman, tras estos cuatro partidos, también sufre las consecuencias del sinsentido de la FVF. El detalle es que, con el paso del tiempo, su trabajo comenzará a ser separado de esa estela porque se aspira a que él aporte lo necesario para cambiar parte de ese entorno. Un trabajo que, si se piensa a largo plazo y en todos los niveles, necesitará más que cuatro años de gestión.

El aficionado

Lo anterior supone un reto para el aficionado y una parte del periodismo venezolano, acostumbrado en no pocos casos a evaluar los procesos por los resultados y a reclamar la clasificación al Mundial como el fin mayor.

La meta debería ser, más que una clasificación aislada, sujeta a un momento y grupo específico, tener la posibilidad de competir de forma constante por ese cupo; aportar herramientas a los entrenadores venezolanos para que crezcan; incentivar la competitividad internacional de los equipos locales; construir un torneo que funcione, que crezca como espectáculo y, a su vez, permita que los futbolistas progresen dentro de él.

Pedir tiempo en relación con José Pékerman a ratos se parece a estar ante una encrucijada: ¿cuánto tiempo es suficiente, para un contexto como el descrito? ¿Cómo se evalúa el rendimiento del entrenador? ¿Cuál es el potencial real de varios de los futbolistas venezolanos? Quizá, para responder a esas preguntas, lo primero que hay que hacer es desidealizar a esas figuras y seguir el proceso a detalle para percibir mejoras, de haberlas, o advertir sobre posibles inconvenientes sin que eso se entienda como que los medios de comunicación “no están ayudando”. Detrás de ese mismo pensamiento late el que, en otras capas de la sociedad, justifica frases como “antes robaban pero hacían” o el que aporta cualidades mesiánicas.

La gestión de la vieja guardia

Salomón Rondón y Tomás Rincón anunciaron su propio The Last Dance por redes sociales, invitándose a ser parte del próximo ciclo mundialista. Más allá de que pueda quedar en una arenga propia del momento, marcado por la presencia de un entrenador de renombre, ese deseo puede ser capital para La Vinotinto.

Ninguno de los dos jugadores tiene un relevo consolidado. En el caso de Rincón, se pensó en Yangel Herrera como alguien que pudiera cubrir su espacio, aportando otras características a la selección. Sin embargo, Herrera, marcado por lesiones, no ha vuelto al nivel que alcanzó en Granada. Mientras tanto, José Pékerman ha probado varios esquemas en los que Rincón está un poco más adelante que en otros momentos. Esto, junto con la aparición de José Martínez, propicia que Rincón deba recorrer menos metros, le libera de tanta carga en cuanto a recuperación, y le permite aportar en fases del juego en las que es diferencial dentro del equipo.

El debate en relación con Salomón Rondón permite menos lecturas: ningún delantero venezolano ofrece un rendimiento similar al suyo. Contar con la experiencia de Rondón y Rincón parece clave dentro de un conjunto que verá ir y venir a muchas caras jóvenes.

José Pékerman y el talento

Luego de cuatro partidos, se intuye que José Pékerman quiere que Yeferson Soteldo, Jefferson Savarino, Yangel Herrera, Wuilker Fariñez, Oscar González y Ronald Hernández sean piezas clave. Ellos representan a la mayor parte del núcleo de jóvenes, a quienes es probable se vayan sumando otros en los próximos años. A excepción de Ronald Hernández, todos se encuentran jugando en el extranjero. Cada uno aporta desde lugares que José Pékerman intentó activar durante los cuatro partidos.

Ninguno de sus rendimientos puede verse como un factor aislado al resto. El funcionamiento colectivo depende de la suma de todos los factores, más allá de que alguno destaque de forma particular. Para que el potencial del grupo pueda crecer, es necesario que esos futbolistas evolucionen en sus clubes. Cuando José Pékerman apunta esto en una rueda de prensa no es una excusa sino un argumento lógico: los equipos son los espacios donde más posibilidades tienen de jugar y ganar competitividad.

La otra parte del reto consiste en intentar que esos rendimientos puedan replicarse dentro de La Vinotinto. Los futbolistas no pueden trasladar momentos de uno a otro conjunto como si se tratara de jugar al FIFA. Es necesario que cuenten con un contexto deportivo, organizativo e institucional que facilite eso; con el agravante de que los lapsos de preparación para las selecciones nacionales son cortos. Tanto José Pékerman como los futbolistas, de forma individual, tienen mucho por hacer.

La capacidad organizativa de la FVF

Algo que contribuye a lo anterior es la posibilidad de tener partidos amistosos, organizar módulos con los futbolistas locales y el trabajo en relación con los entrenadores locales y las distintas capas del fútbol venezolano. En ese sentido, la FVF también tiene trabajo por hacer. De la institución depende que las próximas fechas FIFA puedan ser aprovechadas con rivales que le permitan a José Pékerman y su equipo de trabajo seguir sacando conclusiones, mientras los futbolistas menos experimentados tienen la posibilidad de foguearse; también que los profesionales relacionados con la selección y otras áreas del fútbol venezolano puedan tener acceso a programas de capacitación, por ejemplo.

No basta con traer a un puñado de gente para que trabaje. Es necesario abrir los canales para que su conocimiento pueda llegar a los distintos lugares. Si no, incluso la meta de clasificar a un Mundial, ignorando las otras posibilidades de éxito, seguirá siendo eso: un anhelo, mientras el entorno sigue siendo con aspectos a mejorar.

El proyecto anunciado

Dentro de los pendientes inmediatos de la FVF y José Pékerman está la explicación del proyecto anunciado durante la primera rueda de prensa. El entrenador volvió a referirse a eso en el contexto del partido contra Colombia. Pero, hasta el momento, no ha sido explicado de manera formal en qué consiste, cuáles son los objetivos a corto, mediano y largo plazo, cómo se trabajará para alcanzarlo, cuál es el alcance de ese proyecto, entre otras dudas que se tienen.

El nombramiento de Fabricio Coloccini como entrenador de la selección Sub 20 se interpreta como un punto alineado con ese plan. Pero, sin una versión oficial expuesta, aspectos como quiénes conformarán el grupo de trabajo del entrenador o cuál es su aspiración en relación con los jóvenes seguirán en el aire. Mientras tanto, y teniendo en cuenta que en las primeras imágenes de trabajo se le ve acompañado de José Pékerman, se intuye que será una figura alineada con la mentalidad del entrenador. Tener esa confianza, contar con una posible mentoría junto con su experiencia como futbolista y su bagaje cultural no debería despreciarse; todo lo contrario.

La comunicación de la FVF

Desde hace años hasta la actualidad, la relación de José Pékerman con los medios de comunicación es distante. Da pocas ruedas de prensa y encuentros particulares con los medios. Buscar la más reciente es sumergirse en internet intentando encontrarla. ¿Es esto un problema? Sí y no. Al ser parte de su filosofía de trabajo, se entiende; pero cuando a través de otros canales tampoco se informa en relación con La Vinotinto y sus distintas escalas, sí hay un inconveniente.

Desde la entrega de las listas de convocados en horas de la noche, algo que afecta su difusión en medios impresos, por ejemplo, o la producción de contenido para aquellos periodistas y medios que habitan en la digitalidad, hasta la gestión de las ruedas de prensa y las credenciales, como lo ocurrido con el reconocido periodista Edgardo Bróner. El pasado 28 de marzo, el periodista Juan Carlos Rutilo lo resumió en un tuit: “Mínima información, ruedas de prensa grabadas, cortas, filtran preguntas a conveniencia, ya ni respetan a los periodistas vzlns (sic), dan prioridad a la prensa extranjera”.

Antes que un capricho relacionado con saber las alineaciones, se trata de poder tener acceso a voces especializadas en el tema para conocer sobre su trabajo y poder comunicarlo. De esa manera no solo se incentivan aspectos como la comprensión del juego, el imaginario del entrenador o el sentido de las políticas aplicadas a las selecciones; también se propicia, en esencia, ese cambio cultural al que José Pékerman y la FVF desean llegar.


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